Los adoquines dañados se encentran en los números 1 y 18 de la calle Capua y pertenecen a dos vecinos de la ciudad que fueron prisioneros en el campo de concentración de Mauthaussen
Es difícil saber cuántos días llevan así porque para notificar sus daños hay que pararse a observar con minuciosidad la acera, quizá uno de los elementos que pasa más desapercibido cuando vamos andando por la calle. Pero la cuestión es que dos de los llamados «adoquines de la memoria» o ‘Stolpersteine’ con los que cuenta la ciudad, ambos ubicados en la calle Capua, han sido vandalizados recientemente. Las dos placas rinden homenaje a Alfonso Llovio Bonera y Benigno Fernández Alonso, dos vecinos de Gijón de los 34 que fueron capturados por los nazis en Francia o la Unión Soviética durante la Segunda Guerra Mundial y enviados a campos de concentración como Mauthaussen, como es el caso en ambos.
Ambos pertenecen al proyecto que comenzó a escala global el artista alemán Günter Demnig y se fabrican siempre en su país. Se trata en concreto de cubos de cemento de 10 centímetros de lado con una placa de latón en la parte superior y en la que se graba el nombre y los datos esenciales de las víctimas, por ello responden al nombre de ‘Stolpersteine’, una palabra alemana que significa «piedra en el camino que te puede hacer tropezar». Gijón ya cuenta con casi una treintena de adoquines ubicados en distintos puntos de la ciudad, tomando como referencia el lugar de origen o al que se vincula a cada fallecido, además de un mapa habilitado por el Ayuntamiento que permite hacer un recorrido por cada uno.
Las placas ubicadas en dicha calle del centro lucen ahora con muescas hechas con algún objeto que haya conseguido perforar el material y estropear las inscripciones con el nombre, datos de nacimiento y defunción de las víctimas, además del lugar al que ambos fueron trasladados en Alemania. Resulta lógico pensar que se trata de una actuación intencionada, ya que el resto de baldosas y elementos cercanos en el resto de la acera se encuentran intactos y en ningún caso presentan daños de aspecto similar al de los dos elementos.
El Ayuntamiento ya tiene conocimiento de lo sucedido y enfatiza su «condena absoluta» a este tipo de actos o cualquier otro gesto vandálico que tenga lugar en la ciudad. También aseguran que han iniciado los trámites necesarios para reparar o sustituir ambos adoquines y que de esa forma recuperen su aspecto y sentido originarios. Paralelamente se han comprometido a revisar los otros ‘Stolpersteine‘ repartidos por el callejero de Gijón y comprobar si existe algún otro que haya sido objeto de vandalismo.
Benigno Fernández Alonso era vecino de la calle Cura Sama, metalúrgico de profesión y marido de Encarnación Suárez, con quien tuvo una hija. Formó parte del ‘Convoy de los 927’ que partió de la ciudad francesa de Angulema en 1940 con destino a Mauthausen. Allí fue asesinado el 20 de septiembre de 1941. Alfonso Llovio Bonera, por su parte, trabajaba como marmolista y estaba afiliado a la CNT antes de que empezara la guerra. Fue capturado en junio de 1940 también en Francia y desde allí ingresaría en Mauthausen, donde murió en noviembre de 1941. La causa de la muerte, según el informe oficial, fue una colitis ulcerosa.