El centro en pleno se ha volcado con la Semana Europea de la Prevención de Residuos que impulsa COGERSA realizando talleres, encuestas a pie de calle e, incluso, implicando a sus familias en un menor uso de envases
La comunidad científica lleva tiempo advirtiéndolo: si se quiere poner coto al dantesco deterioro medioambiental que el planeta está sufriendo, hoy más que nunca todos, absolutamente, todos, han de poner de su parte. Una lección que en el Colegio de Educación Infantil y Primaria (CEIP) ‘Gaspar Melchor de Jovellanos’ parecen haberse tomado al pie de la letra. Porque este año su participación en Semana Europea de la Prevención de Residuos que, en la región, impulsa el Consorcio para la Gestión de los Residuos Sólidos de Asturias (COGERSA), no se limita sólo a las aulas. No, no… En un proyecto ambicioso, que abarca la totalidad del centro gijonés, sus 620 alumnos se han volcado en la elaboración de recursos, la obtención de información y la difusión de mensajes de concienciación no sólo en los círculos más próximos. También fuera de las puertas del complejo, a pie de calle, para aportar su grano de arena en pos de un cambio de mentalidad en el conjunto de la sociedad.
Los máximos exponentes de esa última pretensión están siendo los estudiantes matriculados en los cursos quinto y sexto de Primaria. Tal como relata Yolanda López Fueyo, directora del colegio, a principios de semana elaboraron varias encuestas para evaluar cuestiones como hasta qué punto se trata de minimizar el uso de envases desechables, o se utilizan los comercios de venta a granel; a mayores, se trazó una batería de consejos que compartir con cualquier ciudadano interesado. Con los cuestionarios bajo el brazo, los jóvenes han estado saliendo a los alrededores del centro estos días, y preguntando a los vecinos y transeúntes que se han ido encontrando. «Todavía se están extrayendo datos y haciendo valoraciones, pero la percepción preliminar es que, aunque sí que hay gente concienciada, también es mucha la que no lo está», relata López. Incluso algunos estudiantes se han topado con «auténticos negacionistas, personas que dicen que eso del cambio climático es una tontería».
Esa táctica sobre el terreno se ve complementada por las que están realizando en cursos inferiores. Los matriculados en cuarto de Primaria están preparando cartas que remitirán a las distintas editoriales proveedoras de libros de texto, para que los volúmenes «no traigan tanto empaquetado», mientras que sus compañeros de tercero, segundo y primer cursos han pedido a sus padres y tutores que les faciliten todos los restos de envases que puedan aportar, para elaborar collages temáticos, una auténtica continuidad del proyecto ‘La mar de peces’ que se acometió el año pasado. Finalmente, los más pequeños, inscritos en Infantil, están preparando bolsas de tela para el transporte de los trabajos que realizan en clase. Y es que «a lo largo del curco cada labor que hacen se la llevan a casa en una bolsa; estamos hablando de doscientas bolsas por doscientos niños que tenemos en Infantil», acota López. De este modo, «calculamos que eliminaremos unas ochocientas bolsas anualmente».
A la espera de constatar hasta qué punto este vasto despliegue tendrá efecto fuera del colegio, por el momento lo que está claro es que su efecto sobre el alumnado es evidente. Y eso, confiesa su directora, es un motivo de orgullo y alegría para ella misma, para todo el cuerpo docente y para los propios estudiantes. «El grado de compromiso es altísimo. El año pasado impulsamos que cada niños trajese al recreo una botella y un envase reutilizable para el pincho, y el 95% de ellos lo secundaron», relata, visiblemente satisfecha. Y no sólo eso… «Esos niños han conseguido convencer a los recién llegados, y la implicación a día de hoy es máxima. Estamos encantados».