Peñas de toda Asturias llevan meses preparando sus barcos… algunos casi imposibles de mover

Laviana vive hoy una de sus jornadas más esperadas del verano con la celebración del Descenso Folklórico del Nalón, un desfile acuático que, desde primera hora de la mañana, ha transformado las calles de la Pola en un hervidero de música, ingenio y fiesta.
La cita, declarada Fiesta de Interés Turístico Regional desde 1991, reúne cada año a miles de personas en torno a un evento que combina tradición, humor y creatividad. Desde las 10.00 horas, las embarcaciones de peñas y colectivos comenzaron a desfilar por el casco urbano camino del punto de salida, en Puente de Arco, acompañadas de charangas y del apoyo del público, que se vuelca en ayudar a mover estas peculiares carrozas fluviales.
El predesfile se convierte así en un espectáculo paralelo, donde los visitantes tienen ocasión de contemplar el resultado de meses de trabajo. Algunas embarcaciones recorren kilómetros desde pueblos vecinos hasta llegar a Laviana, empujadas a pulso por sus peñistas. A mediodía, la localidad ya registraba una gran afluencia de turistas y vecinos, que abarrotaban calles y terrazas a la espera del gran momento.
El descenso propiamente dicho arranca a las 15.30 horas. Tras atravesar la calle Libertad en un vistoso desfile urbano, las embarcaciones alcanzan Puente de Arco, donde se entona el himno oficioso de la fiesta, El Chalaneru. A continuación, cada grupo deposita flores en el agua antes de lanzarse al Nalón para afrontar el recorrido de un kilómetro y medio hasta La Chalana.
La bajada del río es, en sí misma, un espectáculo de ingenio y resistencia. Las corrientes y las piedras del cauce obligan a los participantes a combinar destreza, fuerza y, sobre todo, buen humor, en una prueba que convierte al Nalón en un auténtico carnaval fluvial. El ambiente festivo se multiplica en las orillas, abarrotadas de público que anima y acompaña con música y vítores.
El final del trayecto se sitúa en el prado de La Chalana, donde las embarcaciones se exponen para el disfrute de los asistentes y la valoración del jurado. Será ya entrada la medianoche cuando se celebre en el recinto ferial la entrega de premios: quince trofeos principales y tres galardones especiales, dedicados a la Asturianía, los disfraces y la Folixia.
Con sus orígenes en 1968, cuando un grupo de vecinos organizó una jira que terminó improvisando un descenso por el río, la fiesta ha evolucionado hasta convertirse en una de las grandes citas veraniegas de Asturias. Hoy, más de medio siglo después, el espíritu sigue intacto: imaginación, sátira, música y un río convertido en escenario de convivencia y alegría.