En 1906, el empresario Julius Rimmel adquiere la finca adyacente a un viejo molino que usaban como almacén de ferralla y viejos motores de Julius Neville and Company
No es únicamente el decano de los estadios de fútbol españoles, sino que también es el único que conserva su nombre primitivo, luego ampliado


El pasado 17 de mayo se cumplieron ciento catorce años del primer encuentro de fútbol del que se tiene constancia en el campo decano del fútbol español, El Molinón-Enrique Castro “Quini”. Fue tal día de 1908 en el que se enfrentaron los equipos gijoneses de La Bella Sportiva y El Balón. El Sporting comenzó jugando en la playa de San Lorenzo que le vio nacer, de allí pasó al Prau Redondu, donde se empezó a cobrar a los espectadores que iban a disfrutar del nuevo deporte. Una perrona (diez céntimos de peseta), la entrada de pie y cincuenta céntimos, para aquellos que preferían verlo sentado. De allí se mudó a La Matona, una finca propiedad del que fuera el alcalde más breve de la ciudad de Gijón, Joaquín Menchaca Salgado-Araujo. Este, aficionado al deporte en general, les arrendó el nuevo campo por un precio por debajo del habitual, cien pesetas por un trimestre. De allí, el joven equipo se trasladó a la Flor de Valencia, propiedad de Anselmo Piñole, para trasladarse posteriormente a la que sería su casa definitiva, El Molinón, una finca propiedad de un inglés afincado en la ciudad desde finales del siglo XIX. Julius Rimmel, hijo del empresario Eugène Rimmel, creador de la famosa máscara de pestañas y nieto del fundador de la popular empresa de cosméticos que lleva su apellido. Julius se había establecido en Gijón a finales del siglo XIX, acompañado de su esposa Elisabeth, como director de la empresa Julius Neville and Company, originaria de Liverpool y de la que, además, era accionista minoritario.
No tuvo una vida afortunada en Asturias, en 1897 fallece su esposa víctima de las fiebres tifoideas y pocos años después litiga con la empresa que dirigía, a la que acaba embargando parte de sus bienes, pasando a su propiedad la empresa con sede en Gijón, en las llamadas Las Forjas del Piles. En 1906, Rimmel adquiere la finca adyacente a un viejo molino que usaban como almacén de ferralla y viejos motores de Julius Neville and Company y que con anterioridad había pertenecido a la fábrica de harina La Hormiga, propiedad de la familia Alvargonzález (hoy es el Parador Nacional Molino Viejo). La finca que estaba junto al molino y donde se empezó a jugar al fútbol es el mismo campo de juego donde hoy se asienta el estadio El Molinón – Enrique Castro “Quini” y que aún hoy sigue siendo el hogar del club, el estadio decano del fútbol español. En cuanto a su propietario, Julius Rimmel se afincó en Gijón hasta su fallecimiento en 1908, víctima de un infarto de miocardio, quedando la finca en poder de sus hijos: Lucy, Leticia y Julio Rimmel Gurton. Las dos hijas se quedaron para siempre en nuestra ciudad. Lucy falleció soltera como devota terciaria carmelitana, y Leticia se casó con un ingeniero de minas vasco, José de Izaguirre. Julio abandonó Gijón y se trasladó a estudiar a Inglaterra, estableciéndose allí al término de su carrera universitaria.

Lo cierto es que el estadio gijonés no es únicamente el decano de los estadios de fútbol españoles, sino que también es el único que conserva su nombre primitivo (aunque ahora añadido el de la figura más grande que haya dado el sportinguismo, Quini). Hubo, si bien es cierto, un intento previo de cambiar el histórico nombre de nuestro estadio por el del que fuera presidente sportinguista, trágicamente fallecido junto a su esposa en un accidente de tráfico, Méndez Cuervo. Varios aficionados y algunos directivos propusieron tal modificación a raíz del lamentable suceso acaecido en el año 1974. Carlos Méndez Cuervo se dejó la vida, junto con la de su mujer Amparo Tuya Argüelles, cuando volvían en coche a Gijón procedentes de Barcelona. La ciudad se conmocionó con el suceso y El Molinón fue usado, por vez primera, como capilla ardiente para el desaparecido matrimonio. Fue un gran presidente y una persona muy querida en la ciudad, pero el alcalde Luis Cueto-Felgueroso Granda (el ayuntamiento gijonés ya era propietario del estadio) desestimó, acertadamente, la propuesta y el templo sportinguista mantuvo su nombre original. Cierto es que el alcalde contó con el apoyo mediático del diario El Comercio, personalizado en su director Francisco Carantoña Dubert y el periodista Antonio Rodríguez Canal, ambos abiertamente opuestos al cambio de nombre propuesto por algunos socios.
Pero en El Molinón no sólo hubo fútbol, también se practicaron otros deportes y se realizaron otras actividades. Desde atletismo (en el campo gijonés se celebraron, por ejemplo, los campeonatos de Asturias de 1934), hasta gimnasia o tiro al plato. Y por supuesto, no faltó la música. La inauguración oficial del estadio se llevó a cabo nueve años después de su primer partido conocido. Fue 5 de agosto de 1917, pero unos días antes, el 28 de julio de ese año. la Asociación Gijonesa de Caridad organizó un concierto benéfico en el estadio. Actuaron dos artistas gijoneses, el barítono Servando Bango y el cantante lírico Francisco Meana, que interpretaron «Maruxa», ópera que estaba siendo representada en el Teatro Dindurra por la compañía de Guerrero-Días de Mendoza. La participación del propietario del citado teatro, Manuel Sánchez-Dindurra (abuelo del futbolista Cholo Dindurra) fue determinante para realizar tal evento. Desde entonces numerosos la música ha estado presente en el estadio decano. La propia inauguración oficial se inició una misa solemne que ofreció el arcipreste de Gijón y párroco de San Lorenzo, Ángel Valdés. Después de la misa fue bendecida la bandera del Real Sporting y actuó el coro del colegio Covadonga, que interpretó numerosos temas de la “lírica asturiana e internacional”, tal y como se recoge en la prensa de la época .
Pero para el gijonés de hoy, la vuelta de la música (en realidad, nunca se había ido del todo) la marcan los conciertos de gente como Tina Turner (1990), Bruce Springsteen (dio tres, el primero de ellos en 1993) o los Rolling Stones (1995), que pusieron a Gijón en el mapa de las grandes giras de los artistas más importantes del momento. Por supuesto, en buena medida gracias al gran aforo disponible en el “templo sportinguista”. Término robado, sin derechos de autor, al estadio de Wembley. Aunque esa ya es otra historia…
Muchas gracia Frichu!
Buena historia del Sporting
La historia de la familia Rimmel en Gijón no es del todo exacta, Su relación con la familia Alvargonzález y su propiedad del viejo Molino no fue así.
Tres hermanas Rimmel vivían en la calle Capua, nº7, en el año 1940, dando clases de idiomas y de dibujo..
Su ventana posterior tenía vistas sobre la Ciudadela de Celestino Solar.
Por otra parte, tampoco queda claro el tema del Viejo Molino después de la Guerra Incivil,