Los dos amigos se conocieron en la primera edición de Gran Hermano y, desde entonces, se han convertido en inseparables
Dicen que quien tiene un amigo, tiene un tesoro. Y que son los peores momentos los que forjan de verdad una amistad, algo que, sin duda, estos días está presente en la mente de Iván Armesto. El gijonés, reconocido director de casting y mítico concursante de la primera edición de Gran Hermano, sufría ayer el fallecimiento de su madre.
Un duro golpe en el que ha buscado refugio en su tierra, su familia y, como no, sus amigos. Uno de los más especiales para él, el ganador de Gran Hermano, Ismael Beiro, ha viajado estos días hasta Gijón para arropar a su eterno compañero de aventuras. Y así lo contaba el propio Armestro en sus redes: «Que uno de tus amigos se entere que falleció tu madre, se haga 500km hasta Gijón cuando mañana tiene que estar en Navarra, solo para darte un abrazo, no solo se agradece, se comparte. Gracias @Ismael_Beiro hermano».
Redes que el asturiano también utilizaba para rendir un sentido homenaje a su madre: «Te diré lo que te dije de nuevo, aunque esta vez no lo puedas leer. Gracias por darnos la vida, gracias por darnos la mano cuando la necesitábamos, por acompañarnos en el camino cuando fue duro y cuando iba como la seda, por las risas, por las frases de madre. Gracias por enseñarnos a intentar ser las mejores personas que podíamos, a sobrellevar los momentos duros a creer en nosotros mismos. Gracias por querer tanto a todos tus hijos y a todas tus nietas, por estar todos estos años con papá acompañando el viaje. Gracias por sonreír tanto, por hacerte querer, por reñirme cuando lo necesitaba y cuando no, por ponerte siempre de parte del más débil cuando lo veías así, por preocuparte por todos. Gracias por llevarme cada día y por verme entrenar en el gimnasio cuando era pequeño, por los valores que nos dio el deporte, gracias por tus albóndigas y las risas que nos echábamos cuando le escribía a mi hermano que eran solo para mí. Gracias por enseñarnos a ver siempre el vaso medio lleno, a disfrutar de la vida y a poder volar libres cuando nos tocó. Gracias por querer conocer a mis amigos, por querer tenerlos cerca para ver como eran, por ser amable con todas mis parejas y escudriñarlas por encima de la gafas a ver si te gustaban para ti, aunque nunca me dijeras si te gustaban o no. Gracias por dejar nuestros corazones suficientemente llenos de amor para continuar amando la vida. Gracias por darme a mis hermanos, a mi padre a mis sobrinas, tíos y demás familia. Soy una parte de ti y hoy no te vas del todo porque dejas muchas partes de ti en nuestro pequeño mundo. Gracias porque tú, precisamente tú seas mi madre. Adiós Mamá siempre preferiré celebrar tu vida que llorar tu muerte«.