ENRIC JULIANA, PERIODISTA
«Cuando el PSOE quedó tercero en Madrid se encendió una alarma en el tablero del Presidente del Gobierno»
«Me preocupa que se vaya difundiendo la negación de la legitimidad democrática de un gobierno que emana del parlamento»
«Lo cierto, y es grave, es que se ha pagado la crisis de Marruecos con la cabeza de la Ministra de Asuntos Exteriores»
Enric Juliana es uno de los grandes periodistas españoles. Su columna en La Vanguardia es imprescindible. Sus análisis en la Cadena Ser, certeros, clarificadores, racionales. Conoce las claves y los entresijos políticos de nuestro país como un observador tranquilo y apacible, conectado estrechamente a los partidos y las instituciones. Con su experiencia es capaz de anticipar los movimientos en la partida de ajedrez de nuestro país. Acaba de ser galardonado con el Premio Rodolfo Walsh por su reportaje: Aquí no hemos venido a estudiar.
-Vox es un partido que va contra las instituciones y se legitima a través de ellas. Tengo la impresión de que, en ocasiones, son el resto de partidos los que hacen que Vox sea un partido protagonista y no un partido secundario. Primero sucedió con su abstención en el Congreso para permitir que el Gobierno solicitara a la UE los fondos de recuperación y resiliencia y ahora vuelve a ocurrir con el TC reconociendo parcialmente su recurso de inconstitucionalidad contra el decreto del Estado de Alarma.
-Vox es un partido legal, tiene derecho a presentarse a las elecciones y tiene representación parlamentaria. Contra eso no se puede objetar nada y aunque ellos han planteado la declaración de ilegalidad de otros partidos, el resto tienen más perspectiva democrática. Yo invertiría la cuestión. Es decir, la reciente sentencia del TC contribuye voluntariamente o no (eso estará ya en la conciencia de los magistrados), a engrosar lo que se viene haciendo desde el principio de la investidura de Pedro Sánchez, enero del 2020, poco antes de que comenzase la epidemia. La sentencia se engrosa al calificativo de “ilegítimo” que algunos pretenden adherir al gobierno. Esta canción va sonando constantemente en el Congreso de los Diputados. A veces se ha transformado, incluso, en gobierno ilegal o dictadura constitucional. Sospecho, sin haber leído la sentencia, que la letra del Constitucional servirá para engrosar este discurso. El concepto marco es que este gobierno es ilegal. Y esto me preocupa mucho, sin prejuzgar las intenciones de los magistrados. Efectivamente, su misión es interpretar si en cada caso se ha actuado conforme a la Constitución. Pero el resultado político de esta sentencia es brutal porque ahora sabemos que si se volviera a reproducir una pandemia o cualquier otra catástrofe natural, este gobierno “ilegal” debería decretar el estado de excepción. Qué habría pasado si este gobierno “ilegal” hubiera aplicado entonces el estado de excepción. A mí lo que me preocupa es esto: que se vaya difundiendo la negación de la legitimidad democrática de un gobierno que emana del parlamento. No tengo ningún deseo de que un partido como Vox esté en las instituciones. Están en todos los parlamentos europeos. Ellos tienen sus ideas y están en su derecho a defenderlas; serán en su caso los electores los que tomen las decisiones en unas elecciones. No me parece que haya que tomar medidas restrictivas contra Vox en el arco parlamentario.
-No me refiero tanto a que hagan un cordón sanitario como al hecho de que en ocasiones se ha escuchado o se actuado legitimando la institucionalidad de Vox.
-Otra cuestión es la política de alianzas. Es verdad que en países como Francia o Alemania, las derechas no se han avenido a pactos. Y en el caso de Alemania, desde que en las últimas elecciones regionales la CDU se negó a pactar con la extrema derecha, el partido de Merkel subió. Y en las próximas elecciones federales habrá recuperado posiciones. Es decir, a los conservadores alemanes negarse a pactar con la extrema derecha no les está saliendo mal, les está saliendo bien. Pero esto es para la reflexión del PP en España.
-Y para el PSOE también. Pedro Sánchez se compadeció de VOX, otorgándole visión de Estado, para atacar al PP porque no había apoyado la petición de los fondos de recuperación.
-Luego Vox se arrepintió de esto. Creo que hay que tener posiciones claras. La sociedad es lo que agradece. Esto de Alemania me parece muy icónico. Este partido tiene esta posición y no se mueve de ahí. El ejemplo que pones, no obstante, es cierto. Llevado por el ansia de polemizar con el PP, Sánchez elogió la abstención de VOX. La política parlamentaria tiene muchas curvas. No fue su momento más brillante.
-Hace unos días, Juan Carlos Monedero interpretó la crisis de gobierno como una reconciliación de Pedro Sánchez con el PSOE. ¿La reconciliación se hace a través de los gobiernos o a través de los congresos?
-Yo creo que el detonante de la última remodelación de gobierno está en las elecciones de Madrid, con un resultado malo para la izquierda, evidentemente, pero especialmente malo para el PSOE que salió tercero en esas elecciones. En este momento, el PSOE es tercero en Galicia, en el País Vasco y en Madrid. Cuando quedó tercero en Madrid se encendió una alarma en el tablero del Presidente del Gobierno. En qué sentido: cuidado, el PSOE se está debilitando. Tu liderazgo no impide que el partido se descomponga. Yo creo que Sánchez es consciente de que no puede ganar bien las elecciones solo. Este ciclo tendrá dos años de pandemia y dos de reconstrucción. Para poder ganar bien este ciclo necesita un partido sincronizado, que no se te desmaye. El resultado de Madrid quiere decir que el partido se está desmayando. Y creo que esta es la clave. Y efectivamente, la expresión reconciliarse con el PSOE es muy acertada; yo escribí con más ironía “Sánchez indulta al PSOE” que viene a significar que volvemos a establecer más sintonía, más complicidad Y eso que significa. Pues cambios concretos que volverán a reconectar con mayor intensidad la labor del gobierno con la labor del partido. Se ha quitado a Iván Redondo, un outsider mediático y entra un hombre del partido. También se ha quitado a la ministra de Exteriores que ha entregado su cabeza a Marruecos. No es poca cosa una Ministra de Asuntos Exteriores. Esto ha quedado en segundo plano, eclipsada por Redondo o Ábalos. Pero lo cierto, y es grave, es que se ha pagado la crisis de Marruecos con la cabeza de la Ministra de Asuntos Exteriores.
-La moción de censura en Murcia se ha llevado a mucha gente por delante.
-Yo soy contrario a los asesores de comunicación. En todo caso han de ser como los monjes trapenses. Cuanto menos se les vea mejor. Ya sabemos que están ahí, trabajando. Hay una cierta tendencia a que los asesores de comunicación cobren demasiado protagonismo y yo no creo que eso sea bueno para el sistema democrático, porque al final se da la sensación de que el hombre político está manejado por alguien que piensa más que él. Cuando el asesor de comunicación se cree protagonista de una serie de televisión, cualquier cosa que no funciona se le atribuye a él. El tema de Murcia no fue por culpa de Redondo, pero si todo el mundo cree que los hilos los manejas tú, al final también te haces responsable de lo de Murcia.
-Y si no lo llevó Redondo, ¿quién lo llevó?
-La historia de Murcia fue una historia compleja. El aparato organizativo del PSOE tomo las riendas de este asunto. Además, uno de ellos lo ha reconocido públicamente. Santos Cerdán, entonces Secretario de Acción Territorial. Lo ha reconocido en una entrevista al Diario de Navarra, quince días después. Santos Cerdán era el número dos del Secretario de Organización. “Esto lo he llevado yo y Redondo no tiene nada que ver” llegó a decir, aunque el mochuelo le cayó Redondo.
-¿Esta crisis es el final de un PSOE más preocupado por el relato que por las propuestas y la vuelta de un PSOE más programático?
-Creo que sí. Es la impresión que tengo. Pienso y deseo que es el relanzamiento de rostros nuevos y jóvenes. Es un anuncio de promoción interna y luego hay cuatro ministras nuevas. Habrá que ver el papel político que tendrán. Son voces que van a polemizar con una derecha que tiene como principal referente a Isabel Díaz Ayuso.
-Yolanda Díaz ha estado este viernes Gijón, supo desarrollar los códigos de la institucionalidad con la tradición sindicalista. No parece que eso convenza mucho en Podemos.
-Tu has dado con la expresión clave: la tradición. La política, las pequeñas corrientes políticas, generan tradición. El movimiento obrero tiene tradición. CCOO desde los años 60 ha generado una tradición. El PSOE ha generado una tradición con 140 años. Tienen tradición y ¿eso quiere decir que el PSOE o CCOO son como fueron al principio? Claro que no. No se parecen en nada. A lo largo de los años ha ido creando unos códigos, unas pautas. En realidad, Podemos nace como un movimiento político antitradicionalista. En el momento de crisis política, moral de la sociedad, en 2008, irrumpe para romper el molde. Su propuesta no podía ser otra que cuestionar la tradición. Eso hay tenido unos reflejos electorales, fluctuantes. El problema para Podemos es que aquello que nace queriendo romper con la tradición, está ligado a la propia tradición. Podemos está en estos momentos en un proceso de cambio con la salida de Pablo Iglesias. Yolanda Díaz viene de una tradición que no es exactamente la de Podemos pero que no es incompatible con la de Podemos. Ahí depende de su capacidad para entenderse. En estas situaciones dos se entienden si los dos quieren entenderse y no se entienden si no quieren entenderse.
-Si ella se lo está pensando, es porque todavía no lo entiende.
-Este país tiene una dinámica política muy particular. Si te pones en el horno dos años antes de las elecciones, puedes salir del horno carbonizado. Entiendo que Yolanda Díaz tenga cierta idea y piense que al horno se deberá entrar un poco más adelante. Es comprensible.
-¿Hasta que punto Ayuso se comerá el liderazgo de Casado y qué alternativas se abren para que Feijóo puede ser el próximo candidato del PP?
-Esta legislatura es probable que dure los cuatro años. Díaz Ayuso es la expresión de un momento y una comunidad en la que la derecha partía con posiciones adelantadas y lo que consiguió fue reforzarla. Ha conseguido un liderazgo político muy fuerte y no creo que sea la próxima candidata. Creo que será Casado que, además, orgánicamente está bien sujeto. No será la candidata pero la pregunta es qué querrá hacer ella: ¿apoyar a Casado o procurar que el suelo que pisa Casado sea deslizante?. En el PP hay posiciones y visiones funcionales distintas sobre lo que conviene hacer. Las hay más moderadas o más impulsivas. Pero en cualquier caso, lo que cuenta al final son los resultados. Casado se la juega con los resultados. Y la cuestión es si los que se vislumbran que podrían desear liderar el PP le van a dejar trabajar tranquilamente. Y eso en qué consiste, en estar callado. Yo creo, en este sentido, que Ayuso le pisa a conciencia. No le está ayudando. Le está recordando cada día que aquí, la célebre y famosa es ella. La que la gente en el fondo está esperando: «Casado, eres un telonero». Si esto cunde en la sociedad, le está haciendo mucho daño. Precisamente Sánchez ha dejado meridianamente claro que el líder del PSOE es él y no creo que nadie tenga la menor duda en este punto. La cuestión es si Casado puede llegar al final de la legislatura transmitiendo la sensación de que él es es líder indiscutible.
-¿Qué explica que la socialdemocracia en la península arraigue frente al desplome en el resto de Europa?
-La excepción es la península ibérica. Hay que preguntarse qué tiene la peninsula iberíca que no sucede en el resto de Europa. Portugal y España son los dos países que han sufrido las dictaduras más largas de Europa. Incluso fue más larga la portuguesa. Yo creo que en sendos partidos socialistas existe algo más que un ideario socialdemócrata. Los dos vienen a representar tradiciones políticas con raíces muy hondas que, en el caso de otros países, se han diluido más rápidamente. El PSOE sigue manteniendo una base sociológica de trabajadores manuales. Y votan a PSOE. Hay este vínculo casi de partido de clase. En Francia, el Partido Socialista no tenía este componente de clase, lo votaron funcionarios, la gran masa de funcionarios. El PSOE tiene una distribución de voto y arraigo en sectores de trabajadores manuales que en otros países se han desplazado a la derecha pero que el PSOE ha logrado mantenerlos junto a la clase media. En Portugal pasa algo parecido. Las encuestas en Portugal le dan al Partido Socialista Portugués un 40% de los votos. Sus transiciones representan a partidos con voluntad de llevar a cabo un cambio democrático, graduadista. Yo creo que ahí hay unos capitales políticos que hasta la fecha el PSOE mantiene. Lo que ha visto Sánchez, precisamente, es que el capital socio-político del PSOE puede estar en riesgo desde las elecciones de Madrid. Hay zonas en las que ya se plantea como un síntoma.
Comentarios 1