Ayuntamiento y Principado analizan el impacto tanto de la moratoria municipal sobre la concesión de nuevas licencias, como de la revisión de la Ley de Turismo autonómica; desde el Consistorio aseguran que el problema » ha caído en picado»
¿Es pronto para cantar una victoria definitiva de Gijón sobre la proliferación de viviendas de uso turístico (VUT) dentro de sus fronteras? Tal vez… Pero eso no quita que haya motivos para celebrar. Casi un año después de la entrada en vigor de la moratoria municipal que restringe la concesión de nuevas licencias, todavía en vigor pero que, a la espera de su posible prorrogación, expirará el próximo 2 de febrero, representantes de los Gobiernos gijonés y asturiano se han reunido este lunes para hacer balance del impacto tanto de dicha medida, como de la revisión, por parte del Principado, de la Ley de Turismo autonómica ejecutada a finales del año pasado. Y desde el Ayuntamiento han sido tajantes: la combinación de medidas adoptadas por ambas Administraciones ha favorecido que, a la vista de los datos, en la actualidad el fenómeno pueda ser considerado acotado e, incluso, bajo control.
«Lo que podemos decir hoy es que en Gijón, desde que se aplicó la modificación de la ley, no se ha concedido ni un solo piso turístico nuevo; el fenómeno ha caído en picado«, ha sentenciado el concejal de Urbanismo, Jesús Martínez Salvador, quien, junto con la vicealcaldesa y edil de Economía, Empleo, Turismo e Innovación, Ángela Pumariega, ha sostenido en Oviedo el encuentro matutino con la viceconsejera de Turismo de Asturias, Lara Martínez. El propio Martínez Salvador ha matizado que, si bien es cierto que en el último trimestre de 2024 se otorgaron quince licencias de VUT, «ninguna de ellas fue solicitada después» de la entrada en vigor de la normativa autonómica. Un texto que, ha reconocido el edil forista, cuyas novedades, como «que los solicitantes tengan que presentar una autorización de la Junta de Propietarios, o que deban tener un contador independiente de los suministros», están revelándose capitales para «controlar» el problema. Así lo prueban los resultados conseguidos tomando como referencia la proporción de pisos turísticos en relación al conjunto de viviendas, el principal mecanismo de que se vale el Consistorio para monitorizar la eficacia, o no, de las acciones realizadas.
Con todo, la cita de hoy no ha servido sólo para mirar al pasado, o para estudiar el presente. Con la información desplegada sobre el tapete, los actores participantes en ella también han ponderado las medidas a acometer en el futuro cercano. Una de ellas es la posible declaración, por parte del Ejecutivo autonómico, de las áreas más tensionadas de Gijón como Zonas Turísticas Protegidas, aunque, tal como ha puntualizado Martínez Salvador, sería «una medida temporal, no algo que pueda mantenerse por un tiempo indefinido». La mencionada prolongación en el tiempo de la moratoria, aunque aceptable, sería igualmente una solución con fecha de caducidad. Por ello, y a falta de conocer las tácticas concretas por las que se decantarán, ambas Administraciones centrarán ahora sus esfuerzos en «buscar esa fórmula concreta» que permita mantener un cierto grado de control sobre el fenómeno de las VUT. El mismo que, todo sea dicho, gana en demanda conforme el creciente atractivo turístico del municipio se multiplica más y más.
De hecho, es sobre ese último particular que se ha expresado Pumariega. La edil del PP ha descrito la situación presente como «el momento adecuado para tomar medidas; no sólo en cuanto a viviendas turísticas, sino también el poder ofrecer un destino totalmente equilibrado» y, por extensión «sostenible». Y es que, ha recalcado Pumariega, «no podemos perder de vista a los residentes en Gijón, a los gijoneses que tienen que vivir y hacer vida aquí», razón por la cual se hace imperativo buscar un equilibrio entre la habitabilidad de la urbe y ese filón turístico que continúa ganado adeptos.