Inaugurado en 1983, marcó un hito en la ingeniería mundial al convertirse en el puente atirantado con el vano más largo del mundo

En la frontera entre León y Asturias se alza un monumento de ingeniería que despierta admiración y, por qué no, comparaciones con el icónico puente Golden Gate de San Francisco. Su nombre oficial es Puente Ingeniero Carlos Fernández Casado, aunque popularmente se le conoce como el puente sobre el embalse de Barrios de Luna.
Este puente, diseñado por Javier Manterola e inaugurado en 1983, marcó un hito en la ingeniería mundial al convertirse en el puente atirantado con el vano más largo del mundo, con una longitud de 440 metros, como recuerda la publicación España Fascinante. Aunque en 2015 fue superado en este récord por el Puente de la Constitución de 1912 en Cádiz, también obra de Manterola, el Puente Ingeniero Carlos Fernández Casado sigue siendo una joya de la arquitectura española.
La estructura del puente, compuesta por dos pilares que dividen la construcción en tres vanos, destaca por sus dimensiones impresionantes: dos vanos laterales de 66 metros y un vano central de 440 metros, con una longitud total de 643 metros y una anchura de 22 metros, que permite la circulación de cuatro carriles, dos en cada dirección. Pero más allá de las cifras, son las dos imponentes torres principales del puente las que captan la atención. Con una altura que supera los 100 metros y un total de 220 tirantes entre los delanteros y los traseros, estas torres se erigen como símbolos de la ingeniería moderna. Y es que el puente no solo cumple una función práctica al facilitar el tránsito de la autovía Ruta de la Plata (AP-66) sobre el embalse de Barrios de Luna, sino que también se ha convertido en un ícono de la zona, atrayendo la atención de turistas y amantes de la arquitectura.