La entidad inicia diversas labores de conservación y mejora en los entornos del río y el arroyo gijoneses, como parte de su acuerdo con el Ayuntamiento; requerirán un desembolso de 7.000 euros, parte del acuerdo de hasta 1,5 millones a invertir en cuatro años

Tirando de cierta dosis de poesía, no sería exagerado decir que el río Piles constituye la espina dorsal acuática de Gijón. Con utilidades tan variopintas a lo largo de la historia como zona de baño, espacio de navegación o coto de pesca, hoy por hoy no es posible entender la idiosincrasia sin prestar atención a dicho cauce, como tampoco a la maraña de arroyos y regatos que, de un modo u otro, lo complementan. Y una parte de esa vasta red ha entrado, para bien, en el punto de mira de la Confederación Hidrográfica del Cantábrico. La entidad ha iniciado los trabajos de conservación, mantenimiento y mejora de un tramo del mencionado Piles, y de otro del arroyo Llantones, intervenciones todas de lo más oportunas a tenor del constante crecimiento de la vegetación colindante, que ya ha llegado a entorpecer en normal flujo de las aguas en algunos puntos. El coste del conjunto será cercano a 7.000 euros.
Si se atiende al detalle los trabajos, que abarcarán una extensión combinada de unos setenta metros entre el Piles y el Llantones, incluirán la retirada de un árbol caído de gran tamaño, así como la tala de varios árboles que, por su crecimiento y por efecto de la situación del firme, presentan peligro de caída. En esos casos, el objeto no es otro que mantener la capacidad de desagüe de los cauces mediante la eliminación de elementos obstructivos; a mayores, se acondicionarán otros puntos con labores de menor calado. En fin, una batería de acciones enmarcadas dentro del convenio suscrito por la Confederación y el Ayuntamiento de Gijón, que prevé el desembolso de 1,5 millones de euros durante cuatro años., y que, desde su entrada en vigor el 1 de agosto de 2022, ya ha exigido el gasto de 1,3 millones del mencionado total.