El premio a mejor oradora se lo llevó Vania Fidalgo Iglesias, del IES Montevil
Acostumbrados como estamos a mirar de reojo todo lo que venga del mundo yanki, la Liga de Debate Escolar nos suena a algo salido de las series adolescentes americanas. Es un ejercicio que saca del contexto habitual a los adolescentes, abriendo paso a nuevas habilidades fuera del currículo escolar, pero tan necesarias para el día a día en cuanto salgan del cobijo estudiantil y afronten la vida real.
No cabe duda de que la educación está cambiando y que ligas y concursos como la Liga de Debate Escolar sirven a los chavales para descubrir nuevos caminos. Además, por si fuera poco, deberían de poner los vídeos de estos chicos y chicas a los políticos de cualquier signo para que aprendan lo que es discutir con argumentos, con pasión y -sobre todo- con respeto.
El formato es simple, lo hemos visto cientos de veces. Dos equipos, un tema central y un sorteo para ver a quién le toca defender una postura u otra. Una introducción, un par de turnos de respuesta y la conclusión. La mecánica es efectiva, los tiempos limitados obligan a los debatientes a centrar sus argumentos, sin perder segundos en lo superfluo. En esta ocasión el tema no podía estar más en boga: ¿Es la salud mental un tabú para los jóvenes?
Cuatro equipos habían llegado a la final: Virgen Mediadora y los institutos Jovellanos, Padre Feijoo y Montevil. El premio se lo llevó el equipo del Jovellanos, en ajustada competencia con el Virgen Mediadora. Una victoria trabajada ya desde el pasado noviembre, cuando comenzaron a prerarar las fases eliminatorias y cuyo esfuerzo se vio hoy recompensado en las tablas del teatro Jovellanos. Eso sí, no pudieron hacer pleno. El premio a la mejor oradora se quedó en manos del IES Montevil, con una puesta en escena por parte de Vania Fidalgo superior a muchos políticos.
El jurado, del que formó parte este diario, destacó la importancia de que se sigan organizando eventos de este tipo, actividades que motivan a los adolescentes y saben poner en su lugar la necesidad de que disfruten de espacios públicos donde tienen, sin duda, mucho que aportar.