La actual presidenta de Foro, y alcaldesa de Gijón, declara como testigo en el juicio contra el fundador del partido, acusado de haber incurrido en la apropiación indebida de 181.648 euros de la formación; el antaño presidente de la región califica su relación con Moriyón de «enemistad total»
El juicio que ha sentado en el banquillo de los acusado a Francisco Álvarez-Cascos, señalado como presunto autor de un delito de apropiación indebida de más de 181.648 euros de las arcas de Foro Asturias, ha llegado este jueves a su segunda sesión… Y a una de las más esperadas. Poco después de las once de la mañana las puertas de la sala se abrían para dar acceso a una de las testigos más esperadas de cuantas han sido citadas: Carmen Moriyón, en la actualidad alcaldesa de Gijón y, más aún, presidenta del mismo partido del que Cascos fue fundador en 2011. Su declaración, en un clima de tensión por la conocida enemistad de la regidora con el acusado, y por el tono con el se ha dirigido a ella en ciertos momentos el abogado defensor del segundo, Luis Tuero, se ha centrado en tratar de desmantelar buena parte de los argumentos del ex presidente del Principado, incidiendo especialmente en dos líneas: el carácter, personal o no, de los gastos de Cascos imputados a Foro, y el grado de utilidad o, incluso, de existencia de la sede del partido alquilada en Madrid a la ex mujer del dirigente.
En las horas previas a la entrada de Moriyón en la sala el protagonismo volvió a recaer, como ya sucediese el martes, en Cascos. Manteniendo el perfil desafiante de aquella primera sesión del proceso, hasta el extremo de haber sido reprendido en varias ocasiones por la extensión y carácter reiterativo de sus respuestas, el acusado ha prometido que «no vine a Asturias para forrarme ni lucrarme, sino para servir«, y ha descartado que tuviese «poderes, ni firma, para manejar las cuentas» del partido, al igual que tampoco contó con tarjetas de crédito o débito, pues «siempre pagaba primero los gastos, y luego se entregaban las factures a Rosario Cabal«, a la sazón parte del organigrama técnico de Foro. A ese respecto, Cascos ha insistido en que «teníamos un acuerdo de instrucciones para el modelo básico de funcionamiento de tesorería y auditoria» del partido, que «aprobó la Junta Directiva, que se cumplía y funcionó siempre de una manera correcta», sin que «se le negase un dato a nadie». Ahora bien, sí ha enfatizado su incapacidad para ejercer cualquier otra actividad, aparte de la política, que garantizase el sustento de los suyos. «De eso vivía mi familia; yo había dejado toda actividad y no tenía otro ingreso«, ha sentenciado, si bien ha descartado que, durante sus seis meses como presidente autonómico, cobrase de Foro.
El mal clima se ha multiplicado al pasar a mencionarse la relación de Cascos con otros cuadros del partido. Así, tras afirmar que existió una Junta de Foro en la que «se establecieron las normas e instrucción de tesorería, y las formas de pago de los gastos protocolarios y representativos» que luego abonaría, el acusado señaló a Pedro Leal, tercer presidente del partido tras la dimisión de Cascos en 2015, y de su sucesora Cristina Coto en 2018, como una de las personas que más trabajó en la fiscalización de esas cuentas, aprovechando para recalcar que él no fue el único que pasaba gastos y tickets conforme al sistema establecido. Derivando la cuestión hacia la polémica sede de Foro en Madrid, ha asegurado que José Luis Sostres fue uno de los afiliados que con más fuerza clamaron por su apertura, razón por la que ofreció el inmueble de oficinas propiedad de María Porto, su ex mujer, «de forma desinteresada». Algo que en el partido no convenció, siempre según Cascos. «Desde el partido me dijeron que eso había que formalizarlo de alguna manera; me pareció bien, y me dijeron que había unas tarifas, así que se formalizó con el contrato con Teresa Alonso como secretaria», ha declarado. No obstante, ninguna mención a terceros ha sido más comentada que la hecha acerca de Carmen Moriyón, con la que ha confirmado mantener «una relación de enemistad total» por haber filtrado sus datos.
Finalizada la declaración de Cascos, pasadas las once el protagonismo recaía en la citada Moriyón. Y lo cierto es que la alcaldesa de Gijón no ha dado cuartel al que fuera fundador del partido… Iniciando sus respuestas con la acotación de que el sistema imperante en el partido en aquellos años era «totalmente presidencialista«, con su máximo líder como «el único que lo conocía todo», la regidora ha sido categórica al calificar los gastos de Cascos como «personales», y ha aportado una vívida descripción del panorama que tanto ella como el entonces secretario general de Foro ahora diputado Adrián Pumares se encontraron al acceder a las cuentas. «Hasta 2019 confíe en la honorabilidad del líder«, ha relatado; esa percepción cambió tras las elecciones de aquel año, y el retorno de Cascos a Madrid, momento en que «desaparece de la escena; es cuando vemos la deuda de 350.000 euros, y al secretario general y a mí se nos cayó el mundo». Detalles que Moriyón ha aprovechado para afear la conducta que le intuye al acusado. «Yo no paso gastos de peluquería al partido, ni trajes, ni vestidos, ni zapatos«, ha zanjado por ese lado, añadiendo, eso sí, que «si yo hubiera sido presidenta del Principado, no me hubiera ausentado sistemáticamente todas las semanas de Asturias para ver a mis hijos en Madrid«.
Era cuestión de tiempo que la atención regresase al inmueble propiedad de Porto en la capital española, y fue ese punto de la declaración de Moriyón cuando el momento llegó. Y, de nuevo, las palabras de la alcaldesa de los gijoneses no han contribuido a apuntalar la defensa de Cascos… Moriyón ha asegurado que la existencia de esa sede madrileña «no se conocía en el partido», una afirmación con cierta base si se tiene en cuenta que la regidora hubo de bajar a la capital en varias ocasiones para abordar cuestiones de impacto nacional, como el Plan de Vías. «Jamás fuimos a una sede cuando yo tenía que ir a reuniones a Madrid«, ha acotado, añadiendo que «se conoció (su existencia) con la auditoría y, posteriormente, con la comisión directiva», al reparar el cierto «gasto de 5.000 euros fijos al mes». De ahí su convicción de que la sede, como tal, no fue sino una invención. «¿Por qué no hay ninguna foto de esa sede? Señor fiscal, eso no existió«, ha concluido.
Minutos antes del receso, Moriyón ha puesto punto final a su testimonio apelando a las propias emociones. «Como 180.000 asturianos, yo confié en la honorabilidad del líder«, ha apuntado, recordando que «hasta 2011, que me afilié a Foro, yo no pertenecí a ningún partido. Creía en un proyecto político… Y en las capacidades de quien lo iba a liderar«.