El colectivo juvenil expresa su «más absoluta condena» a los hechos, «inaceptables en pleno siglo XXI», y exige actuar «con firmeza» para garantizar «un fútbol sala libre de prejuicios, donde todas las niñas puedan jugar con la dignidad y tranquilidad que merecen»

Fueron unos pocos quienes las humillaron… Pero está siendo una auténtica legión la de las voces que se han alzado contra los primeros. Con la sociedad gijonesa en general, y su tejido deportivo en particular, todavía conmocionados tras saberse de los continuos insultos machistas sufridos con las jugadoras del Gijón Fútbol Femenino, todas ellas menores de edad, ciudadanos de a pie, colectivos e instituciones han cerrado filas para formar un frente común contra semejantes comportamientos en los terrenos de juego. A ellas se ha sumado este lunes la del Conseyu de Mocedá de Xixón (CMX). En un comunicado remitido a los medios de comunicación, y firmado por su presidenta, Yurena Sabio, el ente juvenil ha hecho pública su «más absoluta condena» a lo ocurrido, y ha reclamado acciones rápidas, consensuadas y efectivas para poner coto a semejantes muestras de discriminación. Sobremanera, cuando el blanco de ellas son los más pequeños y, por ende, los más vulnerables de la sociedad.
«Resulta inaceptable que, en pleno siglo XXI, niñas de diez y once años tengan que enfrentarse a un entorno hostil en el que se cuestione su identidad, su físico o su derecho a disfrutar del deporte en igualdad de condiciones«, ha declarado, tajante, Sabio, confirmando su posicionamiento, y el de la totalidad del Conseyu, «a favor de las jugadoras y de un deporte sano, libre de discriminación y violencia». Sus palabras constituyen sólo una pieza más en el puzle de la indignación, agravada a tenor de que los comentarios discriminatorios no procedieron únicamente de aficionados posicionados en la grada, sino también de cuerpos técnicos y de familiares de jugadores militantes en equipos rivales. A juicio del CMX, todos los anteriores «deberían ser garantes de un ambiente deportivo respetuoso y educativo», y contribuir en la cruzada para evitar que «estereotipos de género sigan marcando quién tiene derecho a practicar determinadas disciplinas, o cómo debe lucir para ser aceptado en ellas«.
Ahora bien, la aportación de Sabio no se ha quedado en ese punto. La presidenta del Conseyu no ha dudado en declarar su apoyo incondicional al Gijón Fútbol Femenino, especialmente a su pretensión de emprender las acciones legales que sean oportunas para que caiga sobre los autores todo el peso de la justicia. Sobre eso último también se han postulado en el CMX, instando a las instituciones deportivas y a las Administraciones competentes a «actuar con firmeza» para erradicar una práctica, la de las manifestaciones de discriminación y violencia en el deporte, que tachan de «inadmisible«. Finalmente, Sabio y los suyos han concluido su alegado instando a todos los agentes sociales, independientemente de su condición o área de trabajo, a «garantizar un fútbol sala libre de prejuicios, donde todas las niñas puedan jugar con la dignidad y tranquilidad que merecen«.