Adrián Barbón confirma que propondrá a la actual consejera de Transición Ecológica, Industria y Desarrollo Económico para encabezar la institución; su puesto en el organigrama autonómico lo ocupará la directora de Minería y Energía, Belarmina Díaz
El que ya ser perfila como el primer gran movimiento de piezas en el tablero de la actual legislatura asturiana ha abandonado la categoría de rumor, y va camino de convertirse en una realidad tangible. Tal como el presidente del Principado, Adrián Barbón, ha confirmado esta misma mañana, su Gobierno propondrá al Gobierno de la nación a la actual consejera de Transición Ecológica, Industria y Desarrollo Económico, Nieves Roqueñí, como próxima presidenta de la Autoridad Portuaria de Gijón, en sustitución del saliente Laureano Lourido. Una pretensión que, en la práctica, es un hecho de inminente consumación, y que irá acompañada del nombramiento de la directora de Minería y Energía, Belarmina Díaz, como relevo de Roqueñí, al frente de un área que pasará a serlo de Industria, Transición Ecológica y Comercio. Se espera que su toma de posesión se efectúe el 14 de febrero.
La salida de Roqueñí del equipo de Barbón se produce en un momento incómodo, tanto para ella como para el conjunto del Ejecutivo asturiano. Acosada por las críticas en relación a la falta de seguros por daños materiales en todas las plantas del Consorcio de Gestión de Residuos de Asturias (COGERSA), primero, y por el posible conflicto de intereses suscitado por sus relaciones familiares con directivos del Grupo Minerales y Productos Derivados, SA (MINERSA), después, la aún hoy consejera ha estado en el centro de la polémica, de un modo u otro, desde hace más de un año. Y esos dos no han sido los únicos frentes en los que ha tenido que combatir… Desde las filas de Izquierda Unida (IU), socio minoritario del PSOE en el Gobierno, llegaron a confesarse «hartos» de la gestión de Roqueñí, en particular en lo concerniente al futuro de la descarbonización y a las alegaciones sobre la nueva legislación nacional para la energía eólica. En todos los casos los de IU afearon a la consejera la demostración de un compromiso insuficiente.
Barbón ha negado esta mañana que el paso de Roqueñí a El Musel vaya a responder a un intento de aplacar esas tensiones. «Todo lo contrario», ha afirmado, recordando en que el Puerto de Gijón es «una de las administraciones más potentes que tiene Asturias», y zanjando esa parte del anuncio con una reflexión: «Si le pasara factura a una consejera su gestión, en este caso no iría promocionada a ser presidenta del Puerto; esta es una muestra de mi total y absoluta confianza en Roqueñi«. A ese respecto, el presidente ha enfatizado que a la futura exconsejera «le ha tocado gestionar situaciones muy difíciles, pero es una mujer de enormes capacidades que, técnicamente, tiene un conocimiento muy riguroso». Y ha concluido reiterando su convicción de que «es la mejor persona» para el puesto, ya que «conoce el Puerto y su funcionamiento, ha formado parte de su Consejo de Administración, tiene una enorme trayectoria en la vertiente industrial y en la medioambiental, y cuenta con esa garantía de solvencia, además de con una empatía probada«.
¿Y qué decir de Belarmina Díaz, quien en apenas dos semanas se sentará tras la mesa de la Consejería? Bien, a juicio de Barbón la elección de la directora de Minas y Energía no ha sido casual, sino el fruto de una exhaustiva búsqueda para con alguien «con conocimiento del sector industrial, que tenga amplia trayectoria en el dominio del mismo, en la gestión, en las relaciones con la Comisión Europea y que, además tenga una comunicación tanto con el Ministerio de Transición Ecológica, como con el propio Ministerio de Industria«. Requisitos todos que reúne Díaz, y a los que se suma su presumible competencia en lo concerniente al comercio, como prueba el renombramiento del área que pasará a liderar. Con todo, no será el único cambio de nomenclatura en el Ejecutivo; la Consejería de Hacienda, en manos de Guillermo Peláez, pasará a denominarse de Hacienda, Justicia y Asuntos Europeos, mientras que la de Fomento, que ocupa Alejandro Calvo, lo será de Movilidad, Cooperación Local y Gestión de Emergencias.
De todo lo anterior ha dado cuenta Barbón durante una comparecencia para hacer balance del grado de cumplimiento de los veinticinco compromisos para el mandato en curso, cita que le ha servido para notificar que, a día de hoy, «se pueden considerar cumplidos en su integridad diecisiete» de ellos. Otros siete se hallan «parcialmente cumplidos, o se están cumpliendo», mientras que hay otro flagrantemente sin alcanzar: el futuro de la Ciudad de Vacaciones de Perlora. «Hay que reconocer que ahí tenemos que dar una marcha más por parte del Gobierno de Asturias para cumplir con ello», ha confesado al respecto el presidente autonómico, antes de referirse a otros proyectos necesitados de mayor impulso, como el de las ‘escuelinas‘, en el marco del cual «es verdad que se ha creado la red autonómica, y que se han establecido las primeras, pero no al número que habían dicho o esperaban en 2024».
La renovación de infraestructuras sanitarias es otra de las medidas que avanzan al ralentí, y Barbón no ha podido eludir referirse a la ampliación del Hospital de Cabueñes, repitiendo que «el Gobierno del Principado ha negociado hasta la extenuación, intentando que la resolución contractual fuera el último de los escenarios». Por último, ha destacado que el acceso a la universidad a todas las familias a través de las becas salario ha quedado igualmente pendiente, así como los recursos contra la soledad no deseada, una estrategia tenía que haberse finalizado en el año 2024, pero cuyo documento está aún en fase preliminar de trabajo.