La compañía, que mantiene sus proyectos en curso y lucha por su reestructuración, permanece suspendida de cotización desde el pasado 25 de noviembre, una medida cautelar tomada por la CNMV mientras se resuelve el litigio con la energética argelina Sonelgaz
¿Está el Grupo Duro Felguera viviendo los últimos compases de esa larga historia, la suya propia, que comenzó en 1858? Bien, nada es seguro y todo es posible en este momento, aunque las noticias que llegan desde su seno mantienen en vilo tanto a sus accionistas, como al conjunto de la sociedad asturiana. A última hora de la tarde de este miércoles los representantes jurídicos de la compañía acudían a los Juzgados de los Mercantil de Gijón para solicitar su entrada en preconcurso de acreedores, un mecanismo legal previo al concurso de acreedores en como tal, y que permite o bien abrir un proceso de negociaciones con estos últimos para intentar llegar a un acuerdo, o bien reclamar la homologación directa de un plan de reestructuración integral. Es esta última opción la que se pretende lograr, y la única que, opinan en Duro Felguera, permitirá su «viabilidad futura», así como la preservación de la mayor cantidad posible de puestos de trabajo en una plantilla que, en la actualidad, se halla algo por debajo de los 1.500 profesionales.
La maniobra hecha ahora añade un eslabón más a la cadena de problemas que la asturiana arrastra desde hace tiempo, y que en 2023 se tradujo en unas pérdidas globales de 48,8 millones de euros, una cifra aplastante si se compara con los escuetos 1,6 millones de ganancia. Uno de los momentos más críticos de entre los recientes de vivió este 25 de noviembre; ese día Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) notificó la suspensión cautelar de la cotización del grupo después de que la compañía energética argelina Sonelgaz Engineering presentase ante la Cámara de Comercio e Industria del país norteafricano una solicitud de arbitraje contra Duro Felguera. ¿La razón? La decisión, tomada por la compañía asturiana el pasado 18 de junio, de suspender contrato para la construcción de una central eléctrica de ciclo combinado en la provincia argelina de Djelfa, suscrito en 2014, pero «sometido a continuos retrasos vinculados a distintas cuestiones», incluyendo demoras en el pago del anticipo y en la ejecución de los trabajos de obra civil.
Tales argumentos no satisficieron a Sonelgaz, que desde entonces reclama el levantamiento de la suspensión, la reanudación de los trabajos en Djelfa y el pago de una indemnización de alrededor de 413 millones de euros. Y fue precisamente para ello que la compañía argelina solicitó el arbitraje de la CNMV. Aquella noticia fue un auténtico mazazo en Asturias, si bien entonces los directivos de Duro Felguera aseguraron a sus empleados que no se planteaban llegar al extremo de solicitar un preconcurso de acreedores. Un vaticinio que ahora se ha revelado desacertado, o excesivamente optimista, toda vez que la reexpresión de las cifras comparativas del ejercicio de 2023, necesitadas de reajuste para adaptarlas al escenario dibujado por esa crisis, ha confirmado que el proyecto argelino tuvo durante el año pasado un impacto negativo en la asturiana cuantificado en 50,4 millones de euros. Y, por si no fuese suficiente, ese frente todavía no se ha cerrado… Sólo en el primer semestre de este año las pérdidas ya ascendían a 26,3 millones.
En todo caso, en el grupo tratar de quitar leña el fuego, y de transmitir un mensaje de calma. A través de un comunicado interno que ha trascendido a los medios de comunicación, su presidente ejecutivo, Eduardo Espinosa Bustamante, no niega que «algunos proyectos deficitarios, como el de Argelia, han arrastrado a la compañía a una situación difícil«, aunque insiste en que el objetivo ahora es «reestructurar nuestras obligaciones y garantizar la viabilidad futura de la compañía». Durante esta fase de negociaciones, Duro Felguera se focalizará en elaborar el ya mencionado plan de reestructuración, así como en conseguir los apoyos necesarios para que salga aprobado, buscando el beneplácito de sus acreedores. «Contamos con el talento necesario, sólidos proyectos y una base de clientes que confía en nosotros«, señalan, partidarios de «seguir trabajando con profesionalidad en los proyectos actuales», lo que, confían, permitirá al grupo mantener la satisfacción de sus clientes.
Eso sí, si hay algo de lo que no se habla en los despachos de Duro Felguera es de llegar al extremo del concurso de acreedores, y mucho menos de un posible cierre de la empresa. «Somos plenamente conscientes de que este proceso genera incertidumbre y preocupación; sin embargo, queremos transmitiros que trabajaremos incansablemente para intentar conseguir la aprobación de un plan de reestructuración que resuelva los problemas de la compañía», puntualizan sus responsables. Y concluyen incidiendo en su convicción de que, «con el esfuerzo conjunto, saldremos fortalecidos. El trabajo en equipo será esencial para superar esta etapa y, por ello, os pido mantener vuestra dedicación y compromiso diarios».