
El Boletín Oficial del Principado de Asturias (Bopa) publica hoy la «solución asturiana» del Gobierno del Principado al problema del lobo. El programa marco de gestión de la especie para el período 2022-2023, documento que ve la luz hoy de forma oficial, busca un resquicio legal a la situación derivada de la catalogación de la especie en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial (Lespre), decisión recurrida por varias comunidades, entre ellas Asturias.
La extracción de lobos requiere varios informes
La «solución asturiana» al problema del lobo contempla abatir lobos, aunque para ello será necesario que confluyan varias circunstancias, así como aportar informes sobre la situación. Los informes deben ser remitidos al Gobierno de España (Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico) que deberá también realizar un dictamen sobre la actuación. La nueva estrategia para la convivencia de las actividades del medio rural con el lobo y su conservación ya incluye el protocolo para la realización de controles del Gobierno de Asturias. En cualquier caso, desde el Principado se plantea esta solución como algo provisional, en espera del fallo de los tribunales.
La «solución asturiana» en 34 páginas
El nuevo programa marco de gestión del lobo en Asturias para el periodo 2022-2023 publicado hoy en el Bopa desarrolla a lo largo de 34 páginas el detalle de la situación de la especie, el objetivo y la justificación de las acciones planteadas, los métodos de extracción, las condiciones de riesgo y las medidas de control que se aplicarán. De este modo, se contempla una primera extracción conforme a esta normativa de dos ejemplares en el Parque Nacional de los Picos de Europa.

La gestión de la especie se basa en los datos del censo de 2021 (314 lobos distribuidos en 43 manadas) y se organiza en siete zonas: noroccidental, Palo-Esva, suroccidental, centroccidental, central, centroriental y oriental, sobre las que se establecían hasta ahora actuaciones tanto de protección como de extracción de ejemplares. Estas áreas de gestión ya no contemplan cupos, sino que se fija un porcentaje máximo de extracciones para toda la comunidad, en función de la población de lobos estimada, la experiencia acumulada y la bibliografía.