“Nos da más vergüenza a nosotros llamaros para pedírosla que a vosotros llevárosla, eso está claro…”, comenta la propietaria
Está claro que el proyecto de la chef Lara Roguez con Abarike (calle Melquíades Álvarez) estaba llamado a ser un éxito desde el minuto en que abrió, pero lo que la gijonesa no se imaginaba es que las cotas de admiración por parte de sus clientes iban a llegar hasta el punto del robo. Tal y como ella misma cuenta, no se trata de la primera vez que echan algo en falta en el restaurante después de un servicio, pero esta vez la cocinera ha sido incapaz de evitar su desconcierto al descubrir qué objeto fue robado esta semana por unos clientes durante su cena.
El miércoles, el local especializado en el producto del Cantábrico e incluido en la prestigiosa Guía Michelín llevó a cabo su segundo servicio del día, que contó con cuatro comensales en una de las mesas. Al terminar, el equipo en sala procedió de forma habitual: recoger mesas, platos, cubiertos, manteles… Y cartas, justo como la que faltaba tras la cena del grupo en cuestión. Se trataba en concreto de una de vinos, ya que en el restaurante gijonés tienen una separada para la comida, que cuenta con un diseño personalizado a modo de cuaderno de bitácora, y otra para las bebidas, hecha en cuero y con el dibujo de un galeón. Roguez compartió unos días más tarde con humor: “Sabemos que tenemos una carta de vinos bonita, pero de ahí a que una mesa nos la haya robado…”.
En el local no podían salir de su asombro tras atar cabos. No quedaba otra, ya que «el camarero está seguro de que dejó las dos cartas en la mesa» y desde entonces cuentan con una menos. Lo cierto es que no es la primera vez que a Roguez le preguntan por el diseño tan cuidado de ambas cartas; en muchas ocasiones les solicitan «si se las pueden llevar de recuerdo», e incluso se han llegado a plantear hacerse con alguna unidad para ofrecerlas a los clientes, «porque lo de regalarla… Como que no», bromea la chef.
El equipo también está curado de espanto con los hurtos: desde que están abiertos, algún comensal ha conseguido llevarse «un dispensador de gel del baño de mujeres» así como «un plato de mármol hecho a medida» que incluyen en cada asiento. Lo resumen en «ver para creer» y por ello desde Abarike prefieren tomarlo desde la incredulidad y la broma. «Te quedas un poco sin saber reaccionar porque nos da más vergüenza a nosotros llamar para pedirlo que a ellos robarlo, por eso subí la publicación un poco también para ver si la persona que robó la carta recapacita, pero yo que sé…», explica Lara.