Más de 2.000 personas participan en una multitudinaria manifestación para protestar contra la sentencia impuesta a las sindicalistas, y después de que el Tribunal Supremo rechazase el recurso presentado por la CNT el pasado verano
Declaraciones en las redes sociales y en los medios de comunicación, recogidas de firmas y de fondos, concentraciones y protestas… De mil y una maneras se ha hecho patente el rechazo popular a la condena de tres años y medio de prisión impuesta a las conocidas como ‘Las 6 de La Suiza‘, penadas por protagonizar una serie de protestas frente a la pastelería La Suiza de Gijón con las que, han asegurado desde entonces, sólo buscaban una salida digna para una trabajadora víctima de acoso sexual. Y ayer, lejos de perder fuelle, ese movimiento colectivo de apoyo a las encarceladas demostró toda su fortaleza no ya en Asturias… Sino en Madrid. Así, respondiendo a la llamada de la Confederación Nacional del Trabajo (CNT) y de la Plataforma ‘Madrid por Las 6 de La Suiza’, una nutrida multitud, cerca de 2.000 personas según coinciden la mayoría de cálculos, recorrió las calles de la capital española para exigir, de una vez por todas, la absolución de aquellas que entienden que son víctimas de la represión judicial.
Con Atocha como punto de partida, y la simbólica plaza de Jacinto Benavente a modo de término, la comitiva marchó entre consignas y proclamas, enarbolando pancartas y las enseñas de las distintas organizaciones sindicales implicadas oficialmente en la acción. Por descontado, fue la CNT la que sacó más músculo, y pudieron contarse cientos de afiliados y simpatizantes procedentes de distintos puntos de la geografía española, solidarizados con la causa. Bajo la atenta mirada de agentes de la Unidad de Intervención Policial (UIP) de la Policía Nacional, los manifestantes dejaron patente su indignación sin causar incidentes, envueltos en el humo de colores de los botes llevados al efecto. Un sentimiento, por otra parte, creciente, toda vez que el pasado0 verano el Tribunal Supremo rechazó el recurso que la CNT presentó para tratar de liberar a las seis activistas condenadas. Ahora, la esperanza es que el constante grito social haga mella en los órganos judiciales, y revierta, de algún modo, lo que se percibe como una situación flagrantemente abusiva.