Con la salida de Falo Castro desaparece el vínculo personal que el club tenía con los hermanos Castro a pocos días de que se cumpliera el 55 aniversario de Jesús con el equipo gijonés
La sorpresiva despedida del que hasta ayer era conserje de El Molinón, Falo Castro, ha sacudido el corazón del sportinguismo. Castro deja el club tras treinta años de vinculación profesional. Se va el tercero de los hermanos Castro del estadio que hoy lleva el nombre de su hermano. Pero Falo no sólo fue un excelente “mayordomo” del estadio decano del fútbol español -sustituyendo en el cargo a otra persona queridísima por los aficionados, el añorado Alejo Caso- fue también un hombre de fútbol, un guardameta, como lo era su hermano Jesús y como lo fue su padre, apodado también Quini, el progenitor defendió las porterías del Vetusta ovetense y del Calzada gijonés, entre otros clubes. Poco se puede decir de los dos primeros que no se haya dicho ya. Ambos son dos héroes sportinguistas, el segundo, además, trasciende a lo deportivo con su trágica muerte en la playa de Pechón, dando su vida por salvar la de dos niños. Quini lo fue todo en el Sporting y en el F.C. Barcelona, siete pichichis (cinco en Primera, 3 de ellos con el club rojiblanco, y dos en Segunda), 35 veces internacional absoluto y otras 2 veces internacional olímpico (sub 23), coincidiendo en esta última selección con su hermano Jesús, el gran guardameta que también jugó en 6 ocasiones con la selección olímpica española. Jesús, además, defendió desde 1968 hasta 1985 la portería del Real Sporting de Gijón, rechazando numerosas ofertas para cambiar de aires, que mejoraban en mucho lo que ganaba en el conjunto asturiano.
Pero, como decíamos, Rafael “Falo” Castro también fue un buen arquero. Comenzó jugando en los equipos de los Salesianos en Avilés, al igual que sus dos hermanos, cuando residía en el barrio avilesino de Llaranes en, un guiño del destino, haciéndolo en la calle Río Piles, el que bordea el Fondo Norte de El Molinón, el club de sus amores, donde aún hoy trabaja, y donde comenzó su andadura deportiva profesional. Falo Castro empezó en el Sporting Promesas, el segundo filial rojiblanco, que militaba en Regional Preferente, y que servía como puente para los chicos que salían del juvenil, antes de dar el salto al primer filial, el Deportivo Gijón, hasta 1979, y Sporting Atlético a partir de esa fecha.
Allí, entrenado por Iván, realizó una memorable campaña por lo que ascendió al primer equipo filial de la mano de Novoa. Falo permaneció como jugador de la entidad hasta el 30 junio del 1981 (ya con la denominación de Sporting Atlético). Tras cuatro temporadas en el Sporting, causa baja y, al poco tiempo, el destino le juega una mala pasada. Disputando un partido benéfico en Cáceres sufre la tan temida triada, que en realidad son tres lesiones en una: las fracturas del ligamento cruzado anterior, del ligamento lateral interno y del menisco interno de la rodilla. Le lesión se complica y comienza un rosario de operaciones que le llevan a pasar hasta cuatro veces por el quirófano y a plantearse, muy seriamente, dejar el deporte de forma definitiva. Tras tres años inactivo, con un proceso de recuperación lento, sometido a recaídas constantes, el tren del fútbol parece haber pasado para Falo, pero aparece el del fútbol sala en sus inicios como deporte profesional. Comienza a jugar y se muestra como un portero del más alto nivel. En la temporada 1985-86 debuta en la División de Honor, con el Autos Gómez de Avilés, donde también jugará el siguiente año, para ser después fichado por uno de los equipos más importantes en el fútbol sala español del momento, el Dulma Astorga.
Bajo la presidencia de Gregorio Río, el equipo maragato había logrado convertirse en un club de envergadura, aspirante a estar siempre en el pelotón de arriba, un club profesional que combinaba grandes jugadores nacionales con el fichaje de estrellas provenientes del futbol sala brasileño, internacionales por su país como los que fueron sus compañeros: Carlinhos y Silvio. El deporte del fútbol en pista, recientemente profesionalizado y con el impulso mediático dado por la prensa, muy especialmente por el periodista radiofónico José María García, comienza a tener espacio en los diarios deportivos. Falo está incluido recurrentemente en el equipo ideal de la jornada que, por entonces, publica Marca. La llamada de la selección absoluta no tarda en llegar. Falo Castro, como lo hicieron sus hermanos, se convierte también en internacional. Defendió los colores de la selección española absoluta en 10 ocasiones, todas ellas durante su periodo con el equipo leonés. Tras tres años de éxitos en Astorga, vuelve a Asturias. Es fichado por La Fontaine de Gijón, también de la máxima categoría del fútbol sala nacional. Su regreso a casa se ve empañado por otra grave lesión. Otra vez la triada se cruza en su camino, esta vez en la rodilla derecha. Nuevo calvario, hasta seis operaciones en esta segunda y definitiva fractura de ligamentos, que le empuja a abandonar definitivamente la práctica del deporte profesional en 1991. Pero el destino quiso que Falo volviera a trabajar para la entidad rojiblanca.
Hace casi una treintena de años la empresa en la que estaba empleado fue contratada por el Sporting y comenzó su nueva andadura en la entidad que se reforzó con su vinculación directa con el club rojiblanco hace cinco, pasaba a ejercer como conserje del estadio y, además, a colaborar con el responsable de seguridad del club, Carlos Barcia, convirtiéndose en su “segundo de a bordo”. Además, se contrató a su mujer, María José, como empleada de una de las tiendas sportinguistas y que también ha sido sorpresivamente cesada. Con la salida de Falo Castro desaparece el vínculo personal que el club tenía con los hermanos Castro a pocos días de que se cumpliera el 55 aniversario del debut del primero de ellos con el equipo gijonés. El 14 de abril de 1968 Jesús Castro se estrenó con el Sporting en un encuentro contra el Celta disputado en Vigo. Cincuenta y cinco años que finalizaron ayer.
Estos mejicanos empiezan a dar miedo y sobretodo asco,mucho asco. Debe ser muy importante echar a una persona querida y respetada, para el devenir de la clasificación del equipo. Es mucho mejor fichar al del método de las bellotas y a un matemático,por no hablar el dietista. ASCO.
El fútbol es mucho más que dinero.
El Sporting es mucho más que fútbol.
Jamás pensé que lo diría pero están haciendo bueno a Fernández.