El tabloide británico enfatiza de esta localidad, archiconocida entre los nativos pero no siempre ponderada por los foráneos, sus «verdes colinas», su gastronomía y su «ritmo vital lento, incluso en verano»
Mal que les pese a muchos, preocupados por la creciente presión turística sobre la región, Asturias continúa ganando terreno entre las preferencias vacacionales de quienes habitan fuera de las fronteras españolas. Algo que, por otra parte, tampoco resulta extraño. Sus hermosos paisajes, mundialmente reconocidos; su equilibrada combinación de mar y montaña, apta para todos los gustos; su rica oferta lúdica y cultural estival, ligada a una historia a menudo desconocida y fascinante, y su siempre celebrada gastronomía la han convertido en una auténtica joya para aquellos que buscan no sólo explorar rincones nuevos, sino también huir de las altas temperaturas que, cada vez más, son la tónica veraniega en demasiadas regiones del globo. Ese interés por el Principado ha regresado al diario británico ‘The Guardian’, cuyos redactores han fijado su atención en una población concreta de la provincia. Y no, esta vez no se trata de la monumental Oviedo, de la populosa Gijón o de la laureada Cudillero. La localidad que ha cautivado al longevo tabloide británico no es otra que… Luarca.
La misma elección del titular, que define la aldea pesquera como «un secreto estival en la fría costa norte de España», da la medida del tono general del extenso reportaje, publicado en la edición digital de dicho periódico y firmado por la reportera Alyssa McMurtry. Esta última no escatima en elogios hacia Luarca, aunque hay un aspecto concreto que le ha resultado positivamente sorprendente: la ausencia de masificación. «Había asumido que los mejores pueblos costeros estarían abarrotados de gente y serían caros, pero estaba equivocada«, comienza, celebrando no sólo la tranquilidad que esa circunstancia anómala proporciona, sino también el «ritmo vital lento, incluso en verano», que el lugar demuestra e invita a abrazar. Por descontado, la oferta gastronómica es otra de las piezas clave del favorable puzle compuesto por McMurtry, si bien, nuevamente, con un detalle atípico: «en muchas ciudades turísticas españolas es mejor no comer en el paseo marítimo, para evitar que te estafen«, pero el de Luarca «alberga muchos de sus mejores restaurantes«. Y cita como ejemplos La Montañesa del Muelle, El Barómetro y La Perla Negra, tres veteranos de la red culinaria luarquesa.
Con todo, en un análisis de estas características no podía faltar la referencia a los paisajes, tanto naturales como erigidos por el hombre… Otro punto en el que la redactora de ‘The Guardia’ se prodiga en elogios. Desde sus acantilados y playas, como Otur, Portizuelo o Barayo, hasta sus montes y llanos, pasando por el icónico cabo Busto, tales accidentes conforman, en opinión de McMurtry, un todo armónico, bello y seductor, aderezado por construcciones emblemáticas como el Museo del Calamar Gigante o la antigua rula. «Es la naturaleza, el mar, la arquitectura… No hay palabras para describirlo, pero es muy tranquilo y tiene una cualidad espiritual«, resume la periodista. Con semejantes ingredientes, no es de extrañar que su balance final incluya una referencia a Luarca como «la anti-Ibiza de España«.