¿A quién se dirige Ana González? ¿se dirige a la dirección local y regional de su partido? Es más probable
Los ocho años de Carmen Moriyón fueron un tiempo lentificado, de estaciones en el cielo y una vida convivencial a la que nos fuimos haciendo tranquilamente. En cambio, querido y desocupado lector, Ana González nos ofrece paternalismo, beligerancia, rupturismo y su presencia constante en todos los memes y todas las salsas, armada de los votos necesarios para romper cualquier consenso, sin que eso garantice el cumplimiento de sus compromisos. El fallo de la derecha regionalista en esta ciudad fue gobernar sin ofrecer nada, salvo un descapotable y un poco de pavimento colocado en el momento oportuno y en el lugar adecuado. Ahora las encuestas les ofrecen un nuevo impulso, a costa del sacrificio de Ciudadanos. Lo más preocupante es que VOX duplica su representación y sería necesario para apuntalar un gobierno con Foro y PP.
Al gobierno local del PSOE le falta equipo, a ese equipo le faltan seguidores y los seguidores sólo aspiran a que no se les estropee el frigorífico. No saben si para eso será necesario que el socialismo de la alcaldesa se sustancie en proyectos realizables, creíbles, capaces de generar consensos y menos crispación, pero sí saben que el enfrentamiento y la condescendencia con la que se inclina en el trato a la oposición y los vecinos empiezan a ser inasumibles por el conjunto de la ciudadanía. El talento, los cuadros políticos socialistas de Gijón, están apartados por el sanchismo y de eso se resiente, tal y como reconoce la última encuesta del Asturbarómetro, que explica muy bien cómo crece la derecha en detrimento de la izquierda. No podemos apuntarnos a un socialismo que nos invita a empezar otra vez desde el principio, como una canción de Cole Porter, cuando lo que demanda la gente es empleo.
Ha dicho Ana González, en entrevista al diario El Comercio, que su deseo es repetir otro mandato, pues no hay proyecto político que se pueda realizar sin, al menos, ocho años de plazo. Entonces nos preguntamos a quién se dirige la regidora con esas declaraciones. ¿Se dirige a los lectores? No parece que sea el caso pues, querido y desocupado lector, aún quedan dos años para los siguientes comicios y nosotros todavía estamos aceptando que no hemos tenido vacaciones. ¿Se dirige a José Ramón García, proclamado candidato a la secretaria local de su partido? Tampoco, pues Monchu confía en ganar el próximo congreso con una alcaldesa que comience a ser capaz de gobernar con los socialistas de su propio partido, limando decisiones de tanta verticalidad y apostando por un sentido más orgánico de la acción política del Ayuntamiento. Llegados a este punto, entonces ¿a quién se dirige Ana González? ¿se dirige a la dirección local y regional de su partido? Es más probable. Excusatio non petita, accusatio manifesta.
Ciertamente, en los mentideros del PSOE hay quien afirma que la actual dirección local del partido está pensando en resituar nuevamente a Alberto Ferrao en la vida política local. La dirección del partido en este artículo no es Iván Ardura, que tratará de vender su no-gestión como la gran gestión de estos últimos cuatro años en la agrupación socialista de Gijón, durante los debates del próximo congreso. El aparato son los otros, parafraseando a Sartre. No sería extraño ver al chico de Adriana Lastra de regreso, principiando en algún bolo político, después de su «retiro personal», para disgusto de la alcaldesa.
Por otra parte, a nadie pasa desapercibido que Miguel Barrero haya sido nombrado vicepresidente de Divertia. Hay quien podrá justificarlo como una cuestión meramente burocrática, sin ningún valor ni significado. Pero a estas alturas de la película, nadie se cree que a Barrero le hayan otorgado ese puesto, sencillamente porque pasaba por ahí. El nombramiento le concede más poder y contraviene el principio de no acumular cargos. Desde hace unas semanas, Miguel Barrero es todo un director de la Fundación Municipal de Cultural y todo un vicepresidente de Divertia. El que afirmara en su día que no era el concejal de cultura bis, confirma lo que todos pensábamos entonces: efectivamente, siempre fue el concejal de cultura bis y ahora lo es más que nunca.
Mientras tanto, el sanchismo asturiano debate qué hacer con Ana González, qué hacer con Iván Ardura, qué hacer con el partido en Gijón, a sabiendas de que Monchu ha dejado muy claro a todos los actores de la función que su candidatura es irrenunciable, que el consenso con los sanchistas pasa por aceptar su candidatura y que, después de tantos desprecios, tantos desplantes y tanto sectarismo, todos suman, pero es fácil comprender que unos sumarán más que otros a la hora de confeccionar una ejecutiva local, en la nueva etapa política que se avecina.
Finalmente, el último asturbarómetro verificaba el empate técnico entre la izquierda y la derecha. En esa incertidumbre, ¿la alcaldesa admitiría gobernar el Ayuntamiento condicionada por una nueva dirección política que reclama su participación en las grandes decisiones de la ciudad? Dicho de otra manera, ¿se imaginan, un suponer, a Ana González consultando a su secretario local si en Gijón debe o no debe haber toros? Yo tampoco. Si por algo se ha caracterizado la exconsejera de Educación y Cultura ha sido por tensionar el partido cuando debía someterse a su disciplina, en su malograda etapa de gobierno junto a Javier Fernández. Si Monchu gana el congreso, la FSA y la Agrupación Socialista tendrán el reto de resolver este problema para evitar un descalabro institucional. Quién sabe, a lo mejor es necesario convocar un sanedrín para depositarla en una Secretaría de Estado o en una Dirección General. Veremos.
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