
El fútbol llega a Gijón con la entrada del siglo XX de la mano de estos estudiantes retornados, fundamentalmente de Luis Adaro, pero la Universidad de Oviedo también jugó un destacado papel en la difusión del nuevo deporte en Asturias

La entrada del fútbol en Asturias viene dada por los jóvenes de la burguesía asturiana que conocieron el deporte en otros lugares de Europa. El fútbol llega a Gijón con la entrada del siglo XX de la mano de estos estudiantes retornados, fundamentalmente de Luis Adaro, pero la Universidad de Oviedo también jugó un destacado papel en la difusión del nuevo deporte en Asturias. Bajo el rectorado del jurista carbayón Félix de Aramburu y Zuloaga, se daría firme apoyo al fomento de la educación física como parte integrante de la formación académica y, de ese modo, nace, en el año 1901, un equipo formado por estudiantes universitarios, aunque independiente de institución, la Unión Escolar Ovetense. Tenía su sede en la céntrica calle Marqués de Gastañaga y estaba formado, mayoritariamente, por estudiantes de Derecho y apoyado por las novedosas corrientes educativas surgidas a raíz del Grupo de Oviedo, un colectivo de profesores progresistas, colaborador activo de la Institución Libre de Enseñanza, en la que se promulgaba la necesaria educación integral del estudiante (combinando la formación física con la intelectual). En 1886, los profesores asturianos Adolfo González Posada y Adolfo Álvarez Buylla habían acompañado a Giner de los Ríos y a otros miembros de la Institución Libre de Enseñanza en una excursión pedagógica por Francia, Inglaterra y Bélgica, pudiendo observar y valorar los éxitos y las ventajas de la llamada “educación integral”. La aceptación del deporte a nivel universitario ayudó a que la afición al fútbol creciera día a día, tanto en prestigio como en número de seguidores. El 6 de abril de 1903, El Correo de Oviedo da la noticia del primer partido del segundo equipo nacido en la capital asturiana, el Football Club Ovetense, enfrentándose dos equipos formados por jugadores del mismo club. En ese mismo año, tres equipos asturianos (el citado Foot-ball Club Ovetense, el Sport Club Avilesino y el primer equipo surgido en Gijón, el Gijón Sport) forman en Madrid la Federación Asturiana, sociedad futbolística constituida para equipos de estudiantes que tendría una cortísima vida.
El Gijón Sport fue un club fundado en 1902 por Luís Adaro Porcel que empleaba camisa y pantalón blanco con detalles en puños y cuello en rojo. Los colores de la bandera marítima de la ciudad. Junto a Adaro estaban otros gijoneses que ya habían conocido el fútbol, al cursar, también, sus estudios en otros países europeos como Suiza o Alemania. Tal era el caso de Juan Alvargonzález Treacher y sus primos, los hermanos José Luis y Romualdo Alvargonzález Caso (hijos de Calixto Alvargonzález Landeau, escritor y primer director del diario El Comercio). Poco después apareció la Sportiva Gijonesa, fundada en el 1904. En ese mismo año, surgieron otros equipos locales como el Shooting de Gijón, la Recreativa o el Balón Club. Otra persona clave en la implantación del fútbol en Asturias fue el gijonés Ismael Figaredo Herrero. Había jugado al fútbol en su etapa de estudiante en Bélgica y fue clave en su figura de directivo, llegó a ser presidente del Sporting y también mecenas deportivo. Sabido es que la primera noticia sobre el Sporting aparece en el diario local El Comercio en fecha 17 de agosto de 1907. Y a partir de entonces son frecuentes las referencias a los derbis contra otros equipos locales. En nuestra ciudad el principal rival local del Sporting era, también, un equipo colegial: el del Inmaculada. El conjunto de los Padres Jesuitas se disputaba la hegemonía gijonesa contra los sportinguistas hasta bien avanzada la década de los años diez del pasado siglo.

Caso aparte fue el del primer colegio bilingüe habido en Asturias, el Colegio Comercial Hispano-Francés San Ramón, de los hermanos salesianos. El colegio se fundó en 1904 con ocho hermanos de La Salle, cuatro españoles y cuatro franceses. Tuvo un tremendo éxito y pronto se instaló en la calle Dindurra, con internado en el que se matricularon numerosos hijos de indianos adinerados. Allí, con la mitad del profesorado venido de Francia, se incluía en el plan de estudios asignaturas como lengua francesa, historia de Francia (además de la de España, claro), y esgrima o gimnasia. Incorporando, no sólo el conocimiento de una lengua extranjera, sino la educación física como parte imprescindible en la formación de los alumnos. Con el estallido de la Primera Guerra Mundial en 1914 el colegio se vio sumido en graves problemas. Un año más tarde, la totalidad del profesorado francés fue llamado a filas y abandonó Gijón, condenando al colegio al cierre. Eso sí, un grupo de profesores seglares españoles decidió continuar con la enseñanza en el centro, desapareciendo su elitismo y pasando a ser un centro más en la ciudad con la salvedad de que continuaron con su fomento del deporte. Así nació la Academia Hispano-Americana bajo la mano de Florentino Soria, su director, y ella se convirtió en un centro del que surgieron numerosos deportistas, entre ellos un mito del sportinguismo, Manuel Rodríguez “Molinucu”.
No es menos cierto que en Asturias también los centros religiosos, no solo los colegios, supusieron también un elemento dinamizador del fútbol y otros deportes, siendo la línea británica, donde aún hoy en día en las máximas categorías del fútbol inglés quedan restos de ello. El Aston Villa fue fundado por la Birmingham Bible Class, el Christ Church Sunday School hizo lo propio con el Bolton Wanderers y de la Saint Domingo’s Methodist Church surge el Everton. En Asturias, además de los propios de los colegios religiosos, existió el equipo de fútbol de los Hermanos de la Doctrina Cristiana de Avilés, equipo fundado por catequistas en el 1911.
Fuera del ámbito de la escolarización en manos de sacerdotes hubo un caso llamativo, el del Club de Fútbol Bomberos. Se llamaba así porque era el equipo de la Escuela Jovellanos, que en la posguerra estaba en la primera planta del cuartel de bomberos de Gijón (hoy el edificio de la policía local de Hermanos Felgueroso) y éste era quien patrocinaba al humilde equipo colegial.
El mecenazgo surgió a iniciativa de Manuel Prendes, un bombero que veía a los críos jugar en el patio del cuartel. Así que lo propuso a sus superiores y el cuartel de Bomberos patrocinó al nuevo equipo, el Club de Fútbol Bomberos de Gijón, formado íntegramente por alumnos de la citado centro escolar. Eran los años en los que el campeonato de Gijón infantil se disputaba los sábados y domingos en la playa de San Lorenzo, ante la escasez de terrenos de juego, que estaban destinados únicamente para equipos juveniles y regionales. Tres críos de aquel pequeño equipo llegaron al fútbol profesional. Luis Dorado jugó en el Bomberos (1943-45), Blancoval de Ceares (1945-46), Olimpia (1946-47), San Fernando (1947-48), Puerto Real (1948-49) Hispania (1949-51), Langreano (1951-52) y Calzada (1952-54). Fichó por el Sporting en la temporada 1954-55 y también jugó la 1955-56. Después militó en el Langreano (1956-57), Siero (1957-58), L’Entregu (1958-59), Calzada (1959-60) y Praviano (1960-61), donde colgó las botas. Pepe Ortiz Perteneció al Tucán, Bomberos (1944-46), Carreñina (1946-47) y Pelayo de Jove (1947-49). Mediada la temporada 1948-49 se incorporó a la disciplina del Sporting en Segunda División. En el club rojiblanco llegó a ser un verdadero estandarte y uno de los más destacados jugadores de su historia. Vistió la camiseta rojiblanca en 343 ocasiones y marcó 139 goles, además fue delegado del primer equipo. Toda una institución en el Sporting. Pepe Ortiz era tío del periodista Blas Artime jugó en el Bomberos (1945-48), Calzada (48-50), Cimadevilla (1950-52), Racing de Ferrol ( 1952-54), Celta de Vigo (1954-57) y después nuevamente en el Racing de Ferrol para posteriormente cerrar su carrera en el Córdoba. Pocas veces un equipo con tan poco, dio tanto.