La Fundación Municipal de Cultura, Educación y Universidad Popular es un motor imprescindible en la ciudad de Xixón. Sus trabajadores y trabajadoras son amantes de la ciudad y sobre todo seres pasionales de la educación y la cultura
Hace varios días hablé sobre las residencias artísticas organizadas por la Fundación Municipal de Cultura, Educación y Universidad Popular de Xixón. Este fin de semana, en el momento en que permitieron su visita, fui a valorar con mis propios ojos la actividad o, al menos, las sensaciones al conocerla. Debo decir que mis percepciones, cuando estuve allí, fueron magníficas, no tanto por el liderazgo político de la acción, sino por el liderazgo técnico que la lleva a cabo. Cuando en unas jornadas de puertas abiertas ves a un nutrido grupo de representantes de la Fundación, con esa imagen de equipo cohesionado, bien avenido, ilusionados y orgullosos de su trabajo, sabes que lo que hagan, que lo que se planteen, saldrá bien. Creo, sinceramente, que será la única novedad que se llevará a cabo en esta legislatura a nivel cultural, esperando solo continuismo durante el resto del mandato, pero aunque sea poca la novedad y con retraso con respecto a Europa, siento que, a pesar de un pensamiento político inconcluso, este incipiente proyecto va a generar aspectos positivos a la ciudad gracias a una profesionalidad y amor técnico fuera de toda duda.
La Fundación Municipal de Cultura, Educación y Universidad Popular es un motor imprescindible en la ciudad de Xixón. Sus trabajadores y trabajadoras son amantes de la ciudad y sobre todo seres pasionales de la educación y la cultura. La unión de sus deseos, capacidad y pasiones hace que cualquier actividad encomendada, mejore, se ensamble como un maravilloso puzle, conformando una maravillosa acción cultural o educativa. Con los pocos medios económicos con los que realizan las actividades (la mayor parte de los dineros encomendados van al capítulo I, concerniente al gasto de personal, y otra parte a gastos de funcionamiento, quedando poco para la acción. El capítulo I este año incrementado por el magnífico sueldazo, 61.424 euros, de un director, número diez de la lista electoral de FORO, que no he visto en la inauguración de las residencias de El Palacio, perdón, que no he visto, sin más) hacen malabares para nutrir a Xixón de una acción constante, con calidad y llena de pasión. Claro que hay meteduras de pata y equivocaciones, pobre de aquellos y aquellas que no las tengan, pero Xixón no sería Xixón sin el papel clave de los y las trabajadoras de la Fundación Municipal.
Debemos reflexionar qué hace que esto sea así, qué permite que cambien las personas y se mantenga el espíritu de la FMCEyUP, cómo es posible que los años pasen y el amor se traslade de generación a generación. Está claro: una inercia histórica, un mantenimiento y transmisión de cultura de trabajo, una simiente constante de amor a la ciudad, hacen posible sus logros. Eso es la Fundación historia, cultura, amor. Los responsables socialistas de los años 80 miraron al mundo ataviados de astronautas, de exploradores inquietos, de locos cowboys a galope, pero con la capacidad intelectual de construir en el hoy el mañana. Lo hicieron sembrando la ilusión, amor y pasión que hoy recogen los y las jóvenes que se encuentran en el Antiguo Instituto. Lo hicieron arrancando un motor imparable que rugía por la ciudad y hoy, por múltiples factores, solamente deambula. Lo hicieron conformando una ciudad sobre los valores de la educación y la cultura. Lo hicieron construyendo una ciudad en el ayer para el mañana. Gijón no sería Gijón sin el papel clave del socialismo, sin el papel clave de esos soñadores que en los ochenta miraron al horizonte.
Pero volviendo al hoy. Los grupos de trabajo y sus relaciones se ven al alejarles de mesas y sillas, ubicándolos en esos lugares neutros en donde uno se relaja y fusiona la persona y el trabajador. Gestionar personal te hace fijarte en momentos, gestos, posiciones de los cuerpos, confidencias al oído… y lo que me llegó el sábado en San Andrés de Cornellana, con la gente de la Fundación, fue buen rollo, buen ambiente, buen grupo. Mucho de ello debe ser por el responsable técnico de la misma, Aitor Martínez, un trabajador de la casa al que le han ofertado la posibilidad de encabezar la misma durante esta legislatura y, sabedor de su capacidad, asumió el reto. Al mismo tiempo, ser conocedor de las sombras interiores, siempre existentes en las organizaciones, le permitirá sacar lo mejor de cada profesional. Creo que eliminará los errores políticos y dará consistencia a las acciones. De momento, ayer más de la mitad de los departamentos en los que pivota la actuación de residencias estaban allí, no por el trabajo, ese ya estaba hecho, sino por representar a la Fundación, ver el resultado y disfrutar.
Además de lo concerniente al ámbito relacional, está el ámbito laboral. Cuando te enseñan el proyecto con pasión, con ilusión, reflejando en la cara emoción por lo trabajado y por lo que puede ser, no te queda otra que imbuirte en el mensaje, en las palabras, disfrutar del bello edificio, dejarte llevar por la paz de los jardines y visionar los espacios de talleres y espacios comunes (de momento demasiado pobres los dos. Unos bien parecen una celda misionera, y lo común solo es lugar de paso, pues no apetece ni sentarse en incómodo mobiliario). El trabajo también debe ser pasión, también debe ser disfrute, mostrando orgullo y seguridad en lo hecho, todo eso lo vi en Contrueces. Los que tenemos la suerte de gozar de nuestras profesiones creo que lo transmitimos, pues el sábado así me lo transmitieron. Enhorabuena y gracias.
Por último, el resultado. Aunque todavía sin definir claramente el espíritu de las residencias, error político, no sabiendo muy bien si es para investigación, para creación, para producto, para proceso, los y la artista que han disfrutado de los espacios en este proyecto piloto son maravillosos. Adrián Conde, Marcos M. Martínez, Olimpia Oyonarte, Jesús García de Marina, tienen trabajos magníficos en diferentes ámbitos de la creación. Adrián es excepcional en todo lo que hace, Olimpia un lujo para esta región, Marcos llevo viendo su evolución desde su premio Asturias Joven en 2013 y De Marina nada que no pueda decir una imagen suya. Todos son una apuesta segura, aunque creo que todos saben que han podido ofrecer más de su residencia, y no lo han hecho, no porque ellos no hayan querido, sino porque quien las convoca y organiza no tuvo muy claro el qué se quería hacer, sí el hacerlo a toda prisa, y así es difícil que salga bien, mejor dicho, que se pueda sacar todo el potencial de una acción cultural con unas grandísimas posibilidades para los y las creadoras y la realidad que rodea al Palacio. Cualquiera de los que estuvieron estas semanas en el antiguo albergue podrían haber dado más al espacio y a la realidad colindante, por capacidad artística y por valor humano, por calidad de su trabajo y por su capacidad de transmitirlo, por creadoras y por personas Sus producciones, sus resultados, gracias a la residencia, mejorarán, eso está claro, ellos y ella son magníficos, pero han sido un poco desaprovechados porque tienen una gran capacidad de transmitir conocimiento, acciones y cultura a aquello que tocan. Esperemos que la parte técnica sepa qué hacer con las residencias, cuál es su finalidad, qué quiere transmitirse a la realidad cercana, cómo llevar a cabo la relación creadores entorno ciudad, de momento lo que se hizo fue una rápida nube vacía al aire que los y las trabajadoras de la Fundación están convirtiendo en lluvia fina para la cultura de Xixón.
Esperando con ilusión el resultado de la segunda convocatoria, escasamente dotada económica, aunque mucho más que la piloto, confiando plenamente en los y las trabajadoras de la Fundación para darle coherencia y sentido, creo que tenemos las raíces del proyecto de mayor éxito de FORO durante doce años en el ámbito cultural, no recuerdo ningún otro y son muchos años de parálisis. El Palacio tiene muy buena pinta. Expectantes.