El asturiano y el estadounidense se casaron en el Ayuntamiento de Tres Cantos el 11 de julio de 2005, ocho días después de la modificación legar que permitió tales enlaces; su fallecimiento ha sido la culminación de una larga enfermedad
«En la salud y en la enfermedad… Hasta que la muerte os separe». Miles de espectadores han llorado de emoción al escuchar el «Sí, quiero» de una pareja de novios tras proferir tales votos, bien ante un ministro eclesiástico, bien frente a una autoridad civil. Y hace apenas un mes y medio dicha frase cobraba toda su trágica forma para el allandés Emilio Menéndez, uno de los protagonistas de la que, en 2005, fue la primera boda homosexual oficiada en España. Su marido, el psicólogo estadounidense Carlos Baturín, fallecía el 28 de abril, víctima de una enfermedad con la que llevaba largo tiempo combatiendo. Su pérdida, como han recogido la gran mayoría de medios regionales y nacionales, ha dejado al viudo Menéndez «triste, pero contento y satisfecho«.
La pareja se conoció en Madrid tres décadas antes del enlace, y la imposibilidad legan de formalizar su relación les obligó a esperar a que, hace ahora veintiún años, el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero dio los pasos necesarios para que personas del mismo sexo uniesen sus vidas sin traba legal alguna. Apenas cinco días después Menéndez y Baturín se casaron en el Ayuntamiento de Tres Cantos; la suya fue una boda de alcance, cubierta por periodistas de todos los rincones del país e, incluso, por corresponsales de la prensa internacional. Desde entonces, la suya fue una historia plagada de alegrías, marcada por el amor y sólo ensombrecida hace dos meses por el agravamiento de la dolencia, que obligó al estadounidense a recibir cuidados paliativos en su domicilio, donde deseaba morir. Según el propio Menéndez ha reconocido, «murió en mis brazos«.