El Ayuntamiento inicia las obras de restauración del conjunto histórico, presupuestadas en 35.734,01 euros y sufragadas con fondos europeos; la previsión es que los trabajos finalicen en dos meses y medio, y que afecten al tránsito sólo puntualmente
Es muy posible que a muchos de los cientos de vecinos y foráneos que, al cabo del año, recorren la senda del Cervigón les hayan llamado la atención ciertas estructuras de hormigón dispuestas en su flanco más próximo al mar: una suerte de piezas cónicas, casi piramidales, distribuidas a intervalos más o menos regulares entre cada una. Para un profano, probablemente tales elementos tengan escaso interés; sin embargo, cada uno de ellos contribuye a multiplicar el valor único del conjunto gijonés. Se trata de las llamadas ‘marcas de la milla‘, un antiguo sistema de orientación y medición para los marinos hoy en desuso, visiblemente deteriorado por la acción del tiempo y de los elementos… Y que, ahora, el Ayuntamiento se ha propuesto rescatar. Así, la concejalía de Medio Ambiente ha anunciado este lunes el arranque de las obras para recuperar no sólo dichas estructuras, sino el total de la senda. Las actuaciones previstas, que se prolongarán por espacio de dos meses y medio, costarán 35.734,01 euros, sufragados con fondos europeos.
El proyecto, liderado por el Servicio de Parques y Jardines municipal, no solo prevé la restauración de las marcas más cercanas a la Casa de Rosario Acuña, en su entorno original. También contempla la colocación de paneles informativos, que explicarán al visitante la historia y utilidad de unas piezas que, hasta el desarrollo de mecanismo mecánicos y, después, digitales, servían como referencia de distancia para las tripulaciones de los navíos, y como balizas con las que medir la velocidad que una determinada embarcación era capaz de alcanzar. Su utilidad pasada, aparcada hace casi medio siglo, ha sido rescatada del olvido gracias al trabajo conjunto de técnicos del Consistorio con profesionales del Centro Integrado de Formación Profesional del Mar, y del Colegio de Ingenieros Navales. Paralelamente, se tenderá un segundo sendero junto al actual, accesible para personas con su movilidad reducida, y que incluirá un área de descanso con vistas panorámicas al paisaje y al Cantábrico.
Para el concejal de Medio Ambiente y Sostenibilidad, Rodrigo Pintueles, la actuación recién empezada «es un paso más en nuestro compromiso por recuperar y poner en valor los elementos que forman parte de la historia de Gijón y de su relación con el mar». En ese sentido, el edil del PP enfatiza que, con este proyecto, la urbe «no solo preserva su historia marítima, sino que también ofrece a sus visitantes y residentes una nueva forma de disfrutar de su patrimonio natural y cultural».