Salvamento Marítimo llegó a desplegar la lancha ‘Salvamar Rigel’ y uno de sus ‘Helimer’ para buscar al sujeto que, sin embargo, apareció sano y salvo deambulando por otra zona de la ciudad
Media Cimavilla volvía a dirigir su mirada al Cerro de Santa Catalina esta madrugada, ante el temor de que se hubiese producido una nueva tragedia allí; sin embargo, por suerte, todo fue una falsa alarma. Pasada la medianoche efectivos de la Policía Local, de la Policía Nacional, sanitarios y bomberos, apoyados desde el aire y la mar por Salvamento Marítimo, iniciaron un dispositivo de búsqueda para tratar de localizar a un joven que llevaba desaparecido desde la tarde de ayer y que, creía su familia, podría haber tenido intenciones autolesivas. El muchacho, no obstante, no se hallaba allí, y fue encontrado horas después sano y salvo, deambulando por el interior de la ciudad.
Las alarmas saltaron alrededor de las 0.15 horas, después de familiares y amigos del sujeto denunciasen su desaparición; en la llama se trasladó al 112 que el Cero era, a juicio de sus allegados, la zona más probable en la que podría estar. El despliegue no se hizo esperar; por tierra, agentes policiales y bomberos comenzaron a peinar la zona, abarcando desde el propio alto hasta la punta Liquerique, mientras que Salvamento Marítimo hizo despegar uno de sus helicópteros ‘Helimer’, y botó la embarcación ‘Salvamar Rigel’. No obstante, para cuando el apoyo aéreo y marítimo llegó a la zona algunos amigos del joven, que mantenían contacto con él por WhatsApp, ya habían confirmado que se encontraba en tierra firme. Poco después se consiguió que informase de su posición; la Policía Nacional acudió allí y, tras identificarle, lo devolvió a su domicilio.
El conato de suceso, no obstante, puso más de un corazón en un puño, y no sólo entre los más cercanos al desaparecido. Vecinos de la zona se confesaban temerosos de que, una vez más, Santa Catalina se hubiese convertido en escenario de un drama con final trágico. Y, como ocurriese en ciudades bombardeadas durante la Segunda Guerra Mundial, como Londres o Berlín, tampoco escasearon quienes recurrieron al humor para combatir ese temor, invitando a que, «si esta racha sigue así, tendrían que poner una máquina para coger la vez. Menudo año llevamos…».