Todas las fuerzas dan su apoyo a la propuesta de Izquierda Unida, enmienda conjunta de Foro y PP mediante; también incluye la elaboración de un mapa no estratégico de ruido que, en el futuro, ayude a diseñar acciones concretas para paliar ese mal

Se pueden contar por decenas, si no por cientos, las cuestiones referentes al día a día de Gijón que generan debate en la ciudad. Sin embargo, hay una que parece preocupar por igual a todos los sesgos ideológicos representados en el Ayuntamiento: la contaminación acústica que sufre la urbe, especialmente en las áreas clave del ocio nocturno. Así se explica que esta mañana, en el transcurso del Pleno ordinario de marzo, todos los partidos, sin excepción, hayan dado su visto bueno a una propuesta planteada por Izquierda Unida (IU) para llevar a cabo una monitorización del ruido en dichas zonas, de modo y manera que sirva para conformar un mapa no estratégico que, en un futuro, ayude a diseñar acciones concretas para paliarlo. Ha sido, eso sí, un apoyo con matices; concretamente, con los de Foro y el Partido Popular (PP), que han presentado una enmienda conjunta para unificar los dos puntos del texto en uno solo y, sobremanera, para reemplazar el carácter «inmediato» imprimido por IU a la iniciativa por un más prudente «a lo largo de 2025». No obstante, los de Javier Suárez Llana no han tenido problema en acceder a dicha modificación.
Con el barrio de Cimavilla y, concretamente, la bulliciosa plaza de La Corrada identificados como espacios modelo de los problemas que dicha contaminación entraña, el portavoz de IU ha dejado claro que la suya no es una acción «ni contra el ocio, ni contra la hostelería; el objetivo es hacer compatibles todas esas actividades de disfrute de todos con el descanso vecinal y la convivencia«. Y, para sorpresa de muchos de los testigos de la sesión, habituados a los encontronazos entre los varios grupos participantes, esa idea ha gustado masivamente; incluso, entre los rivales políticos. Desde la bancada del PP, el concejal de Medio Ambiente y Sostenibilidad, Rodrigo Pintueles, ha detallado que, a partir de esa monitorización, será posible trazar un plan de actuación específico, que pasará por establecer medidas de control en los espacios donde se concentren locales de ocio que generen molestias a los residentes. El documento resultante, ha continuado Pintueles, tendrá efectos en ámbitos tan dispares como la concesión de licencias de apertura, la necesidad de que los establecimientos cuenten con limitadores de potencia en los equipos de sonido, o la instalación de aislamientos acústicos más exigentes.
Ahora bien, el edil del PP también ha fijado su atención, a la espera de que tales medidas se implemente, en la urgencia de respetar aquellas ya vigentes. Así, ha llamado a todos los partidos a «velar por un cumplimiento más estricto de las limitaciones horarias en este tipo de actividades, incrementar la presencia policial en las zonas más afectadas, y perseverar en los controles e inspecciones a los establecimientos conflictivos«, una respuesta a las reiteradas demandas de los vecinos de barrios como La Arena, Fomento o la misma Cimavilla, que sufren «de manera reiterada y continua» las molestias que esa clase de negocios propician. A tal fin, Pintueles ha planteado la conveniencia de desarrollar campañas de concienciación y sensibilización en las zonas de ocio más conflictivas, algo que, en cualquier caso, se haría de la mano del sector hostelero. Porque, tal como el concejal del PP, al igual que Suárez Llana, ha dejado claro, «no se busca perjudicar el desarrollo de ninguna actividad económica o empresarial, ni tampoco restringir el legítimo derecho al disfrute de nadie, sino garantizar una mejor convivencia y calidad de vida a los vecinos, y proteger su salud frente a los efectos negativos del ruido«.