La ultraderecha llega al poder a través de la democracia poniendo en solfa elementos intangibles a la sociedad actual, a los derechos de todos los ciudadanos y al futuro de nuestro medio ambiente. Y esto hay que decirlo.
Ya tenemos nuevo gobierno en Gijón. Un gobierno de coalición entre Foro, el Partido Popular y Vox, como ya sabéis. En dicho gobierno la alcaldía queda en manos de Carmen Moriyón, líder del partido más votado entre esos tres. Y aquí comienzan cuatro años de mandato.
Podríamos hablar del futuro edificio de Tabacalera, si acabará siendo una pinacoteca, un museo, o un Centro Municipal Integrado. O, como hasta ahora, nada.
O de la vuelta de los toros a Gijón. Resulta muy difícil entender que cinco concejales del nuevo gobierno, cinco, hayan puesto en su agenda casi como prioridad absoluta el lograr que una tradición bárbara y decadente se conciba como un logro de este nuevo gobierno ¿En qué momento hemos convertido los toros en algo que la ciudad necesite o que dignifique algo, lo que sea, que lleve asociado la palabra Gijón?
Podríamos hablar de los grandes proyectos de la ciudad, como el Plan de Vías, la tan necesaria estación publica de autobuses o los plazos que se barajan para echar a andar el vial de Jove, si es que sucede. O de la Zalia (y ya de paso pensar quien va a seguir pagando una deuda que supera los 130 millones de euros).
También podríamos afrontar otro tema estrella como es el de la movilidad. Parece que volveremos, por tercera vez en democracia, a cargarnos, sin llegar a poner en marcha, otro Plan de Movilidad. Una vez que hemos sido capaces, entre todos (aunque Foro se crea que es una medalla suya no lo es) de aprobar un Plan General de Ordenación para el urbanismo gijonés; aprobar un Plan de Movilidad resulta imposible. Mejor dicho, resulta patéticamente imposible.
Qué os voy a decir de El Muro. Resulta indicativo de en qué punto muerto está nuestra ciudad, cuando todavía seguimos debatiendo hoy en día sobre si poner coches circulando por la primera línea de costa es algo oportuno. En fin, convendría que nuestros munícipes viajaran algo más lejos que a La Pondala para que observasen cual es el modelo de ciudad del futuro. Peatones y verde. No hay otra. Lo demás es resistir en el medievo a la llegada del conocimiento. Pero qué se le va a hacer. Siempre ha sido así.
Podríamos, podríamos, podríamos. Pero no.
Hoy quiero rasgarme las vestiduras, el carnet de gijonés y mi ética personal por la llegada al poder en el Ayuntamiento de Gijón de la ultraderecha. El partido de Vox. Ese partido que ha basado su campaña electoral, su programa y sus ideas en atacar al feminismo, al movimiento LGTBIQ+ y a la agenda de reformas medioambientales 2030. O lo que es lo mismo, hace gala del machismo, de la persecución de las orientaciones sexuales, de las identidades de género y, para rematar, niega el problema del cambio climático.
Esos señores (aunque la cabeza de lista en Gijón sea una señora, cosa incomprensible a mi entender dadas las políticas que defienden contra su propio género) son y serán un retroceso para el municipio. Son la decadencia más visible en la que hemos convertido la democracia. La ultraderecha llega al poder a través de la democracia poniendo en solfa elementos intangibles a la sociedad actual, a los derechos de todos los ciudadanos y al futuro de nuestro medio ambiente. Y esto hay que decirlo. Y si no se dice y se comparte el espacio con estos señores uno no deja de ser o bien un cobarde, o bien uno más de los negacionistas del bien común.
Y Foro y el PP han decidido dejar claro que son lo mismo que Vox. Y con eso quedan fuera del arco de cualquier avance. Pero no solo eso. Foro ha firmado su sentencia como partido político. No existe, ni existía, pero ahora lo ha dejado claro a los ojos de todos, diferencia entre votar a Foro, PP o Vox. Y este hecho lo notarán en las elecciones futuras. Es el error de tal calibre, por innecesario y por falto de miras, que la sorpresa de lo que suceda en 2027, es ninguna.
Como ninguna es la medida que un partido como Vox pueda proponer para que nuestra ciudad mejore o avance. Ninguna.