¿De verdad que nadie en este tiempo ha sido capaz de rectificar unos números evidentemente desfasados?
No les miento si les digo que cuando el Gobierno de Asturias anunció el pasado 25 de octubre la licitación de las obras para la ansiada y más que necesaria ampliación del Hospital de Cabueñes, me dirigí al ordenador para escribir la opinión sobre esta aparentemente gran noticia. El caso es que -y no me pregunten porqué, aunque sospecho que después de tantos años en este negocio hay intuiciones que se consolidan con el paso de los días en certezas- mi inicial impulso se frenó en seco.
El primer frenazo se produjo haciendo memoria sobre los reiterados retrasos que acumulan siempre en Asturias los grandes (y no tan grandes) proyectos (acuérdense de la letra del tango “…que veinte años no es nada). El segundo y definitivo stop llegó en un paseo vespertino en el que un amigo y profesional ligado por el ámbito comercial al mundo sanitario, me espetó: “con ese dinero no hay ni para cemento”. ¡Qué razón tuvo!
En algo menos de un mes, la obra más importante de la última década en Gijón pasó de un “por fin” a un estrepitoso fiasco por obra y gracia de una evidente falta de previsión y de una palmaria inacción surgida de la incomprensible autocomplacencia política. “¿Cómo va a haber problemas para adjudicar una obra tan jugosa?”, debieron pensar en la Consejería de Salud. Y quizás no les faltaba razón ya que en los tiempos que vivimos, las grandes obras públicas son más bien cosa escasa y, como tal, codiciadas.
El caso es que bastaron pocos días para que los constructores asturianos confirmasen la sentencia que mi amigo me hizo cuando conoció que la obra para levantar un nuevo edificio sanitario partía con un presupuesto de licitación de 45 millones de euros. Para poder acometer la ampliación de Cabueñes hace falta, al menos, en torno a un 35 por ciento más de lo presupuestado y llegar al menos a los 60 millones.
Alguien podría pensar que la licitación quedó desierta por avaricia de los constructores, algo que tampoco resultaría extraño. Pero, desgraciadamente, la culpa de este despropósito se encuentra en una falta de previsión y reflejos incomprensible. La obra salió a licitación con los precios de hace tres años y desde 2018 el coste de las materias primas se ha incrementado de una manera exponencial. Según los datos facilitados por los constructores en el último año, el precio del acero subió un 94 por ciento, el aluminio, un 84 por ciento, el cobre un 81 por ciento y la madera un 79 por ciento.
Añadamos dos alertas más a estos datos. Desde hace meses, a las licitaciones a las que antes se presentaban una veintena o más empresas, concurren dos o tres como mucho. Además, ayuntamientos por ejemplo como el de Avilés no han podido concluir obras de mucha menos envergadura como parques infantiles o renovación de alumbrados públicos por falta de materias primas o su excesivo encarecimiento.
Hasta aquí los datos y a partir de aquí las reacciones. El consejero de Salud, Pablo Fernández, calificó de “despropósito” que la licitación quedase desierta. La alcaldesa de Gijón, Ana González, tildó la situación de “pésima noticia”. El presidente del Principado, Adrián Barbón, reconoció su “frustración” y se lo ha tomado como algo personal. Los constructores hablan de “irresponsabilidad política”. Y la oposición sentencia que esto es un “desastre” y el asunto llega esta semana a la Junta General del Principado.
Y más. En octubre de 2013, el entonces consejero de Sanidad, Faustino Blanco, presentó en la Casa del Pueblo una propuesta de 100 millones de euros para la proyectada ampliación que se haría en 18 meses sobre las instalaciones existentes. En mayo de 2017, el siguiente Consejero, Francisco del Busto, presenta en el Ayuntamiento un proyecto de ampliación de 32 millones de euros, que estaría listo en 2021.
Conclusión. ¿De verdad que nadie en este tiempo ha sido capaz de rectificar unos números evidentemente desfasados? ¿En serio que todo un Gobierno regional es incapaz de reaccionar para modificar los acontecimientos? ¿Por qué un proyecto que se anuncia en 2013 lleva camino de alcanzar los diez años en los despachos? ¿Qué van a hacer ahora para garantizar un equipamiento fundamental para la ciudad más populosa de Asturias?
No sabemos si las preguntas a las que el presidente del Principado está dispuesto a responder este miércoles en el Parlamento asturiano tendrán la suficiente concreción, pero lo que está claro es que las respuestas tienen que ser diáfanas. Lo sucedido claro que es un despropósito, pero el verdadero fracaso sería que la imprescindible ampliación del Hospital de Cabueñes (que también es centro sanitario de referencia para Villaviciosa y Carreño) fuera víctima también , al igual que otros proyectos, del “y tu más” al que desgraciadamente nos tienen acostumbrados.
Señor Barbón, espero que de verdad se tome esto como algo personal para solucionarlo cuanto antes. El Hospital de Cabueñes necesita hechos y no más dosis de vacía verborragia política.
No me gustan las comparaciones y no lo voy hacer.
Esto es el Norte….no ?