ENTREVISTA A LA ESCRITORA Y AUTORA DE ‘ESTADO: DEJANDO DE BUSCAR’
“Ojalá este libro lo hubiera escrito alguien antes y yo lo hubiera leído”, confiesa sobre su nueva obra ambientada en Gijón
La escritora Elena Canales presentó hace unas semanas en Gijón su primera novela, ‘Estado: Dejando de buscar’ (Libros Indie, 2021), dentro del certamen Metropolitanas. Un libro en el que cuenta, en primera persona, cómo es ser una mujer soltera a los 40. Un conjunto de anécdotas ambientadas en la villa con las que busca “cambiar esa percepción de que solo hay un tipo de final feliz” y que comenzaron a tomar forma cuando decidió pedir una excedencia e ir a recorrer, mochila en mano, el sudeste asiático. De todo ello hablamos con ella.
Tras pasar por la universidad te instalas en Madrid, donde fichas por una gran empresa. En esa ciudad pasas varios años, con una vida “de éxito” hasta que, antes de cumplir los 40, lo dejas todo y das un cambio a tu vida, ¿qué pasa entonces?
En 2014 llevaba un tiempo con una situación personal y profesional complicada, así que decido pedir una excedencia en el trabajo e irme de viaje yo sola, con una mochila. Era algo que llevaba queriendo hacer mucho tiempo, pero que por miedo o por la “seguridad” de tener un buen trabajo había ido posponiendo. Pensé que si no lo hacía en ese momento ya no iba a hacerlo nunca, así que me fui. Ese viaje me cambia la perspectiva de las cosas. Fueron cuatro meses de mochilera por el sudeste asiático, y allí es donde empecé a escribir mi historia.
Aún hay quien se sorprende al ver una mujer viajando sola, más en lugares tan lejanos para nosotros. ¿Cómo fue lo que te encontraste allí?
Está claro que siempre hay un riesgo, pero el sudeste asiático es un sitio muy seguro. Además, tuve la suerte de contar con una amiga que ya había viajado por el mundo, y ella me transmitió mucha confianza. Fue quien me habló de la gran cantidad de chicas que viajan solas. Sí es verdad que aterricé con todo ese miedo a lo desconocido, pero lo perdí en el momento en que llegué y pude ver cómo era todo. Muchas veces esos miedos, tanto en estos viajes como en muchas otras facetas de nuestra vida, nos bloquean para hacer las cosas que nos gustarían. En mi caso, ese viaje fue una aventura que me permitió conocer a mucha gente, abrirme a nuevas experiencias y confiar en que no todo el mundo va con malas intenciones.
«Muchas veces los miedos nos bloquean para hacer las cosas que nos gustarían»
Parte de ese miedo imagino que se quedó en Gijón, con tu familia y amigos.
Mi madre, que sabía la situación que atravesaba cuando decidí irme, fue capaz de ‘tragarse’ ese miedo para no transmitírmelo. Soy consciente de que fue un acto muy generoso por su parte.
De esa experiencia nace tu novela, ‘Estado: Dejando de buscar’ (Libros Indie, 2021), ¿cómo surge la idea de escribir este libro?
La verdad es que siempre me ha gustado escribir un diario, en parte porque creo que me expreso mejor por escrito, y a este viaje también me llevé un cuaderno. Una vez allí, en un momento dado me cruzo con un chico que se parece a mi primer novio e inconscientemente empiezo a pensar en todas las relaciones que he tenido y todo lo que me ha llevado hasta esa situación. Yo, que entonces ya tenía treinta y pico años, siempre había pensado que a los treinta estaría casada y con hijos, tal y como había visto a mi alrededor. Durante un tiempo me fue complicado gestionar eso, que a veces las cosas no salen como te gustaría. Con el tiempo he visto que esa situación no tiene por qué ser tan mala, y es que el no haber tenido familia fue lo que me permitió ahorrar e irme de viaje haciendo algo que me gustaba.
¿Qué podemos encontrar a lo largo de sus páginas?
Quise darle un poco la vuelta a la historia, así que fui recopilando anécdotas que me pasaban, como con esas preguntas incómodas de: ‘¿Por qué no estás casada? ¿No piensas tener hijos?’ En definitiva, es una especie de “protesta”: No todas las historias son como nos las han contado en las películas y en los libros, no todas tienen un final de perdices para dos y las cosas no siempre salen como nos gustaría, pero eso no tiene por qué ser malo. He tratado de reírme de mi misma, porque el libro está narrado en tono de humor, pero realmente recoge cosas no tan divertidas como la soledad, o tener que tomar decisiones sin nadie más. Hay cosas que no me gusta hacer sola, pero he aprendido que si no las hago sola no las voy a hacer.
“No puedes vivir esperando a que pase algo que quizá nunca suceda”
¿En qué momento notas esa “presión social” por tener una familia?
Antes de cumplir los 30 y durante toda la treintena. Durante esos años en los que a todo el mundo le pasan cosas buenas como conocer a sus maridos, casarse o tener hijos. A mí no me pasaba. Lo viví con frustración y enfado y gracias a ir de viaje, a conocer otras culturas, otras vidas y a pensar mucho, fui entendiendo lo que te decía antes, que no todas las historias son como nos las han contado en el cine. He aprendido a ser feliz así.
Aunque te criaste en Gijón has pasado muchos años de tu vida en Madrid, ¿notas que hay alguna diferencia entre estas ciudades a la hora de encontrar pareja?
En Madrid es más fácil conocer gente, tanto amigos como parejas, e integrarte en un grupo. Es una ciudad en la que hay mucha gente de fuera, y es más fácil que se organice una quedada o una fiesta entre personas que no tienen nada que ver unos con otros. Respecto a esa presión por casarse y tener hijos creo que se vive igual, aunque sí es cierto que Madrid te da cierto anonimato y, por ejemplo, está normalizado que una chica (o un chico) vaya sola a un concierto o a una exposición. Una de las anécdotas que cuento en el libro es que cuando vivía aquí en Gijón hubo un concierto de Antonio Vega, un artista que a mi me encantaba y no quería perdérmelo, así que me planté en el Casino yo sola. Parece algo pequeño, pero me costó mucho tomar esa decisión de ir sola y creo que en Madrid no me lo hubiera pensado tanto.
“Hay cosas que no me gusta hacer sola, pero he aprendido que si no las hago sola no las voy a hacer”
¿Cómo es eso de ser soltero o soltera a los cuarenta?
Hay dos perfiles de personas solteras: los que no quieren tener pareja, de los que también habló en el libro, que son personas que no están interesados en encontrar otra pareja y les gustan sus vidas tal y como están. Y luego hay un segundo perfil, que es mi caso, de personas que sí hubiéramos querido tener familia, pero no hemos encontrado a la persona indicada. Lo que he querido plantear es que hay otros escenarios. Todavía se sigue oyendo eso de “bueno, cuando estés bien contigo misma o cuando dejes de buscar seguro que aparecerá”. Lo que digo es que no puedes vivir esperando a que pase algo que quizá nunca suceda.
¿Puede ser ‘Estado: Dejando de buscar’ el libro que te hubiera gustado leer hace años?
Sí, desde luego. Me habría cambiado muchos puntos de vista y habría acabado con muchas creencias limitantes y muchos miedos. Ojalá este libro lo hubiera escrito alguien antes y yo lo hubiera leído. Aunque parece un libro “para ellas” la verdad es que no, lo están leyendo amigos y amigas y me está sorprendiendo gratamente con la respuesta. A ellos les está gustando porque muchos de también han pasado por situaciones parecidas, a veces tampoco nos entienden a nosotras, y está bien que conozcan el punto de vista de una mujer sobre distintos temas. Por eso es un libro que le recomendaría a todo el mundo.
Varios años en Madrid y varios viajes y estancias por el mundo después, has vuelto a Gijón. ¿Qué tiene esta ciudad para que hayas decidido volver? ¿Tienes en mente un segundo libro?
La verdad es que han sido un poco las circunstancias, era el momento de “volver a casa”. Pero a mí siempre me ha gustado mucho Madrid, sé que hay gente que dice eso de “Madrid es horrible, qué mal” pero curiosamente suelen ser personas que no han vivido allí. Ahora, en Gijón, y pese a que pensé mucho tiempo que no volvería, me encuentro muy bien, estoy muy acompañada por mi familia y he buscado alternativas al entretenimiento y diversión en el deporte y el trabajo. Pero no descarto volver a marcharme donde. La vida me ha dado tal “bofetada” de realidad que he pasado de tenerlo todo muy planificado a dejarme llevar y dejar que me sorprenda. Me he mudado muchas veces y en ese sentido necesito un poquito de paz. En cuanto a un segundo libro, me gustaría en un par de meses volver a sentarme a escribir, aunque todavía no tengo muy claro lo que quiero contar.
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