«No sé quién pensó que iban a resistir, pero se veía venir», protestan los vecinos del Polígono, que reclaman al Gobierno local una reparación urgente y la colocación de elementos más sólidos en el que es uno de los espacios más frecuentados del barrio
Llegó, sopló… Y destrozó. Esa libre reinterpretación de la célebre frase «Llegué, vi, vencí» («Veni, vidi, vici«, en el original en latín), proferida por el general romano Julio César tras derrotar a Farnaces II del Ponto en la batalla de Zela, resume con precisión los efectos que la borrasca ‘Herminia’ ha tenido sobre el barrio gijonés del Polígono de Pumarín… Y, más concretamente, sobre la recientemente reformada plaza de Clara Ferrer. Sólo dos días después de que el Ayuntamiento anunciase la finalización de dichas obras, el espacio público amanecía este martes con varias de las velas de lona que conforman su pérgola arrancadas, consecuencia directa de las fuertes rachas de viento que dominaron la pasada noche. Ni qué decir tiene que el hecho ha vuelto a exacerbar los ánimos de los lugareños; tanto, que sus representantes no han tardado demasiado en exigir al Ayuntamiento una reparación urgente… E, incluso, una sustitución integral de los elementos dañados por otros más recios y resistentes.
«No sé quién pudo pensar que eso, así hecho, iba a resistir«, reflexiona Manuel Cañete, presidente de la Asociación Vecinal ‘Evaristo San Miguel’ y, por azares del destino, uno de los primeros habitantes de la zona que se encontró los destrozos. Ante sus ojos, como si del velamen de un antiguo buque de línea a la deriva se tratase, varias de las lonas flameaban, sueltas de varios de sus cuatro anclajes, mientras que en otros espacios de la pérgola, directamente, brillaban por su ausencia. Una estampa sangrante si se considera que, junto con el nuevo arbolado de tipo ‘Estocolmo’ y la instalación de un sistema para reaprovechar el agua de lluvia, la reforma de la pérgola fue una de las intervenciones estrella del proyecto, anunciado por primera vez a finales de 2023 y, en su momento, lanzado a licitación con un precio de salida de 106.583 euros.
De todos modos, nada de lo sucedido anoche ha sorprendido en exceso a Cañete, quien hace un par de días ya advirtió públicamente sobre sus dudas en torno a la durabilidad de las velas. «Lo que ha pasado se veía venir; quedaría muy bonito, y todo lo que quieras, pero no podía durar«, sentencia ahora, aguardando, como sus representados, el próximo movimiento de ficha del Consistorio. Eso sí, por el momento el Gobierno local no se ha pronunciado sobre qué pasos dará al respecto: si una mera restitución de las lonas dañadas, o una modificación total de la pérgola.