Entrevista al director del Festival de Cine de Gijón

Dos ediciones después el Festival de Cine de Gijón se reencuentra con el público en las salas. Lo hará con una programación oficial más reducida, pero también más pulida para su 59 entrega. El director del FICX, Alejandro Díaz Castaño, considera «fundamental» recuperar la presencialidad y pone en valor el «reducto» que supone el cine independiente frente a la vorágine de fácil consumo de las producciones anglosajonas y las plataformas en streaming. «Las salas ‘de arte y ensayo’ están demostrando ser más resistentes a la pandemia, porque nunca han movido grandes sumas de dinero», ensalza.
El FICX vuelve a las salas de proyección. ¿Hasta qué punto es importante que esa cultura de cine se reencuentre con los gijoneses?
Para los festivales de cine y el sector cultural resulta fundamental recuperar la presencialidad. Las satisfacciones son incomparables con las de cualquier otro formato. Por no hablar de la dinamización cultural y económica del lugar en el que se celebra. Además de contratar personal y empresas proveedoras del sector audiovisual a nivel local y regional, el Festival también atrae a mucho público de otras latitudes. Un ejemplo: acabamos de gestionar 270 entradas para un cineclub que va a visitarnos desde fuera de Asturias. Esas personas no solo vendrán a ver películas del FICX, sino que también se alojarán, comerán, harán compras por Gijón… Y se trata de un perfil de turista cultural civilizado, cuya visita creemos interesante promover.
¿Ha dejado la pandemia en jaque a las salas? ¿Se recuperarán de este revés?
Están en una situación difícil. Así nos lo hacen saber muchos exhibidores y distribuidores. La pandemia ha afectado en mayor medida a los agentes implicados en el cine comercial que a aquellos que componen el circuito alternativo de exhibición de cine de línea más autoral. Dicho de otro modo, las salas “de arte y ensayo” están demostrando ser más resistentes a la pandemia, porque nunca han movido grandes sumas de dinero.
«Es fundamental recuperar la presencialidad. Dinamiza la ciudad y atrae público de otras latitudes«
¿Es una asignatura pendiente una mayor integración del festival en la ciudad? Que se respire en mayor medida por sus calles ese ambiente de cine, como sucede en San Sebastián, por ejemplo
El Festival de San Sebastián, con el que colaboramos a través de la sección conjunta Crossroads, es uno de los tres ó cuatro más importantes del mundo y un modelo de cómo hacer las cosas bien. Su presupuesto es aproximadamente diez veces superior al del FICX. Y las entradas individuales del Zinemaldia tienen un precio medio superior a 8 euros, algo que resultaría insostenible en Gijón. Aunque nos unen muchos objetivos, son modelos muy diferentes de festival. Creo que en el FICX también se respira un buen ambiente cinéfilo por las calles de la ciudad. Eso sí, un ambiente propio de festival de cine independiente y de autor, que tiene un target de público bastante específico.
El festival mantiene también la plataforma online que le ‘salvó’ durante la pandemia. ¿El streaming es una oportunidad para dar un salto hacia adelante?
La edición de 2020 pudo celebrarse gracias al trabajo e implicación de todo el equipo del Festival, que dio respuesta a una situación inédita en tiempo récord y con unos resultados difícilmente mejorables. El visionado online forma parte del FICX desde hace cuatro años, cuando creamos nuestro propio canal de streaming en FILMIN. La ampliación de este servicio con la aparición de FICX.TV en 2020 permitió que la cinefilia tuviese oportunidad de disfrutar en sus casas de los estrenos del Festival pese a la imposibilidad de realizar proyecciones presenciales. También logramos llegar a personas con movilidad reducida y convalecientes. Recibimos muchos mensajes de apoyo y agradecimiento al respecto. Eso nos impulsa a continuar desarrollando estas herramientas.
¿Considera una amenaza para las salas de cine plataformas como Netflix, HBO…?
La respuesta es compleja. Parece inevitable que las salas y las plataformas convivan. Las salas han sobrevivido a la aparición de la televisión, primero, y del video y el DVD después. Pero sus armas para sobrevivir durante las pasadas décadas han priorizado lo tecnológico y lo pirotécnico y han orillado otros elementos, como lo artístico y lo reflexivo. Los festivales y los circuitos alternativos de exhibición somos un reducto para esta forma de entender el cine: como un medio de expresión de ideas y reflexiones además de un entretenimiento. Resulta importante que ofrezcamos proyecciones acompañadas de presentaciones, encuentros, debates, guías didácticas y todo tipo de complementos que ayudan a generar una cultura alrededor del audiovisual que no sea de usar y tirar.
El cine independiente cada vez tiene más demanda, sobre todo gracias a internet. Aumentan los consumidores en proyecciones, por ejemplo, coreanas. Me viene a la cabeza ‘Parásitos’, que formó parte del FICX. ¿Puede ayudar a crecer esta tendencia al festival?
Tanto el FICX como otros festivales de nuestro país ya habían proyectado películas de Bong Joon-ho antes de su triunfo en los Oscar con ‘Parásitos’. Nos suele ocurrir. Por el Festival de Gijón pasaron Abbas Kiarostami, Todd Haynes, Claire Denis o Darren Aronofsky… cuando apenas eran conocidos por nadie. El caso de ‘Parásitos’ ha ayudado a que una parte del público no habitual de los festivales tome contacto con propuestas que manejan unas coordenadas distintas a las de las grandes producciones anglosajonas. Creo que su éxito ha beneficiado no solo a los festivales, sino al tejido de distribución independiente en general.
«‘Parásitos’ ha ayudado a que una parte del público no habitual de los festivales tome contacto con propuestas que manejan unas coordenadas distintas»
Hablan este año de una programación más corta, pero también más cuidada. ¿Por qué se ha decidido esta apuesta?
Trabajar hasta el último detalle en la imbricación entre películas y secciones nos está convirtiendo en un festival único a nivel internacional. Cuando un certamen cede a la tentación voraz de sobredimensionar su programa corre el peligro de que, a la par que acumula películas como si fuesen trofeos de caza, su identidad comience a difuminarse. De convertirse en una especie de “juegos reunidos” que contraprograma las secciones. Es complicado decir “no” a una distribuidora potente y a cineastas de renombre, pero es necesario hacerlo cuando la película no está a la altura o no encaja en el planteamiento artístico que vertebra las secciones. Tenemos claro que queremos ser un festival de filtro y no de acumulación. Con un orden al torrente audiovisual del presente. Un festival en el que es posible descubrir cineastas que se acabarán consagrando internacionalmente y mostrar películas que en muchos casos no llegarán a verse en España. Por ejemplo, el 95% de las películas que compiten en la Selección Oficial Retueyos y en Tierres en Trance no cuentan con distribución comercial asegurada en nuestro país, aunque muchas de ellas la alcanzarán tras su presentación en Gijón. Una de nuestras colaboradoras dice que en el FICX programamos “cine no algorítmico” y creo que es una buena forma de definir lo que estamos haciendo.
¿Puede dar en cifras lo que supone esa reducción en cuanto a pases y número de películas en el programa?
Este año la reducción es de un 20% aproximadamente en cuanto a títulos, incluyendo largos y cortos. En cuanto a los pases es un poco mayor, porque aún hay salas con limitaciones de uso por cuestiones de seguridad relacionadas con la pandemia, y porque el Teatro de la Laboral acogerá varios conciertos de nuestros socios del Gijón Sound Festival.
¿Cómo afectará esta remodelación a la recaudación?
La recaudación siempre es una incógnita, y lo es aún más en tiempos tan complicados como el actual. Pero calculamos un ascenso importante respecto a la obtenida en 2020.
«Sobredimensionar el programa y acumular películas como si fuesen trofeos de caza puede difuminar la identidad de los festivales»
¿Qué secciones serán la punta de lanza en esta edición?
Todas ofrecen joyas a descubrir. Tienen coherencia interna y dibujan trayectos únicos en el panorama audiovisual contemporáneo. Tienen una personalidad muy definida, además de resultar abarcables y comprensibles. Cineastas que estrenan en Gijón saben que su película va a competir con otras nueve y no con más de veinte. Saben que su película va a formar parte de una pieza de orfebrería audiovisual única y que, dentro de ella, gozará del protagonismo que merece. En ese sentido la Selección Oficial Retueyos nos parece imbatible este año, aunque como digo todos los apartados tienen particularidades que los hacen únicos.
¿Alguna recomendación? ¿Qué películas van a ser imprescindibles en el FICX? Alguna pista.
Recomiendo todas y cada una de las sesiones del FICX. Hay algunos títulos clave como ‘We’re All Going to the World’s Fair’ y ’18 ½’, dos de los grandes estrenos auténticamente indies del cine estadounidense de la temporada, a los que se une ‘Zeros and Ones’ del neoyorkino Abel Ferrara, actualmente expatriado en Europa. En la competición Albar nos reencontramos con cineastas de la talla de Catherine Corsini, Radu Muntean, Bruno Dumont, Maria Speth, Avi Mograbi o Hong Sangsoo, este último por partida doble. En Tierres en Trance se estrena ‘Palestra’, una de las películas más gloriosamente punkis de los últimos tiempos. Y luego tenemos acontecimientos como la premiere española de ‘El Planeta’ de Amalia Ulman, película rodada íntegramente en Gijón que acaba de ser nominada a dos Gotham Awards, inclusive Mejor Guión, donde Amalia comparte candidatura con Paul Schrader, Maggie Gyllenhaal o Sean Baker nada menos. El ‘Planeta’ es una de las mayores sorpresas cinematográficas del año a nivel internacional sin ninguna duda.
¿Contemplan alguna novedad importante en la programación con respecto a otros años?
No hay novedad más importante que la vuelta a las salas. Ni más ansiada. Destacaría la división de Esbilla, una de nuestras secciones más veteranas, en tres apartados: ‘Espectru’, que incluye grandes premieres en España; ‘Equí’ y n’otru tiempu’, dedicado a un cine apegado a lo real; y ‘Midnight Xabaz’, en la que disfrutaremos de obras que redefinen los géneros cinematográficos clásicos.
«La recaudación siempre es una incógnita en tiempos tan complicados, pero calculamos un ascenso importante respecto a 2020»
También van a sacar un libro en papel. ¿En qué va a consistir?
El libro se titula ‘Los cines por venir’, su autor es Jerónimo Atehortúa y lo publica la Editorial Muga, afincada en Gijón, en colaboración con el FICX. Es una reflexión sobre el cine contemporáneo a través de conversaciones con cineastas, en algunos casos habituales del FICX, como Víctor Erice, Lucrecia Martel, Carlos Reygadas, Kelly Reichardt, Radu Jude, Albert Serra, Pedro Costa o Albertina Carri.
Sobre el polémico reportaje en JotDown. ¿le ha decepcionado esa forma de proceder en una revista de tanto prestigio entre los cinéfilos?
El texto no reflejaba en absoluto la realidad y el ambiente que se vivió durante la pasada edición del FICX, la cual fue un rotundo éxito pese a lo adverso y cambiante de las circunstancias. Pero, pasado el estupor inicial, lo cierto es que el recorrido que tuvo aquello fue cortísimo.
¿Cómo puede la academia del FICX despertar nuevos talentos para la ciudad?
Estamos muy satisfechos con el modo en que se han desarrollado las clases de la Academia FICX este primer año. Hemos tenido dieciocho alumnos y alumnas fruto de una selección llevada a cabo con la complicidad del CISLAN entre más de una treintena de candidaturas. El alumnado le ha transmitido a Juan María Zorrozúa, coordinador de Academia FICX, su entusiasmo general con el curso, que es un auténtico máster audiovisual de los que pueden llegar a costar cientos de euros… Ahora estamos dando los siguientes pasos del plan integral del que forma parte Academia FICX: Presentación de proyectos en el LAB de nuestras jornadas de industria, FICX Pro, y sesiones de mentoring individual. Es una de las iniciativas más ilusionantes y que más satisfacciones me están dando en mi segunda etapa en el FICX y tengo que agradecer a Lara Martínez, Directora Gerente de Divertia, su absoluta confianza en el proyecto desde el primer minuto, pues sin su apoyo jamás podría haberse hecho realidad.