El hostelero y cantante paraguayo, al frente de El Vinilo desde hace 14 años, se hace cargo del veterano establecimiento después de la jubilación de Manuel Joaquín López Fernández y José Antonio Castillo con la intención de mantener el nombre y darle un giro al local después de Navidad
Anoche echó la persiana el Tenampa, el histórico local situado en la calle Pedro Duro —al lado de la antigua estación, ya desaparecida, de Feve, ahora Solarón, y enfrente de la iglesia San José— que abrió sus puertas el 24 de julio de 1997. Pero será sólo por 24 horas, porque mañana, a las 7 horas, José Vera va a tomar el relevo de López Fernández y Castillo al frente del negocio.
«Tenemos un sentimiento de pena porque son muchos años con algo que creamos nosotros de cero, pero también un alivio», bromea Manolo, como lo conocen todos sus clientes. Un establecimiento que recibe el nombre de la taberna de la plaza Garibaldi, en Ciudad de México, donde acudían José José Alfredo Jiménez y Chavela Vargas, que se va a mantener con el cambio de propiedad.
No obstante, la intención de Vera es darle un giro al negocio, lo que pondrá en marcha después de la fiestas sin fecha definida. «Queremos respetar a la clientela actual en estos días», apunta el paraguayo, «y más adelante enfocarlo en dar tapas, que la gente pueda pinchar algo, y primera copa. También como ‘sports bar’, donde poder ver el fútbol». Será ése el momento de cerrar por unas semanas para actuar sobre el local y lavarle la cara. Hasta entonces, los churros bañados con chocolate no cesarán para delicia de los muchos visitantes que se acercan al Solarón para disfrutar de las atracciones navideñas.
Se pone fin así a una etapa de 27 años del Tenampa con Manolo y su concuñado Toni, que desde el año 1987 hasta el 2020 regentaron también el Chafariz en Marqués de San Esteban, y se abre la de Vera, con amplia experiencia hostelera. El paraguayo se colocó al frente de El Vinilo, donde trabajaba como camarero, en 2010, karaoke de referencia en la ciudad situado muy cerca, en La Acerona.
«Me enteré de que se jubilaban, y como ya me conocían del karaoke, fui, les saludé, tuvimos una conversación y llegamos a un acuerdo», relata el paraguayo. De cara a mañana no anuncia cambios, más allá de los horarios —«abriremos los fines de semana a las 5 y media, sábado y domingo. Por semana será a las 7»—, pero no oculta los nervios: «Trataremos de estar a la altura de nuestros clientes».
Mientras, ayer Manolo y Toni se despedían en un ambiente familiar con sus parroquianos más cercanos. «No será una gran fiesta, ésas las hicimos en las inauguraciones», avanzaba el primero horas antes de poner al cierre a un Tenampa al que le espera un nuevo rumbo este 2025.