«Les aseguro que aquí no acaba la cosa porque tampoco Pablo González es el bálsamo ni el pegamento. En los próximos días veremos como la diana de los tiros será el propio presidente«
“Si alguien piensa que quitando a López-Asenjo de la portavocía se soluciona el problema de la Junta Local de Gijón, está muy equivocado o no tiene visión política alguna”
Recojo la afirmación de un destacado dirigente del Partido Popular asturiano con el que me encontré durante este fin de semana en uno de mis paseos. Tanto él como otras personas conocedoras de la realidad del PP gijonés tienen claro que el problema de ahora no es más que una consecuencia de los personalismos con los que han actuado tanto el propio Alberto López-Asenjo como el presidente local del partido, Pablo González, o la misma presidenta regional, Teresa Mallada.
Las fuentes consultadas coinciden en el análisis de las causas que generan la actual crisis. La dirección nacional del PP fue quien decidió nombrar a Alberto López-Asenjo como candidato a la alcaldía de Gijón. Esa decisión provocó resquemor ya que Pablo González aspiraba a esa candidatura y la decisión de Génova le “exilió” a la Junta General del Principado. Tras las elecciones, una vez más el PP se quedó sin premio, y Teresa Mallada, en su afán de acabar con cualquier rastro del “cherinismo” fulmina a Mariano Marín para alzar a Pablo González hasta la presidencia local. Un cargo al que, según aseguran destacados militantes, no le hubiese hecho ascos Alberto López-Asenjo, un hombre al que compañeros de partido definen como “un funcionario más que un político”.
El cambio en la presidencia del PP local marcó el inicio de unas hostilidades que ahora han reventado entre Pablo González y López-Asenjo, “un verso libre” sin camarilla ni grupo de apoyo pero que “llegó a Gijón con aspiraciones que iban mucho más allá de lo local”, afirma otra dirigente de los populares.
Y es que la historia del PP gijonés ofrece los suficientes argumentos como para nutrir durante varias temporadas a la desaparecida serie “La casa de los líos”. El estigma dejado por Mercedes Fernández durante décadas al frente del partido, primero en Gijón y luego en Asturias, ha dejado un rastro de enfrentamientos y desencuentros que sin duda se han pagado en las urnas.
En un repaso rápido, la junta local de Gijón ha protagonizado historias políticas y personales dignas de una jaula de grillos. En febrero de 2003, Pilar Fernández Pardo llegó de forma abrupta a la presidencia. Diez después, el comité ejecutivo regional acordaba su destitución inmediata para poner una gestora al frente de la junta local. Fueron diez años de plantes, dimisiones, cismas y enfrentamientos. Incluso en 2007, un juzgado condenaba por vejaciones al secretario de acción sectorial de la junta local, Luis Madiedo, tras acosar con llamadas a la diputada y compañera de partido Cristina Coto (ahora en Vox).
En 2014, David González Medina, en otro golpe del “cherinismo”, es elegido presidente local en un congreso que acabó al grito de “tongo, tongo” de los críticos encabezados por Nacho Riestra. Un presidente local salpicado por una condena relacionada con las drogas y cuyo nombramiento fue anulado por los tribunales. Tres meses después de su elección renuncia a un cargo para el que de nuevo Mercedes Fernández pone a su candidato: en 2015, el abogado Mariano Marín llega a la presidencia local del PP y asegura también que viene a cerrar heridas.
El castillo de naipes se desmorona totalmente cuando Mercedes Fernández anuncia en 2019 que deja la presidencia del PP asturiano. Una decisión condicionada por la nueva dirección nacional que encabeza Pablo Casado. La llegada de Teresa Mallada se llevó por delante a Mariano Marín y cualquier resto de lo que muchos definen como el “tacherismo”. En marzo de este año, Pablo González, brazo armado de Mallada, se pone al frente de la junta local gijonesa con la intención de «integrar a todo el mundo que quiera aportar, sin protagonismos, con humildad y con respeto a todos los compañeros».
El comité ejecutivo regional ratifica la destitución de López-Asenjo como portavoz. Les aseguro que aquí no acaba la cosa porque tampoco Pablo González es el bálsamo ni el pegamento. En los próximos días veremos cómo la diana de los tiros será el propio presidente. Como ayer adelantó miGijón, ya hay quien recoge firmas para pedir un nuevo congreso. Lo dicho: la casa de los líos.