El palacio de Revillagigedo se levanta imponente en su privilegiada situación en pleno centro de Gijón: junto al puerto deportivo, en el encantador barrio de pescadores de Cimadevilla, mirando de frente a la estatua de Don Pelayo y a tan solo unos pasos de la plaza Mayor. Pero el edificio no solo presume de ubicación, sino que constituye el ejemplo más valioso de casona palaciega barroca del concejo. Es, sin lugar a dudas, una de las construcciones más emblemáticas de Gijón, y también su joya barroca.
Sin embargo, el inmueble, propiedad de la entidad bancaria Liberbank y destinado a usos culturales, acumula años de declive en su programación. Responsables de la entidad bancaria plantearon por primera vez a finales del 2020 que el Ayuntamiento asumiese la gestión, pero la propuesta fue descartada.
El Revillagigedo, la mejor expresión del Barroco en Gijón
Aunque datado del siglo XIII, el palacio de Revillagigedo se edificó sobre una torre medieval que ya había sido erigida en el siglo XV. El marqués de San Esteban del Mar de Natahoyo fue quien impulsó las obras del palacio, pero su nombre se le debe al conde de Revillagigedo, su último propietario noble. La construcción que hoy contemplamos responde al proyecto del arquitecto Francisco Menéndez Camino, quien reformó la torre originaria y levantó el resto del edificio.
Arquitectónicamente, el palacio de Revillagigedo se compone de cuatro alturas sobre una planta rectangular. Las dos torres están más elevadas que la parte central, donde se concentra la riqueza decorativa del edificio. La construcción está dividida en cinco partes simétricas, con cinco arcadas que forman una galería porticada en la planta baja. Además, la última planta no estaba en los planos originales, sino que se añadió con posterioridad.
Adosada al palacio, la colegiata de San Juan Bautista, con su robusta torre de tres plantas y su ornamentación barroca, completa el conjunto, declarado monumento histórico-artístico en 1974, hoy, Bien de Interés Cultural (BIC).
El edificio, que sufrió una profunda restauración a causa de los daños recibidos durante la guerra Carlista, permanece abierto al público desde 1991, y lo hace como centro cultural. En 1976 su último dueño, Álvaro Armada y Ulloa, vendió el palacio de Revillagigedo a la Caja de Ahorros de Asturias por un precio simbólico (tan sólo 25 millones de las antiguas pesetas). Sus instalaciones pasaron entonces a estar destinadas a finalidades públicas.
El Revillagigedo como centro cultural
Tras su restauración, el palacio se convirtió en un centro de arte internacional, una de las principales salas expositivas de la ciudad de Gijón, incluso de todo Asturias. Durante años acogió exposiciones temporales de artistas nacionales e internacionales de primer orden, y eran habituales en él grandes eventos y exposiciones de creadores ya consagrados. En cambio, con el paso del tiempo el espacio ha perdido peso como referente artístico y turístico en la ciudad.
A finales de 2020, los responsables de Liberbank se abrieron por primera vez de forma clara y manifiesta a que el Ayuntamiento asumiese la gestión del palacio de Revillagigedo, lo que supondría para las arcas municipales un coste de 1,2 millones al año. El elevado precio y la apuesta firme del gobierno local de convertir Tabacalera en el motor cultural de Gijón hicieron que el consistorio descartase la propuesta.
En sus estancias se expusieron obras de Eduardo Chillida o Goya, entre muchos otros. Hoy poco queda de su esplendor como centro cultural, pero el Revillagigedo sigue siendo parada ineludible de todo el que visita Gijón. Imposible no detenerse a contemplar este edificio y sus siglos de historia.
Por miGijón