La dirección del colegio mantendrá una reunión el 2 de octubre con el Gobierno local en la que preguntarán los motivos por los que «las obras que van a realizar se consideran incompatibles con la actividad lectiva»
Celebraciones hoy para la comunidad escolar del Rey Pelayo. El colegio público gijonés ha dado comienzo a las obras de rehabilitación que recuperen y mejoren su estructura; aquella que hace casi dos años provocó que se derrumbase el suelo de un aula infantil en la planta baja y obligó a su cierre. Desde enero de 2023, sus alumnos han permanecido reubicados en el colegio El Llano y la Escuelona a la espera de su ejecución y de fechas concretas en las que esperan volver a sus aulas. Sobre ello se ha pronunciado la consejera de Educación del Principado de Asturias, Lydia Espina, que ha visitado esta mañana el centro junto al equipo directivo para presenciar el inicio de las obras. Estas cuentan con un plazo de cuatro meses y un presupuesto que asciende a los 360.000 euros.
Espina ha sido clara en expresar que la ambición de la Consejería es «agilizar los plazos» y por eso ha hablado por el Principado a la hora de fechar a finales de enero o comienzos de febrero de 2025 la posible reapertura del centro. «Una vez acabadas estas obras y que el colegio sea seguro, se podrá recuperar la actividad lectiva» a tenor del proyecto iniciado por el área de Educación en el Principado. La cuestión es que en el rey Pelayo se acometerá una segunda reforma, en este caso dependiente del Ayuntamiento. El área de Infraestructuras Urbanas y Rurales afrontará tareas de refuerzo estructural del edificio, además de crear una cubierta verde envolvente para mejorar la eficiencia energética, y hacer mejoras en la accesibilidad. Se trata de una obra que cuenta con fondos europeos y un presupuesto cercano a los cinco millones de euros. La previsión era que su licitación se iniciará este agosto y, sin contratiempos de por medio, los trabajos empezasen en marzo del 2025, con un plazo de ejecución de doce meses, cumpliendo así los plazos establecidos por Europa, de manera que ambas obras no se solapasen «para agilizar los plazos».
Por ese motivo, la Consejera se ha mantenido prudente respecto a los plazos fijados por el Ayuntamiento y su criterio sobre conciliar la vuelta de los alumnos con la reforma. El Ayuntamiento gijonés ya había manifestado hace meses que estas eran incompatibles con la actividad lectiva. Ha dejado claro que la prioridad para el Principado «aquí» es «la seguridad y acabar en plazo». Cumpliendo esas premisas, los alumnos podrían volver a las aulas «sin ningún problema» lo antes posible por parte de la Consejería. Cosa distinta, según ella, son las obras del Ayuntamiento. «Sabrán las obras que van a hacer y los tiempos que les van a llevar», se ha limitado a indicar la consejera, sin entrar a hacer valoraciones, aunque se ha asegurado de zanjar los titubeos con un mensaje claro: «Máximo respeto al Ayuntamiento».
Por su lado, la directora del colegio público Rey Pelayo, Pilar Álvarez Iglesias, ha asegurado que reciben la noticia del inicio de obras y esa pequeña posibilidad de volver a su colegio con una «ilusión y unos ánimos impresionantes». Álvarez Iglesias ha remarcado que llevan 20 meses fuera de su centro educativo, con lo que eso conlleva de conciliación familiar y trabajo del profesorado, así como alumnado que se ha graduado sin poder volver a su colegio. Sobre esto último, ha apuntado que para los alumnos de sexto de Primaria, el saber que igual van a poder graduarse en su colegio, en el que llevaban desde los tres años, «es una gran noticia», ha resaltado: «Por fin vemos la luz al final del túnel». Dicho esto, ha matizado que el próximo 2 de octubre tienen una reunión con el Ayuntamiento, donde esperan que les informen de por qué el Gobierno local considera que son incompatibles las obras que van a realizar a nivel municipal con la actividad lectiva.
A este respecto, ha indicado que el proyecto que se presentó en su día al claustro por parte del Ayuntamiento, con el que se optaba a fondos europeos que finalmente fueron concedidos, la actividad educativa no se veía afectada por las obras. «No entendemos qué cambió ahora», ha lamentado Álvarez Iglesias, quien ha recalcado que de haber sabido que eran incompatibles con la actividad lectiva el claustro no hubiera apoyado estas obras. «Lucharemos para que, si el edificio es seguro, nosotros podamos volver», ha dejado claro. Ha explicado, en este sentido, que las obras que va a ejecutar el Ayuntamiento afectarán a la fachada, además de que van a poner una cubierta vegetal y quieren abrir las aulas al patio. «No es estructural», ha incidido la directora del centro educativo. Ha aclarado, asimismo, que como el edificio pertenece al Ayuntamiento y está precintado por él, la Consejería ahí no podría decir «nada». Ha insistido, eso sí, en que no se entendería que en cuanto el edificio sea seguro, que siga precintado.