Los vecinos de las calles Peñalba y Campo Sagrado tratan de recuperar la calma después de que esta tarde un hombre acabase con la vida de F. J. R. T., propietario de la inmobiliaria Golden Star
«Ni siquiera echó a correr; se quedó en medio de la calle, cuchillo en mano, mientras el otro de desangraba». Semejante frase podría corresponderse con la descripción de alguna secuencia cinematográfica, pero no. Así es como varias de las personas presentes en la intersección de las calles Peñalba y Campo Sagrado presenciaron esta misma tarde el apuñalamiento hasta la muerte de F. J. R. T., de 55 años, propietario de la Inmobiliaria Golden Star, por parte de un hombre que, poco después, era detenido por las autoridades. Una dramática sucesión de acontecimientos que, con toda seguridad, pocos de quienes la presenciaron lograrán olvidar.
Eran alrededor de las dos cuando la víctima llegaba a la primera de ambas arterias, a bordo del turismo oficial de la empresa, totalmente desconocedor de que, a escasos metros de su negocio, su agresor le aguardaba. «Estuvo esperándole un rato, en la calle, yendo de un lado a otro; tendría unos cincuenta años, era calvo, con barba y gafas, y no le habíamos visto en la vida», narran los parroquianos, muchos de ellos concentrados en el cercano Café Peñalba. Inmediatamente después de que F. J. R. T. abriese la puerta del vehículo, el atacante se abalanzó sobre él y le apuñaló en el cuello. El herido, que «sangraba muchísimo», aún pudo abandonar el coche y, dejando a su paso un reguero de sangre, llegar a la inmobiliaria, ocupada en ese momento por algunos familiares y empleados. Tras varios segundos dentro, volvió a salir y se desplomó en la acera. Por su parte, el atacante, ahora sí, echó a andar calle Peñalba abajo.
Varios de los presentes no tardaron en converger sobre el herido para prestarle ayuda, e incluso el propietario de la cafetería, que lo recuerda como «un hombre agradable, tranquilo y muy familiar por aquí», salió a la carrera equipado con varias servilletas de papel con las que intentar detener la hemorragia. Al mismo tiempo, a la zona llegaron efectivos de la Policía Nacional, de la Local y personal sanitario. Y si bien los primeros lograron capturar al presunto criminal pocos minutos después, los segundos nada pudieron hacer por salvar la vida del acuchillado. Rodeado por una nube de agentes de ambos cuerpos policiales, y tras ser sometido a las pertinentes labores de recogida de pruebas, el cuerpo fue levantado poco antes de las cuatro y cuarto, y trasladado al Instituto de Medicina Legal de Asturias.
La investigación, por su parte, sigue abierta, aunque no han tardado en proliferar en el barrio las teorías más peregrinas acerca de la posible razón del ataque. A la espera de que ese punto se esclarezca, lo que es innegable es que lo ocurrido ha revolucionado a los habitantes del barrio, sobremanera al haberse producido a la hora de salida de los centros escolares. Así, varios de los padres del alumnado del cercano colegio de la Inmaculada Concepción intentaron por todos los medios que sus hijos no fuesen testigos de la escena, poblada de uniformados y bañada de sangre, aunque no pocos de los menores fueron testigos, voluntarios o no, de las consecuencias de un crimen que nadie podía prever.