«No cuesta nada hacer lo correcto», asegura la pareja paraguaya que halló el importe en metálico Avilés y lo restituyó a su legítimo dueño, un farmacéutico de la ciudad
Quienes ponen en tela de juicio la capacidad del ser humano para la bondad, la honradez y la justicia deberían, tal vez, repasar la historia reciente de Avilés, y detenerse en el martes 25 del mes pasado. Porque ese día, contra todo pronóstico y en un alarde de honestidad que, sin duda, debería sentar cátedra y servir de ejemplo al conjunto de la sociedad, Alejandro ‘Pachi’ Escobar y su mujer, Perla, ambos paraguayos de nacimiento y residentes en la ciudad desde hace dieciséis años, encontraron en una céntrica calle un fajo de billetes que sumaban un total de 400 euros. Sin testigos de lo ocurrido, perfectamente podrían haberlos deslizado en su propio bolsillo; sin embargo, la pareja optó por acudir a la Policía Local y devolver el importe a su legítimo dueño, Jaime Ortega, un joven farmacéutico de la misma urbe que lo había perdido, al igual que la cartera, unas horas antes.
Tanto Escobar como Ortega recordaban ayer entre risas un suceso que, todo, hay que decirlo, en sus primeros compases llenó de desesperación al segundo de ellos. «Aparte de por la inteligencia y la belleza, se me caracteriza por una ‘empanada’ importante», bromeaba Ortega, que descubrió que tanto la cartera como el dinero, que transportaba fuera de ella, habían desaparecido de su pantalón después de regresar a casa, a recoger unas llaves que se le habían olvidado. De hecho, es a esa prenda a la que el joven culpa de su transitoria desgracia, ya que «era un pantalón ‘pitillo’, con bolsillos ceñidos y muy inseguros; igual al sacar el móvil arrastré el dinero fuera, y la cartera se me cayó. El caso es que lo eché todo en falta».
Horas después el civismo de cierta vecina, cuya identidad no ha trascendido, que halló la cartera y se la entregó a la Policía Local permitió a Ortega recuperar el objeto vacío, pero no así el dinero. Entre tanto, ‘Pachi’ Escobar y su mujer acaban de salir de su domicilio, «resignados a hacer ejercicio para continuar con la vida saludable», cuando se toparon con el fajo de billetes «tirado en el suelo y ordenado». De inmediato llamaron a las autoridades, que les indicaron que, al tratarse de una cuantía abultada, no era posible que se personaje un agente y lo consignase; era preciso que acudiesen a dependencias policiales. Así lo hicieron, y el azar quiso que Escobar y Ortega se encontrasen en la misma sala sin saber que uno estaba a punto de entregar el dinero perdido por el otro. Tras una rápida gestión, durante la cual ‘Pachi’ insistió en que «todo quedase por escrito, porque en mi país hay mucha corrupción», los agentes entregaron el dinero a su legítimo dueño.
Aunque conocidos de antes, si bien de simple vista, este pintoresco hecho ha reforzado el aprecio entre ambos; en especial después de que Escobar se negase a percibir por su gesto compensación alguna, pese a que Ortega la ofreció y a que la ley lo contempla. «No cuesta nada hacer lo correcto», afirmaba ‘Pachi’ ayer, consciente de que «muchas veces no queremos porque es más cómodo, o más fácil, pero la satisfacción de hacer las cosas bien no tiene precio». Además, la experiencia le ha llevado a ponerse siempre en el lugar del otro, y a tomar conciencia de que «se le podría caer a alguien a quien le habrá costado mucho ganarlo». Por su parte, para Ortega la lección está bien aprendida; tanto que, mientras estudia si dejar de lado su gusto por los pantalones ‘pitillo’, «mi madre me va a comprar una ‘mariconera’, para llevarla en bandolera».