Los afectados piden cerrar su acceso para que deje de ser una zona conflictiva: «Es una inversión muy pequeña para el Ayuntamiento»
Drogas, peleas, suciedad, redadas… Esa es la «penitencia» a la que se enfrentan cada día los vecinos que viven en torno al callejón del número 20 de la calle Eleuterio Quintanilla. «Llegas al límite. Es algo que sufrimos desde antes de la pandemia y que ahora se ha acentuado», confiesan a este diario varios de los residentes. Los afectados por este punto del Llano hacen todo un ejercicio de resiliencia: «Es una intranquilidad constante. Hay críos que se asoman a los balcones y ven todo eso. Se lía siempre. Hay quedadas hasta para peleas a puñetazo limpio al salir del instituto. Y a la noche beben, fuman… El olor a porro llega hasta las casas».
Denuncian que algunos bajos se están alquilando a grupos de jóvenes conflictivos. «Nunca antes habíamos visto nada parecido. Se esconden entre los coches porque es un callejón sin salida. Es gente extraña. Orinan, cagan, se drogan…». El suelo queda hecho un auténtico desastre. Desde jeringuillas a excrementos. Alguna vecina trata cada día de adecentarlo y los servicios de limpieza pasan habitualmente. «Pero es inútil«, sentencias los que cada día ven su degradado estado. La insalubridad hace que los olores sean insoportables, a la vez una invitación para que animales como las ratas campen a sus anchas. Un problema especialmente grave que se acentúa para la familia que vive en una lonja adaptada a vivienda alrededor de algunas de las naves abandonadas.
Redada
¿Y la Policía? Suele patrullar tanto la Local como la Nacional. El mayor susto se produjo hace apenas unos días. Una redada. Uno de los ocupantes del bajo fue detenido y salió esposado del mismo callejón. «Entendemos que es por algo relacionado con las drogas. El bajo siempre tenía un perro que ladraba continuamente. Creemos que para vigilar. Los agentes iban con guantes para registrar«, detallan algunos de los testigos. Este problema ya llegó al Consistorio a través de Podemos-Equo Xixón. Su concejal Juan Chaves exigió que se diera una solución. «Nadie que no vaya a aparcar a ese callejón va a nada bueno. Es estrecho, oscuro y sin salida», esgrimía el edil. Para este tramo de la vía pública considera que «las constantes llamadas a la Policía no son la solución» y recuerda que hace siete mese este conflicto ya fue expuesto en una comisión.
Precisamente, el vecindario tiene clara cuál es la solución: sellar el callejón y hacer que cada bajo se haga responsable de la limpieza de su parcela. «El Ayuntamiento no hace nada. Mandamos correos electrónicos, llamamos… Lo único que nos dicen es que esas vías no son para estas cuestiones». Simplemente exigen que sea cerrado de tal forma que «no se pueda saltar«. «Solo es instalar una valla lo suficientemente buena como para que no se pueda esquivar. Es una inversión muy pequeña para el Ayunamiento», zanjan.