La obra que arrancará tras el verano separa el tráfico de bicicletas de la zona de paseo y busca eliminar los puntos que son foco de accidentes, como Las Letronas y la plataforma de Motonáutica
«Sentimos esta obra como un triunfo para la ciudad de Gijón en general, no solo para los vecinos de la zona». Cuando el presidente de la asociación de vecinos Pando de Poniente, Emilio Rodríguez, habla sobre el proyecto del futuro carril bici de Fomento, asoma en él esa lucha interna que libra entre permanecer encallado en «los años de espera reivindicando mejoras en la zona» a merced de sucesivos gobiernos, o por contra exteriorizar la emoción que aflora ante el hecho de que «por fin se vaya a atender una demanda histórica» necesaria para que peatones y ciclistas convivan en paz en los 848 metros de trayecto que recorren el puerto deportivo desde los Jardines de la Reina hasta el acceso principal a la playa de Poniente a inicios de Mariano Pola.
El tramo en el que todavía las dos ruedas comparten acera con los viandantes se detectó como un problema entre los vecinos de Poniente «prácticamente desde que se estableció con ese trazado». «Era obvio: dos rayas marcadas en el suelo y una zona de mucho paseo…», recuerda Rodríguez. Lo tiene muy presente porque lleva inmiscuido en el tejido asociativo de Pando desde hace 15 años, y ha sido testigo hasta la fecha de cómo uno de los itinerarios de mayor interés turístico y recreativo para la ciudad se convertía en un campo de batalla entre «ciclistas, caminantes, autobuses urbanos, autocares y grupos de visitantes». Este abrazará su nuevo futuro cuando termine el verano. El inicio de las obras se ha programado para la última semana de agosto de manera que la reforma no perturbe los eventos del siempre rebosante agosto en Gijón. Tiene un presupuesto de 351.000 euros procedentes de fondos europeos del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia y un plazo de ejecución de cuatro meses, así que Fomento verá la renovación de este paseo para la Navidad.
En las distintas apariciones públicas del responsable de Infraestructuras Urbanas y Rurales Gilberto Villoria hablando sobre el tema, este ha transmitido una apariencia particularmente alegre. Una satisfacción que se entiende al haber cumplido con el objetivo de «contar con los colectivos que pueden verse afectados en las diferentes acciones que se llevan a cabo en la ciudad, sobre todo aquellas susceptibles de generar controversia» como era el caso en Poniente, donde parece que se ha conseguido conciliar El edil explica que desde Infraestructuras han buscado copiar esa colaboración ciudadana en la elaboración de proyectos en las obras que verán próximamente los gijoneses, como la reforma de la plaza de La Serena: «Estamos definiendo la solución y antes de darla por definitiva se la expondremos a los vecinos y a otros colectivos».
En lo relativo a Poniente, se han conseguido conciliar los ánimos de los grupos, entidades y ciudadanos con intereses en la zona tanto dentro como fuera de la acera con una actuación que saca el carril bici del paseo de gran afluencia y lo baja a la calzada, además de protegerlo de los coches con separadores. La circulación de ciclos, peatones y automóviles se mantiene segregada, a imagen y semejanza del paseo del Muro, y el tráfico rodado continúa intacto. Desde el equipo responsable, se desechó la posibilidad de eliminar uno de los dos carriles que circulan al inicio de la calle ya que «mientras no se desarrolle la conexión de Carlos Marx con el plan de vías, Rodríguez San Pedro constituye uno de los accesos principales a los barrios del oeste. Con un carril, cualquier operación de carga, descarga o parada para recogida de pasajeros bloquearía el tráfico», argumenta Villoria.
Una fuerte pintura roja marcará el camino con el que se espera ganar en espacio y paz. La mayor modificación reside en las plazas de aparcamiento dispuestas a lo largo de Rodríguez San Pedro. Desaparecerán 19 estacionamientos que hasta ahora se establecían en batería para organizarse en paralelo, «un sacrificio» que sin duda sabe a «logro» para el vecindario de Poniente y que además quedaría compensado con el compromiso de desarrollar un espacio de aparcamiento de entre 60 y 100 plazas en el entorno del Museo del Ferrocarril. Las cuatro plazas reservadas para personas con movilidad reducida eran sin embargo una prioridad, algo que alegró saber al equipo de Cocemfe Asturias cuando recibieron la llamada de los técnicos del Ayuntamiento. Cuando observaron los planos, vieron que había estipuladas unas dimensiones insuficientes conforme a la normativa actual que regula estos aparcamientos y que resulta cada vez más estricta para favorecer los casos en los que la persona usuaria de la plaza «sea el conductor», explica Susana Calvo, técnica de accesibilidad de la entidad, algo que «enseguida se rectificó». Ella protagonizó los intercambios de propuestas con el Consistorio y aplaude cómo, por parte del Ejecutivo local desde hace un tiempo «contactan bastante con nosotros y nos ayudan a detectar cuestiones que se puedan mejorar».
Pero la verdadera prueba de fuego estaba en el paso que divide a dos alturas la acera a la altura de Motonáutica y Pedro Duro. El tramo más bajo, muy estrecho para compatibilizar el ciclismo y el paseo, era un verdadero «punto negro» para la seguridad vial de la ciudad en el que desde hace años «ya había habido muchos atropellos», advierte Raffa Fernández, de Asturies con Bici. La plataforma ciclista al igual que los vecinos de Fomento habían trasladado la necesidad de alternativas «a sucesivas corporaciones en mandatos anteriores». En una reunión mantenida en agosto entre los ciclistas y la Concejalía de Tráfico, Movilidad y Transporte Público se tomó nota, y el resultado se tradujo en ampliar el espacio: con el aparcamiento en cordón, se gana un ancho que permitirá ir por la zona baja del paseo tanto a ciclistas como a peatones. Esta mejora se celebró por igual en Cocemfe, ya que la dificultad de subir una rampa «de mucha inclinación sin barandillas» obligaba a las personas con movilidad reducida a exponerse a una posible colisión por abajo. «Es una zona que llevábamos estudiando mucho tiempo y los que vamos en bicicleta vemos cosas que aquellos que no la utilizan no ven», concluye Fernández. Susana de Cocemfe resume el cambio en una ganancia en «funcionalidad, que es lo que se buscaba».
En el otro margen del trayecto aguarda el otro gran cambio, ya que en los Jardines de la Reina se eliminará la mediana que separa los dos carriles que circulan en sentidos opuestos (de Marqués de San esteban al Muelle y de la plaza del Marqués hacia Rodríguez San Pedro) para bajar el carril bici a la carretera. Esa será la única injerencia del proyecto respecto al tráfico rodado con ambos carriles de vehículos a motor intactos, al igual que las paradas de autobuses urbanos y autocares a lo largo de la vía y el acceso al aparcamiento subterráneo. Los ciclistas se salvan así de otro foco de conflicto a la altura de Las Letronas, que al convertirse en lugar de parada obligada para una foto por parte de turistas, hacían que varios grupos obstaculizaran el paso.
Y el Ayuntamiento por su parte, mantiene su compromiso a continuar con los deberes pendientes en materia de movilidad ciclista para Gijón, ya que al margen de la futura ampliación de carriles bici en otras zonas como El Molinón, reconocen «ser conscientes» de que «falta una conexión Este-Oeste», la próxima tarea para la que ya buscan «la ubicación más adecuada».