Los vecinos, que han trasladado esta situación a la Fiscalía, el Juzgado de Guardia de Mieres y el Ayuntamiento, afirman que «sobreviven en la oscuridad» y «rodeados de heces y orina»

Preocupación por el estado de siete perros, dos adultos y cinco cachorros de un mes, en Morcín. «Sobreviven en la oscuridad, en condiciones de abandono total, rodeados de heces y orina en una chabola insalubre», explica Ann Peene, una de las dos vecinas que han acudido en los últimos días al lugar a llevar comida a los animales, en concreto «pollo, arroz, pasta y agua limpia para que no caigan en lo crítico». «Los adultos, encadenados, llevan así desde hace mucho tiempo, salvo cuando en el pasado han logrado escaparse por hambre. La madre está muy delgada. Apenas reciben alimento, no de forma regular (cada 2 o 3 días) ni adecuada (pan duro) ni suficiente (media baguette para dos perros de más de 45 kilos)», afirma.
«El encierro permanente de la madre junto a su propio hijo macho ha derivado en una camada incestuosa» y «las heces blandas que pisan continuamente suponen alto riesgo de enfermedades, sobre todo ahora que los cachorros ya caminan. Carecen de agua limpia disponible en todo momento y hay indicios de que reciben menos de un litro al día, con alto riesgo de deshidratación». Los cachorros «ya buscan comida en el suelo, en lugar de poder mamar», y las vecinas sospechan que el hermano del adulto podría muerto envenenado por medicamento ansiolítico para consumo humano.
La situación ha sido denunciada a Fiscalía de Oviedo (hace un mes), en el Juzgado de Guardia de Mieres (el martes) y también en el Ayuntamiento de Morcín (el viernes), «pero lamentablemente hasta la fecha no se ha adoptado ninguna medida efectiva». Tampoco, afirman, desde el Servicio de Protección de la Naturaleza (SEPRONA), al que se le comunicaron hace meses las circunstancias. «Estos animales no pueden esperar más. Urge su retirada inmediata por medidas cautelares, antes de que la situación se convierta en otra tragedia», exigen estas vecinas que, aseguran, su dueño, «plenamente consciente de la situación de sus animales, asiste a rallies y pasa largas horas en bares, con dinero para eso, pero no para dar de comer a sus perros. Tiene otra perra en su domicilio que apenas ha pisado la calle en los últimos 5 años».