Cazar al disidente es el hobby de los sanchistas cada fin de semana
Al pobre Ábalos le han dado el cambiazo. Quiere decirse que el cambio de ministro en Transportes e Infraestructuras le ha pillado con el pie cambiado. Ayer por la tarde dimitía como Secretario de Organización del PSOE, que uno tiene familia y dignidad y Pedro Sánchez ya prepara el próximo congreso de octubre con la limpia hecha en casa. Este fin de semana, en Ferraz y en Moncloa lo que hubo fue una cacería. Todo el mundo estaba en la diana. Todos quieren cazar a Sánchez, mayormente la oposición, pero Sánchez es el único que realmente caza.
Se lo digo a Juan Carlos Monedero, mientras me dice que la edición de Gide de Los monederos falsos que llevo bajo el libro es una mala traducción. Le cuento que Pedro Sánchez ha dado un gran cambiazo. Y Monedero, que habla como un profesor de ciencia política del MIT, en Massachusetts, me dice que la política es inclemente, pero que a este paso, con tanta crueldad, sólo van a quedar los canallas y los viejos con la piel muy dura. Dicen que a partir de ahora la que va a llevar todo el cotarro en el PSOE es Adriana Lastra, a la que se le está quedando el rostro de una femme fatale curvy y malencarada. Son los desgastes de la política. Ella, por si acaso, ha sacado ya el informe de gestión para demostrarle al personal que está galvanizada.
En realidad, toda la política orgánica de Pedro Sánchez ha tenido algo de cinegético, entre otras razones porque su liderazgo nació de la persecución constante que hicieron con él Felipe González, Rubalcaba y Fernández. Desde entonces, el cesarismo y la podemización han sido la norma de la casa. Cazar al disidente es el hobby de los sanchistas cada fin de semana. Monedero, que no es ningún monedero falso, insiste en que sin esa podemización del PSOE que se cargó al Comité Federal de facto, Sánchez no habría ganado las elecciones y que también es un payaso haciendo juegos malabares en tres pistas distintas. Se diría que está ungido por la astucia, la inteligencia y la suerte.
En cualquier caso, tanto cesarismo tiene las horas contadas. La crisis de gobierno puede ser interpretada como un gesto de reconciliación con el viejo PSOE y la cabeza de Ábalos servida como la cabeza decapitada de un rey moro es una prueba de su buena fe ante el resto de cristianos. Monedero afirma en la entrevista de hoy que Pedro Sánchez no puede presentarse a la reelección solo. De momento, toda esta escabechina sigue situando a Pedro Sánchez como el hombre ante la gente. La cuestión es saber si el hombre político va por un lado y la gente por otro, tal y como indican las encuestas del CSIC.
Esta mañana veremos a Pedro Sánchez con el indio Mittal presentando el paquete de inversiones que Arcelor pondrá en marcha los próximos años que asegurará la viabilidad de la factoría durante unos cuantos lustros. Será una epifanía para Adrián Barbón y para Ana González que andan encabronados a cuenta de la ITV en Granda. Muy mal se le tiene que dar a Sánchez para que en dos años no revalide el cargo, ahora que Iván Redondo está rezando el miserere y apura un contrato con algún gobierno sudamericano para seguir escribiendo relatos. Pero aún así, si Sánchez y Nadia Calviño deciden darnos el cambiazo y terminan su mandado sin la reforma laboral acordada con Podemos, los precarios corren el riesgo de dejarse envenenar por el desencanto. Todo dependerá de Casado, ay.
En un país de disidentes políticos a mansalva, cazarlos podría ser tan nefasto deporte nacional como para acabar con la política donde está.