Continuación de la entrevista realizada por Josu Alonso a Lucía Martiño, surfista de talla mundial
¿Su madre es su mayor apoyo?
Si, le gusta venir a la playa y grabarme. Esos vídeos se los paso después a mi entrenador para trabajar en la tecnificación. Mi familia también me apoya pero al final mi madre es la que más está.
Casi sin saberlo forma parte de su cuerpo técnico…
Si, aunque las mejores olas siempre las pierde por algún motivo (risas): tiene que cambiar la tarjeta de la cámara, pasó alguien por delante, se escapó el perro…
¿Qué ha sacrificado por este deporte?
Pequeñas cosas pero nada de lo que me arrepienta. Es cierto que me hubiese gustado ir a la universidad como todos mis amigos o salir con mis amigas en lugar de acostarme pronto para levantarme a las seis a surfear pero lo hacía porque quería. A veces me hubiese apetecido ir a todas la fiestas de prao pero estaba de campeonato en campeonato. Ha habido momentos donde me hubiera gustado hacer otras cosas pero estoy muy agradecida de haber optado por esta vida.
Pero podía no haber sido así. Es decir ¿una valora todos los escenarios?
Podría haber salido peor pero siempre he tenido los pies en la tierra. He contado con apoyos y eso me ha llevado a realizar los campeonatos. Si hubiese visto que no los tenía quizá hubiera dejado la competición.
Ahora el surf es otra cosa. Cada vez más escuelas, cada vez mas deportistas pero si echa la vista atrás ¿cómo fue la primera vez que cogió una tabla?
Desde pequeña pasaba los veranos en playa España con mis padres. Mis primos y unos amigos teníamos unos body boards y nos poníamos de pie sin saber lo que era el surf. Mi madre conocía a unos chicos de Cantabria que tenían unas tablas de surf y les preguntó si las vendían. Antes de comprarlas se ofrecieron a darnos unas clases. Recuerdo que se vinieron un fin de semana a la playa de Vega y fue increíble. Era finales de septiembre y se acaba el verano pero esas navidades el regalo estrella fue una tabla para cada uno. Estuvieron en casa hasta que acabamos las clases en junio. Justo ahí abrió la primera escuela de surf en Gijón y nos apuntamos al cursillo. Así hasta hoy.
¿Una de las partes más complicadas cuando empezaba fue la soledad?
El inverno en el norte es bastante duro. El agua esta congelada pero como nos encantaba, íbamos a los cursillos el fin de semana y el frío ni lo sentíamos. Cuando me lo empecé a tomar más en serio, a los 14 años, había muchos días que era duro entrar después del colegio. A día de hoy es lo que más me sigue costando.
“Me hubiera encantado estudiar Medicina pero no lo podía compaginar con el surf”
¿Qué le diría a alguien que piense que el surf tiene mucho de postureo?
Todos los que surfeamos y competimos sabemos que no hay tanto postureo como la gente piensa. Es verdad que en redes sociales podemos enseñar lo bueno de nuestro deporte: viajes, surfear en bikini, olas increíbles pero hay mucho trabajo detrás que no se enseña: entrenar en el norte de España con lluvia, malas condiciones, baños horribles…
¿Se ve toda la vida surfeando o conoce tu fecha de caducidad?
Hasta que el cuerpo aguante. Quizá a nivel competitivo no para toda la vida pero surfeando si me veo lo que el cuerpo quiera.
Usted es una chica previsora. Tanto que al deporte le han acompañado los estudios con una carrera de Administración y Dirección de Empresas. ¿Qué le llevó a esta elección cuando alguien podría pensar en INEF?
Yo hubiese ido por una rama mas científica, me hubiera encantado estudiar Medicina pero no se podía compaginar. Necesitaba una carrera que me pudiera abrir puertas de cara a trabajar en algo relacionado con el surf o el deporte y la podía hacer online.
Acaba de participar en el libro “Inspiring Stories by Evax” de la Fundación Inspiring Girls y Evax. ¿Esto es también una forma de darle a la mujer el hueco que le corresponde?
Es uno de los proyectos que mas me ha gustado. A mi me habría ayudado como niña haber tenido referentes femeninas. Cuando iba al agua había muy pocas chicas que surfearan en invierno, me faltaba esa amiga y estoy muy orgullosa de ver que ahora hay niñas que se tienen las unas a las otras. Gracias al proyecto, se animará a esas niñas a qué persigan sus sueños y no importan los límites porque todo se puede conseguir.
También es imagen de marcas asturianas. Por ejemplo, Fuensanta. ¿Para usted es importante no olvidarse de los de casa?
Es un orgullo ser asturiana y que una marca como Fuensanta te apoye es más increíble todavía. Fue espectacular grabar el anuncio por toda Asturias.
Primera parte de la entrevista: “No cambiaría vivir en Gijón por ningún otro lugar del mundo”
Josu Alonso es colaborador de miGijón y periodista de Cadena SER Gijón
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