Sus responsables conceden el traslado de la licencia de la que debería haber sido la Kremlin Cup a la ciudad asturiana, en la que se disputará la competición del 3 al 9 de noviembre, con Tomás Carbonell repitiendo como su director
Mediaba la tarde de este jueves cuando una combinación a partes iguales de alegría y sorpresa se apoderaba de la escena deportiva gijonesa en general, y los amantes del tenis en particular. Con el reloj señalando las seis y cuarto, responsables del Ayuntamiento y de la Federación Asturiana de Tenis concurrían juntos en la Casa Consistorial para dar a conocer una buena nueva poco esperada fuera de sus respectivos despachos: contra todo pronóstico, la ciudad volverá a ser sede del Torneo ATP250 en 2024, dos años después de su primera experiencia. Una elección que, a mayores, dispara las posibilidades de que repita como escenario en 2025. Y todo después de que, tras arduas conversaciones, la máxima autoridad de la Asociación de Tenistas Profesionales (ATP), impulsora de la competición, concediese la cesión a Gijón de la licencia de la que debería haber sido la Kremlin Cup, en manos de la empresa israelí Watergen, que hará las veces de patrocinadora. Así, el que será conocido como Watergen Gijón Open se disputará del 3 al 9 de noviembre, en la 45ª semana del torneo, a sólo una del Máster y en un espacio del tiempo en el que sólo coincidirá con la francesa Metz, después de que Estocolmo se trasladase a la 42ª semana.
«Ha sido un proceso duro», reconocía ayer el presidente de la Federación Asturiana, Fernando Castaño, quien informó de lo ocurrido desde el Consistorio, acompañado de la vicealcaldesa y concejala de Turismo, Ángela Pumariega; del portavoz municipal, Jesús Martínez Salvador, y de los ediles de Deportes, Jorge Pañeda, y de Relaciones Institucionales, Jorge González Palacios. Según el máximo responsable del tenis en el Principado, tras el éxito cosechado en 2022 y con Rusia aún empantanada en su guerra en suelo ucraniano, la ATP seleccionó Tel Aviv como sede alternativa para la competición que tendría que haberse jugado en la capital rusa. El estallido del conflicto en Gaza dinamitó esa posibilidad, por lo que las atenciones se desviaron a Sofía; no obstante, la ciudad búlgara reconoció no disponer de las infraestructuras necesarias para ello. Durante un corto espacio de tiempo se meditaron otras opciones, fase en la que podría haberse postulado Gijón, si bien no lo hizo, y, a la postre y pese a todos los inconvenientes, el interés se decantó por Sofía, recurriendo a distribuir los partidos en diferentes sedes.
Aquello, en palabras de Castaño, «fue un fracaso», con una consecuencia inmediata: «la Federación Española renunció a proseguir en la lucha». Con todo aparentemente perdido, la suerte, de súbito, sonrió a Gijón. La empresa propietaria de la licencia moscovita, la ya mencionada Watergen, empezó a buscar con qué ciudad contactar, y acudió a Tomás Carbonell, director del anterior torneo disputado en Gijón, y que mantendrá dicho cargo en 2024. Las conversaciones fueron ganando en profundidad y, por fin, en la noche del miércoles al jueves, la ATP firmaba el traslado de la licencia. «Es una historia bonita, que da para escribir un libro», reflexionaba ayer el presidente de la Federación Asturiana, convencido de que se trata de «una noticia muy buena no sólo para los aficionados al tenis, sino para todos los gijoneses, para la marca de nuestra ciudad y para el área de Turismo, que podrá vender paquetes con billetes del futuro AVE y entradas para el tenis».
«Por primera vez, tenemos tiempo para trabajar», apuntan en la Federación Asturiana de Tenis
Por el momento, las previsiones son optimistas en cuanto a la presencia esos días de algunos de los nombres más destacados de la raqueta a escala internacional. Siendo la 45ª semana inmediatamente posterior a la del Open de París, y previa a la del Máster, «puede ser que haya jugadores que necesiten puntos para entrar en la lista», explicaba Castaño. En este punto, es necesario recordar que el Máster lo disputan los ocho mejores tenistas de la clasificación mundial, por lo que cualquier punto que se pueda arañar a fin de escalar en la tabla es valioso. Además, a juicio del mismo Castaño, Gijón tiene sobre Metz cierta ventaja que la puede hacer más interesante para los atletas que se planteen escoger una u otra, y es que «nuestra bolsa de premios es de un millón de euros, y la de Metz, de 650.000 euros».
Todo ello tendrá, confían desde la Federación, una repercusión notable sobre la urbe. Según la auditoría encargada por el Observatorio del Deporte tras el ATP250 de 2022, frente a la aportación de 1,2 millones de euros hecha entonces por Gijón, se obtuvo un retorno directo de 1,5 millones directos en todas las empresas regionales, mientras que, a nivel publicitario, se contabilizó en seis millones gracias a impactos televisivos, y a otros 800.000 en presencia en prensa. Ahora, con la mirada puesta en el año que viene, el Ayuntamiento repetirá su aportación de 1,2 millones; el resto de los casi cuatro que costará el torneo procederán de partidas tan dispares como los patrocinios, los contratos con empresas o, desde luego, la venta de taquillas. En ese sentido, el Palacio de los Deportes seguirá disponiendo de 5.000 localidades, con localidad que serán «un poco más caras que las de 2022, cuando fuimos el torneo más barato de Europa», si bien se pretende que «no suban de un 15% o 20%». A mayores, cabe señalar que hay sobre la mesa un proyecto de mejora del Palacio. «Por primera vez, tenemos tiempo para trabajar».
¿Y qué hacer para que esta buena fortuna se dé de nuevo en 2025? Castaño lo tiene claro: trabajar. «La ATP aprobó el traslado de la licencia de Moscú durante dos años, pero va a depender del éxito», reflexionaba este jueves. Para obtener ese triunfo, que se tradujo en que «el pasado año los ciudadanos llenaron el Palacio», la pretensión ahora es que, «si en la auditoria de 2022 sacamos un 9 sobre 10, este año esperamos sacar el 10 sobre 10. Hay un nivel de exigencia y de detalle increíble; hasta bajaban a mirar el estado de los azulejos de los vestuarios». De nuevo, Gijón tiene un as en la manga en la figura de Carbonell, quien tiene «el premio al mejor organizador de torneos de Europa. Tenemos que estar a la altura, y lo vamos a estar». Una confianza compartida por el edil Jorge Pañeda, decidido a que se repita la condición de la urbe como «referente en organización», y a intentar que experiencias como la del ATP «sean un reflejo para que otros deportes de alto nivel vean en Gijón una ciudad con futuro, y que pongan nuestro nombre en el mapa internacional».