Camisetas de fútbol dedicadas por los jugadores de la Selección, imágenes y un mueble de barbería adornan la colección del histórico ‘psicoesteta’ asturiano que puede verse en el pabellón del Palacio de Congresos de la FIDMA
Prácticamente desde que empuñó las tijeras por primera vez, Ramiro Fernández Alonso tuvo claro que buscaba elevar el oficio de barbero a otro nivel; necesitaba ir un paso más allá. “Yo sabía que no quería ser un peluquero remendón y cuando me enteré de que había un psicólogo en Barcelona que hacía psicología directiva y psicoestética, enseguida me apunté al curso con él”. Esa determinación por convertirse en estudioso de la imagen personal llegó casi de la mano de la faceta coleccionista. Distintas vertientes de una verdadera pasión por el que ha sido su trabajo durante 64 años y cuyas reliquias ha decidido compartir con el público de FIDMA por su centenario.
El espacio ambientado por este peluquero asturiano, natural de Aller, constituye un verdadero ‘Museo de la Barbería’, una pequeña ventana a lo que ha supuesto toda una vida de devoción por el estilismo y la ciencia del cabello y que puede visitarse en la planta superior del Palacio de Congresos (pabellón 4). Como cualquier persona enamorada de un arte o ciencia, reconoce que nada le hace más feliz que el hecho de que la gente se pare a preguntarle cosas sobre la muestra. Pero esta no solo se queda en la historia.
Allí, peinado y fútbol hablan a partes iguales, ya que la trayectoria de Fernández estuvo ligada durante tres décadas a la selección española de fútbol. Ramiro peinó a La Roja de Clemente, de Camacho, de Aragonés, y de del Bosque, además de alguno de los paisanos más destacados de la historia del fútbol español como David Villa, Luis Enrique o “Abelardo cuando tenía pelo”, recuerda entre risas. Parte de sus camisetas, dedicatorias y balones adornan la colección que hoy luce en la feria junto con la otra gran joya, una pieza de barbería clásica de madera hecha en 1904 para el antiguo salón Mariano Espinel de la plaza Porlier en Oviedo. Sillón de cuero, escupidera, espejos… Un conjunto al que no le falta detalle y que logra transmitir el respeto que Ramiro mantiene por su profesión aún siendo “un mozo de 81 años” ya retirado.