La expresidenta de Madrid afirma que la revuelta obrera de 1934, primero, y la contienda de 1936, después, estallaron porque «el Partido Socialista no acepta la alternancia de poder», y les acusa de intentar dar «un golpe de Estado»
Al césar, lo que es del césar: no es tarea fácil estudiar Historia. Ni del mundo, ni de España, ni tan siquiera de Asturias. Tantos nombres, tantos hechos, tantas fechas… En fin, es necesario albergar cierta pasión, mucho interés y, sobre todo, mucha objetividad para asimilar el aluvión de información que los miles, millones de años de la Humanidad han ido acumulando a lo largo del tiempo. Pero hay alguna que otra equivocación, llamémoslo así, capaz de provocar el sonrojo de unos y otros. Y parece que la expresidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, ha incurrido en uno de ellos. En un acto organizado el domingo por Nuevas Generaciones del PP en la capital española, con motivo del 90º aniversario de la instauración de la Segunda República, la antigua dirigente regional llegó a calificar la Revolución de Asturias de octubre de 1934, uno de los episodios de la huelga general revolucionaria de ese año, como un «golpe de Estado» orquestado por el PSOE e, incluso, como el inicio mismo de la Guerra Civil que se desataría en 1936.
La aludida situó las elecciones generales de noviembre de 1933, primeras en España en las que pudieron votar las mujeres, como el punto de partida de aquellos problemas. «Como el PSOE iba muy mal» en la carrera por aquellos comicios, «la derecha arrasa». Y sí, es cierto que tanto los republicanos de izquierdas como los socialistas fueron abrumadoramente derrotados por las fuerzas centristas y de la derecha. Lo que no parece tan demostrado es que, como sentenció Aguirre, la frustración por el resultado en las urnas llevase al PSOE a intentar «un golpe de Estado», en la forma de la revolución del 34. Es más, hoy se acepta como cierta la opción de que fue la entrada en el nuevo Gobierno de diputados de la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA), y el temor a que aplicasen medidas represivas contra la clase obrera (como había ocurrido en Austria), lo que sirvió de aliciente al PSOE, a la UGT y, en Asturias, también a la CNT para activar la revolución. Detalles todos que Aguirre obvía, limitándose a apuntar que «el Partido Socialistas no acepta la alternancia de poder«.
Pero no queda ahí la ‘lección’ de Historia de la expresidenta madrileña. Valiéndose de la ‘chuleta’ que estaba siguiendo en una tablet, la protagonista del momento llega a sentenciar que todo lo anterior «es el origen de la Guerra Civil«. En el tintero quedan eventos tan cruciales como la creciente inestabilidad política, las reformas de Azaña, el golpe de Estado de julio de 1936 y tantos otros episodios nacionales. Todos, como suele decirse, se los llevó el viento…