La feria del campo y de las industrias agrícolas, ganaderas, forestales y pesqueras cumple su XXXVI Edición
Agropec lleva años siendo la feria que abre el calendario de otoño en el recinto ferial Luis Adaro. El evento más importante del mundo rural en Asturias lleva ya 36 ediciones, y eso que la pandemia impidió que se celebrase la de 2020. Este año, además, es especial. Ya apenas se ven mascarillas, no hay ningún tipo de restricción y el público, cómo no, ha vuelto a responder con mucho interés.
Es curioso, además, ver la atención que cada año concentra Agropec. Profesionales del mundo agrícola se mezclan en las calles del recinto con un público generalista atraído por los talleres, los puestos de artesanía, los gastronómicos o la curiosidad por ver en primera persona a las terneras ganadoras de los premios CONAFE (Confederación Nacional de Frisona Española), además de las rarezas como las ovejas suffolk, teñidas de un color anaranjado.
Los más peques tienen también su sitio. En el pabellón 3 y 4, por ejemplo, pueden asistir a un pequeño taller sobre ordeño de vacas. Allí triunfó Samuel, de seis años, quien consiguió extraer la leche de una vaca estática sin mucha ayuda. “Mi güelu me enseñó hace tiempo”, cuenta, orgulloso, al salir del pequeño corral. También podían aprender algo de artesanía gracias a una clase de moldeado de barro con torno, o sobre el mundo de la miel en una clase de apicultura.
En el pabellón central, el 5, estaba el premio gordo de Agropec. Decenas de terneras se alineaban entre balas de paja y ordeñadoras automáticas. Sus dueños, afanados para presentarlas a los diversos premios CONAFE, las limpiaban y acicalaban con esmero. Los que ya habían sido premiados, lucían las enseñas que destacaban a sus vacas como unas de las mejores del país. “Estar aquí significa dar prestigio a la ganadería, tener más ventas. Te da nombre”, señala Alberto Muñoz, de la Ganadería Mariamor, quien se llevó el subcampeonato de Terneras y Novillas. Lo hizo con una ternera de raza Brown Swiss. “Este mundo te tiene que gustar, se trabaja 24 horas al día, 365 días al año. No es solo arreglarlas y venir aquí”, añade.
Más allá del pabellón central, el de las Naciones ha sido uno de los lugares preferidos por el público. Centenares de jaulas mostraban gallos, palomas, patos u ocas de todas las razas imaginables. También conejos, algunos de hasta nueve kilos, otros de orejas caídas y pelaje mullido. Los más pequeños, claro está, se arremolinaban delante de éstos con visibles ganas de acariciarlos y llevárselos a casa.
Algo parecido ocurría en el pabellón 2. Allí había tres grandes focos de atención. Por un lado, las ovejas, en especial las suffolk – algunas teñidas de naranja-. También las extravagantes texel, “que llaman la atención porque tienen cabeza de gochu”, según Manuel Valle, de la Ganadería La Malladera. Para él, que ya lleva siete años en esta feria, “Agropec es importante para nosotros, nos damos a conocer, nos echamos una mano los unos a los otros y conseguimos alguna venta”. Los otros dos focos fueron las terneras y los asturcones. Éstos últimos, hay que destacar, recibieron las caricias y los mimos de casi todos los visitantes
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La zona gastronómica también es, tradicionalmente, uno de los centros neurálgicos de Agropec. Allí, y a pesar de la cada vez más acentuada presencia de productos de toda España – e, incluso, Portugal-, los que se llevan el mayor protagonismo son los de aquí, los de casa. Los quesos, la miel, la sidra o el vino, además de los productos de la huerta y los embutidos, se llevan la palma.
Entre estos puestos está Ca Llechi, una pequeña productora de quesos especializada, entre otros, en el Casín. De hecho, este año se han llevado el primer premio en la Feria de Avilés a mejor queso del Principado. Marina Rueda cuenta que este año se estrenan en Agropec y sólo han traído, de su catálogo, el Casín para “darle un impulso a este queso, que es tan poco conocido”. Su quesería está en Piloña y ha llegado a la feria agrícola de la mano de Alimentos del Paraíso. “Normalmente no nos queda Casín a estas alturas del año, pero este año teníamos más producción”, añade.
A poca distancia de su puesto está el de Fabes y Horatilizas La Barreda. Son una empresa familiar y los chicos más jóvenes ya están en Agropec echando una mano. Alex e Izan García, junto con su primo Enrique, comparten la tarea de poner en valor tanto la faba blanca como la verdina: “Nuestras fabas son de DOP y las tenemos frescas o ya secas”. “Este es nuestro segundo año aquí, echando una mano, aunque ya veníamos antes”, sonríe Alex con orgullo.
También hay espacio para el producto más gourmet, por supuesto. Trabanco se estrenaba este año en Agropec con su Poma Áurea, el primer brut nature de manzana asturiana desarrollado por la firma gijonesa y acogido a la Denominación de Origen Protegida (DOP) Sidra de Asturias. Aitana Martínez, comercial de la casa, reconoce que “es un producto que gusta mucho y queremos darlo a conocer más aún”. “Mucha gente se acerca a preguntarnos por ella para los establecimientos hosteleros”, añade.
Agropec, pues, cierra hoy sus puertas con un éxito de público evidente. Ni la lluvia, que dejó algún que otro fuerte chaparrón durante la jornada de ayer sobre la feria, frenó el continuo goteo de gente que se acercó al Luis Adaro. Aún queda tiempo para despedir el evento por excelencia del mundo agrícola. No se lo pierdan.
Un poco pobre este año agropec, faltaban muchos puestos