«El viernes, nuestra alcaldesa supo dar marcha atrás, reconocer sus errores y dimitir. Ese noble (y nada fácil) gesto la honra a ella y honra al PSOE»
Recuerdo la primera vez que disfruté Borgen, aquella serie de televisión que narra los entresijos de la política danesa a través del personaje de Birgitte Nyborg, la primera ministra, y que nos hace ver que no todo huele a podrido en Dinamarca. Cada uno de sus episodios es un homenaje a la democracia y un sano contrapunto al cinismo maquiavélico de House of Cards. Mi mujer y yo la llamábamos la serie de “igualito que aquí” porque cada vez que escuchábamos un diálogo sereno y constructivo entre tres fuerzas políticas radicalmente distintas, o cada vez que veíamos a un ministro acudiendo a la televisión pública para dar cuentas de sus decisiones a la ciudadanía, dejándose someter a un tenso interrogatorio de preguntas no pactadas por parte del cuarto poder, nos decíamos el uno al otro: «¡igualito que aquí!»; y, cuando ese mismo ministro dimitía reconociendo sus errores y pidiendo disculpas a la nación, aún con más asombro nos decíamos al unísono: «¡igualito que aquí!».
Pues bien, no todo huele a podrido en nuestro Ayuntamiento. El viernes, nuestra alcaldesa supo dar marcha atrás, reconocer sus errores y dimitir. Ese noble (y nada fácil) gesto la honra a ella y honra al PSOE. ¿Se puede salir indemne del poder? ¿Se puede ejercer el mando sin quedar moralmente tocado por las decisiones que se deben tomar? En la ficción, Birgitte Nyborg nos demostró que es posible: en la última temporada, escuchó a la militancia de su partido, a los ciudadanos de Dinamarca y a su conciencia personal, y antes de que la política la condujese a un lugar inhumano y oscuro, dimitió y se puso al servicio de su partido y su nación. En la realidad, Ana González, también nos lo ha evidenciado. Gracias por hacer de la política un servicio público y no un modus vivendi.
¡Pero si no ha dimitido! Todo lo contrario, ha anunciado que va a quedarse hasta agotar el mandato. Lo único que ha hecho es anunciar que no se presentará a unas primarias a que nunca espero que llegaran, y que ya sabe que perdería. Eso no es dimitir, es agarrarse a la silla hasta que la echen por la fuerza… Vaya fraude de artículo.
He vuelto a leer el artículo y me encuentro con que su autor es secretario de la agrupación municipal socialista… Sólo así se puede comprender este panegírico demencial. Ana González organizó una rueda de prensa en el ayuntamiento para hablar asuntos exclusivos del funcionamiento interno del PSOE y anunciar que «no me planteo dimitir como alcaldesa». Todo ello sin reconocer un solo error, y asegurando «sin soberbia», que «soy bastante buena política». En su mundo paralelo, Eduardo Infante asegura que «la alcaldesa supo dar marcha atrás, reconocer sus errores y dimitir.»
Como se puede tener la cara dura de decir que Gervasia a dimitido, ya podía ser verdad, gracias por hacer de la política un servicio publico y no un modus vivendi? jajajajaa… ya veremos en breve que otro puestuco le han buscado… Alucinante el articulo