La regidora encabeza el acto de descubrimiento de la placa instalada en El Natahoyo en memoria de la difunta, que fue concejal de IU, presidenta de la Asociación Vecinal ‘Atalía’ del barrio, y fundadora de la Federación de Asociaciones Vecinales de Gijón

Nunca es tarde para reconciliarse con el pasado. Máxime cuando la voluntad de hacerlo es compartida con todas las partes. Y este jueves Gijón ha dado un paso en esa dirección, haciendo cumplido pago a cierta deuda contraída por la ciudad con su ayer, y dilatada durante cuatro años. Porque hoy, en el cruce de las calles José Manuel Palacios y Cortes de Cádiz, autoridades municipales y representantes del movimiento social y vecinal gijonés han inaugurado la placa instalada en dicho punto, erigida en memoria de Carmen Álvarez (1937-2021). Un emotivo gesto más que merecido para reconocer a quien fuera concejala de Izquierda Unida (IU) en el Ayuntamiento, aunque recordada sobremanera por su presidencia de la Asociación Vecinal ‘Atalía’ de El Natahoyo, y por haber formado parque del equipo fundador, hace diez años este mismo miércoles, de la Federación de Asociaciones Vecinales (FAV).
«Es un acto de justicia con mayúsculas», no ha dudado en declarar la alcaldesa de la ciudad, Carmen Moriyón, acompañada por el coordinador de IU, Alejandro Farpón; por el actual presidente de la Asociación ‘Atalía’, Álvaro Tuero; por su homólogo de la FAV, Manuel Cañete, y por representantes de los Grupos Municipales del PSOE y de IU. No obstante, la presencia más aplaudida ha sido la de la hija de la homenajeada, Isabel, encargada de descubrir la placa. La misma pieza que resume la biografía de Álvarez recordándola como «vecina ilustre de El Natahoyo, mujer valiente y comprometida con la justicia social. Su lucha incansable contra la dictadura franquista en los años 60 y 70, junto a su dedicación para mejorar nuestro barrio, dotándolo de servicios y espacios públicos esenciales, la convirtieron en un referente de entrega y perseverancia. Fiel a sus ideas, de carácter cercano y dialogante, Carmen deja un legado de esfuerzo, solidaridad y esperanza para quienes tuvimos la suerte de compartir su camino. Su espíritu seguirá vivo en las calles y en los corazones de su gente. Tu barrio no te olvida».
«El verbo luchar es el que mejor define una trayectoria vital indisolublemente ligada a Gijón y al barrio del Natahoyo», ha continuado Moriyón, poniendo el foco en el compromiso de la fallecida en la lucha por «las libertades que hoy disfrutamos; pagó con su propia libertad por ello, desde muy joven haciendo frente a la dictadura franquista». Un carácter combativo muy oportuno de rescatar cuando restan menos de dos jornadas hasta el Día Internacional de la Mujer, y que, a juicio de la regidora, se hizo patente en los Plenos municipales en los que participó Álvarez, y en sus periodos como representante del tejido vecinal, tanto de El Natahoyo como del conjunto del entorno urbano de Gijón. «Tuvo en sus desvelos a su ciudad y a su barrio», ha proseguido Moriyón, despidiéndose con una sentencia clara: la de que «a su hacer como líder vecinal debemos en buena medida que El Natahoyo sea hoy lo que es, y tenga el brillante futuro que tiene por delante».
Por su parte, Farpón ha compartido con los presentes que «Carmen fue una comunista, una militante del Partido de Izquierda Unida que empeñó su vida en construir una ciudad y una sociedad mejor», y ha puesto particularmente en valor su papel pionero en el movimiento vecinal, su lucha por el derecho a una vivienda digna y su compromiso con la solidaridad internacional. «En una época en la que la política y la participación ciudadana estaban dominadas por los hombres, Carmen abrió camino demostrando que las mujeres no solo tenían derecho a estar, sino que eran fundamentales en la construcción de alternativas», ha incidido, añadiendo, al hilo de los actuales problemas que aquejan al mercado inmobiliario español, asturiano y gijonés, que Álvarez, «pensaba, como pensamos nosotros ahora, que la vivienda no es un lujo, ni un bien para la especulación, sino un derecho indispensable para desarrollar un proyecto de vida digno».
También Tuero, en nombre de ‘Atalía’, ha tomado la palabra para reflexionar sobre un detalle: que Álvarez representa, sobre todo, «a la mujer valiente», y más en la década de los 60, «al luchar contra la Dictadura desde la primera línea, cuando salía a repartir panfletos sin saber si volvería a casa, o sería detenida, o saliendo a recaudar dinero para los mineros en la ‘huelgona0 del 60». Méritos todos por los que «sigue siendo hoy, a pesar de su muerte, un referente de esfuerzo y lucha social por los barrios». Por fin, ha sido Isabel, hija de Álvarez, la que se ha hecho con el micrófono para relatar que, aunque su madre huía de protagonismo, estaría «muy contenta» con este homenaje. «Siempre vivió luchando, pero no protagonizando nada, pero para nosotros, para su familia, es un orgullo el día de hoy, es un orgullo», ha indicado. Y ha finalizando destacando que, por encima de cualquier otro apunte, «se hacía querer por sus luchas, sobre todo, y por ayudar siempre a los demás».