El exjugador de balonmano gijonés recogía este jueves el galardón nacional correspondiente al año 2022 en el Palacio Real de Madrid, de manos de Felipe VI y de doña Letizia
En agosto de 2021, tras haber dado su última lección de talento en los Juegos Olímpicos de Tokio del verano anterior, Raúl Entrerríos anunciaba el final de su etapa como jugador profesional de balonmano, tanto en el Barcelona como en la Selección Española, de la que era capitán, para dedicarse a su faceta de entrenador. Atrás dejaba un palmarés impresionante, cosechado a lo largo de veinte años de esfuerzo constante, jalonado de medallas y reconocimientos. Y a esa larga lista se sumaba este jueves un mérito más. En una ceremonia oficiada en el Palacio Real de Madrid, el gijonés recogía de manos de Felipe VI y de doña Letizia el Premio Nacional ‘Francisco Fernández Ochoa’ al Deporte 2022. Un, día, para el atleta, «muy emotivo, que recordaré siempre», y que aprovechó para reclamar «confianza» para la Selección, pues el equipo «responde» cuando las cosas están «apretadas».
«Uno es un privilegiado por el hecho de tener una carrera tan larga, más si cabe si tiene un reconocimiento de ese tipo», confesó un emocionado Entrerríos, que a finales de marzo dejaba atrás catorce años integrado en el Barça, tanto en calidad de jugador, primero, como de técnico juvenil. De hecho, el asturiano reveló que los monarcas fueron «muy cercanos con todos los deportistas», y admitió que «todos los reconocimientos son para recordar y para estar agradecido, pero no cabe duda que los Premios Nacionales del Deporte son únicos». Y también dirigió un vistazo al pasado, a sus comienzos en la escena deportiva. «Sin los inicios de esta carrera no hubiera sido posible; sin el final, tampoco», apostilló.
«Entrenar a un primer equipo es algo que, en un principio no valoraba demasiado; ahora quizá lo veo con otros ojos»
Del mismo modo, Entrerríos se refirió a su nueva vida alejado del balonmano, e insistió en que siempre quiso «continuar ligado al deporte». En ese sentido, su decisión de desligarse del Barcelona implica la apertura de «una nueva etapa», si bien, como él mimo aclaró al término de la ceremonia, «quiero seguir vinculado al deporte, e intentar aportar toda la experiencia que he tenido durante estos años de carrera, pero también con muchísimas ganas de aprender». tanto es así que la opción de entrenar a un primer equipo «es una posibilidad; en un principio no lo valoraba demasiado, pero ahora quizá lo veo con otros ojos».
En lo concerniente a la Selección Española, el gijonés incidió en que ve a los de Jordi Ribera «con hambre de competir», después de su decimotercer puesto en el último Europeo, y tras cinco medallas consecutivas en este torneo. Así, pidió «confianza», porque «no todos los campeonatos salen como uno quiere». «Sé que cuando las cosas pueden estar más apretadas y pueden ir mal, el equipo responde y seguro que todos están ya con la mentalidad de ir allí a sumar y a competir, a hacer un buen papel», analizó. Y compartió con los presentes que «veré los Juegos más tranquilo, con menos tensión a la hora de competir, pero también con un poco de añoranza. Para cualquier deportista, participar en unos Juegos es lo máximo, es una experiencia única. Y una vez que empiezan a competir, una vez que estás viendo que todo se está preparando, no dejas de pensar en las ocasiones en las que has podido disfrutarlos. Así que a verlos con calma, desde otro punto de vista, pero también con la ilusión de que el equipo español haga un buen papel».