Tras la prohibición instaurada en 2016 por la precaria situación de la especie, esta iniciativa, que se desarrollará durante estos meses de febrero y marzo, reactiva una actividad típica sin sacrificar el equilibrio ecológico

En un escenario que conjuga tradición, economía y responsabilidad ambiental, la Consejería de Medio Rural y Política Agraria de Asturias lanza un plan experimental para la explotación del oricio, especie emblemática de la gastronomía regional. Tras la prohibición instaurada en 2016 por la precaria situación de la especie, esta iniciativa, que se desarrollará durante estos meses de febrero y marzo, reactiva una actividad típica sin sacrificar el equilibrio ecológico.
Tras 9 años de espera, los oricios volvían a las rulas asturianas. El temporal ‘Herminia’ complicó el inicio de las capturas, con una mar muy picada y la flota amarrada durante 5 días. Hasta casi 21 euros se disparó el kilo en Avilés, llegando a alcanzar los 27,5 euros en las pescaderías y sobrepasando los 30 euros puestos en mesa en los restaurantes. Pese al precio, la acogida ha sido masiva por los asturianos, que esperan que la medida triunfe y disfrutar de los oricios de su costa.
La medida permite a 89 mariscadores con licencia extraer hasta 15 kilogramos diarios, sin que el cupo total sobrepase las 15 toneladas. Cada ejemplar deberá tener un diámetro mínimo de 55 milímetros, condición esencial para evitar la sobreexplotación y favorecer la regeneración natural de las poblaciones. Esta decisión se fundamenta en los prometedores resultados de la experiencia piloto del año pasado, en la que nueve mariscadores operaron en los concejos de Cudillero y El Franco, entre el límite intermareal bajo y la zona submareal.
El plan surge de una colaboración entre el Centro de Experimentación Pesquera (CEP) de Castropol y las cofradías asturianas. Juntos han establecido unas zonas que comprenden tres sectores: desde la desembocadura de la ría del Eo hasta el río Barayo, desde el río Barayo hasta la ría del Nalón y desde la ría del Nalón hasta el cabo de Lastres. En cada sector, además de estas zonas de recogida, se ha dispuesto un pedrero vedado, que funcionará como área de control sin extracción, permitiendo así medir el impacto de las capturas.
El control y la vigilancia son fundamentales en esta iniciativa: cada cofradía contará con un guardapesca acreditado, que actuará como responsable y se ocupará del pesaje diario de las capturas y de la comunicación de los datos al CEP. Esta medida, además de facilitar el seguimiento de la evolución de los bancos de oricios, también asegura la compatibilidad con otras licencias de artes menores.
Marcelino Marcos, consejero de Medio Rural y Política Agraria, recalca el compromiso con la sostenibilidad de este plan sustentado en criterios científicos: “El equilibrio entre explotación y conservación es posible si actuamos con responsabilidad y respetamos las normativas establecidas”.
La experiencia piloto del año pasado, con evolución favorable en los bancos de oricios, ha servido de base para ampliar el ámbito geográfico de explotación, permitiendo una gestión más integral del recurso. Fuera de estos espacios acotados, los demás pedreros quedan vedados para las capturas.
El renacer del oricio en las costas asturianas simboliza la posibilidad de combinar el saber tradicional con la innovación científica. Con una gestión que respeta tanto el valor cultural del recurso como su conservación, la región se plantea un futuro en el que la actividad pesquera sea un motor económico sostenible y respetuoso con el medio ambiente.